Un blog de mitos, leyendas, costumbres y tradiciones de México

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Haciendas del Altiplano, historia(s) y leyendas. De la Independencia a la Revolución. Tomo II.

Ya está publicada la segunda edición de este trabajo de investigación originalmente publicado en 2010. Ahora, Homero Adame hizo una reestructuración de contenido y de diseño, agregó material inédito para quedar en 25 haciendas de las más de 150 que recorrió durante el trabajo de campo, esas que tuvieron su origen en la época virreinal, pero que se fragmentaron con el México independiente y dieron pie al surgimiento de nuevas haciendas, esas que tuvieron un esplendor de 100 años aproximadamente, pues posterior al tiempo de la Revolución se disolvieron con la repartición ejidal. Un primer tomo de esta extensiva investigación se se titula, precisamente, Haciendas del Altiplano, historia(s) y leyendas. Grandes latifundios virreinales, libro también imperdible para conocer más de la microhistoria de las haciendas mexicanas y de esa región de México conocida como Altiplano.

El contenido de esta obra, publicada en formato papel y en digital, está estructurado de la siguiente manera, casi como en la edición original de 2010:

• Ficha informativa del casco de la hacienda.
• Descripción arquitectónica y las condiciones del casco hasta 2010.
• Breve reseña histórica.
• Fragmentos de oralidad.
• Una o dos leyendas que tienen a la hacienda como escenario.
• Fotografías seleccionadas por el autor e investigador.

En el prólogo del libro, Homero Adame recuerda que, en 1956, Manuel Romero de Terreros, en su libro Antiguas haciendas de México hizo un exhorto sobre la necesidad de realizar un estudio detallado de la arquitectura de las haciendas de campo, dígase otrora propiedad de las órdenes religiosas, o bien, propiedad de civiles o cabeceras de mayorazgos. Han transcurrido casi 70 años desde la publicación de aquella obra y lo cierto es que pocos estudios se han hecho al respecto, poco se ha trabajado a fondo la historia de las haciendas y menos la historia oral y la tradición oral que perviven en las mismas. Nunca es tarde para hacerlo, sobre todo si tomamos en cuenta que cada vez hay más cascos de haciendas que se van a la ruina y cada vez hay menos ancianos que puedan compartir sus testimonios, sus recuerdos.
En algunos estados, como en San Luis Potosí, hay interés de las delegaciones del INAH para hacer registros de estos monumentos, incluyendo fotografías o bocetos de la arquitectura. En tiempos más recientes, hay interés de investigadores por la parte histórica y cada vez se publican (aunque poco se divulgan) más tesis de maestría o doctorado en el tema, mientras que la historia oral y las leyendas siguen relegadas. Sin embargo, cada quien hace lo que puede y, de tal manera, todos juntos contribuyen a rescatar la riqueza cultural de las haciendas. Aquí, vale señalar que Homero Adame nos aclara que no es arquitecto ni historiador, que su formación académica es la arqueología y que ahora hay quienes le llaman “arqueólogo de la memoria colectiva” por su reconocido interés en la tradición oral y por las publicaciones que ha hecho en torno a la oralidad, ya sea leyendas, relatos y cuentos o historia oral, o bien, también le llaman “cronista del desierto” por su expresa afinidad con el Altiplano.

El libro está a la venta en librerías potosinas y de Monterrey.

También está disponible en Amazon para formato impreso: https://www.amazon.com/dp/6072933769

Y en Kindle, para formato electrónico: https://www.amazon.com.mx/dp/B0CTY38TCF

Conferencia sobre haciendas del Altiplano colindantes con Coahuila

El contenido de esta charla histórica de Homero Adame con Arturo Villarreal de la Secretaría de Cultura de Coahuila está basado en la investigación de varios años sobre las haciendas ubicadas en las regiones áridas de Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí, Tamaulipas y Zacatecas, investigación que se vio fructificada en la publicación de dos libros y hay todavía material suficiente e inédito para dos o tres tomos más que, tal vez, algún día serán publicados. Los dos tomos publicados están disponibles en Amazon tanto en formato digital (Kindle) como en formato impreso.

Haciendas del Altiplano, tomo I y Haciendas del Altiplano, tomo II

El tigrillo

Leyenda de Jazminal, municipio de Saltillo, Coahuila

Había unas pláticas de más antes en las que se decía que había un león –más bien, yo pienso que era un puma– que era así como un protector, como un espíritu amigo del hombre porque cuando iba a haber un peligro para algún campesino salía ese león y lo protegía.

Según platicaban, en aquellos años –más de cien–, por estos rumbos había mucho tigrillo y ese siempre ha sido un animal muy peligroso porque ataca al campesino nada más por atacarlo, sin avisar. O sea, el tigrillo antes se escondía arriba de un árbol o atrás de un mogote y cuando pasaba un hombre se le aventaba para atacarlo. Entonces, los viejitos decían que cuando había un peligro como ese, aparecía el león y atacaba al tigrillo.

Contada por Artemio Cerda


Jazminal es una comunidad ubicada al sur del municipio coahuilteco de Saltillo. Se desarrolló en las cercanías del casco de una pequeña hacienda agrícola, ixtlera y guayulera que, hacia mediados del siglo XIX, pertenecía a la hacienda Presa de Guadalupe hasta que se fragmentó por compra-venta.

Para leer más sobre animales en el folklore, consulta Creencias, mitos y leyendas de animales, un libro de Homero Adame que se enfoca en un aspecto muy específico del folkore: la etno-zoología, es decir, las muchas creencias y supersticiones que existen sobre animales e insectos y forman parte de la cultura popular o, incluso, de la conciencia colectiva.

El autor aborda este trabajo desde más allá de lo antropológico, desde la perspectiva de la leyenda, es decir, muchos de los relatos incluidos le fueron narrados como leyenda. Puesto que por muchos años Homero Adame se ha dedicado a recopilar historias y leyendas en todas las regiones de México, se le conoce como «el hombre leyenda» o «el arqueólogo de la conciencia colectiva».

Creencias, mitos y leyendas de animales fue publicado originalmente en 2015 por la Dirección de Publicaciones de la Secretaría de Cultura de San Luis Potosí. Ahora, en 2024, el autor ha hecho una segunda edición con material inédito que enriquece aún más el acervo del folklore potosino y mexicano.

El libro está disponible en librerías y también en Amazon para formato impreso y para formato electrónico Kindle:

Cañón del Chiflón, cascadas, prehistoria e historia en Saltillo

CAÑÓN DEL CHIFLÓN
Entre un paisaje de película
Texto y fotografías: Homero Adame
Es sabido por muchos que en las proximidades de Saltillo existen infinidad de vestigios de antiguas culturas que habitaron esta región del México septentrional. Tales vestigios son básicamente petroglifos, pinturas rupestres y puntas de flecha, que hablan de la vida nómada de los pobladores. Son muchas las teorías y conjeturas, como poca es la historia recabada sobre esas culturas; historia que en ocasiones se presta a la confusión ya que no existe una manera de fechar con exactitud el tiempo de que datan las remanencias. La historia de la región es más bien moderna, de la época de la conquista, y habla de los muchos grupos conocidos que poblaron las sierras,  los valles y, también, los desiertos del estado. Pero no hay seguridad que esas tribus hayan sido las que tuvieron la inquietud y se tomaron el tiempo y la dedicación de dejar pintadas o esculpidas en las rocas la expresión de su arte o idiosincrasia. Posiblemente esas pinturas y petroglifos ya estaban ahí cuando aquéllos llegaron. No lo sabemos con exactitud y quizás nunca lo sabremos.
Dentro de ese amplio marco de lugares que entre la escases de su vegetación y lo intrincado de sus sierras resguardan los petroglifos y pinturas, encontramos el Cañón del Chiflón, ubicado a 38 kilómetros de Saltillo rumbo a Torreón.
El Chiflón es muy conocido por los saltillenses por ser un lugar de paseo dominical, donde existe un río con una hermosa cascada, que da frescura a los calurosos días de verano. Lugar de agua limpia y fría que corre todo el año, aun en épocas de sequía. Pero son más las personas que llegan atraídas por la fama de la cascada que por las otras cosas que están ahí para ser vistas y admiradas, siendo por lo general el turista extranjero o el mexicano que viene de distantes puntos del país el que llega preguntando por las pinturas rupestres, para así enterarse que ahí existe una cascada de gran altura y monumental belleza.
A escasos 600 metros de la carretera está la ruinosa hacienda del Chiflón, otrora señorial de recios adobes y grandes piedras, donde vive una familia que cuida la casa grande y las 100 hectáreas de que la hacienda está compuesta. Ellos son gente humilde, acostumbrada al turismo y gustan de platicar, con mucho orgullo, lo que tienen a la vista, las historias que se cuentan y sobre los muchos visitantes importantes que han llegado por ahí en busca de aventura o lugares, digamos, desconocidos.
Sentado en una mecedora, don José Juan Valdez nos invita a tomar asiento y nos pregunta que qué nos trae por esos rumbos. Una vez que uno le explica el motivo de la visita, él dice que sí hay algunas pinturas, pero que es mejor ir a la cascada. Su esposa hace pocos comentarios y sus hijos pequeños, que todavía viven en el casco de la hacienda, miran al visitante con atención y curiosidad. Uno de ellos, Raymundo de 13 años, constantemente interrumpe la plática de su padre para afirmar o agregar los comentarios. El es el guía de turistas y está más que dispuesto a llevarnos a ver las pinturas y la cascada.
Don José poco sabe de la historia de la hacienda y menos de los más antiguos pobladores, pero con regocijo cuenta detalles de la película El alma grande del desierto, que se filmó en esos parajes, y cita otras películas cuyos títulos ha olvidado; todas ellas de indios y vaqueros. Asimismo cuenta descubrimientos y leyendas. Dice que a seis kilómetros, en el llamado Rincón Colorado, hace muchos años encontraron huesos de dinosaurios, pero que los lugareños no permitieron que se los llevaran a la Ciudad de México, pues querían que permanecieran ahí y se construyera un pequeño museo, para así poder contar con una atracción turística; los huesos no fueron removidos del lugar y el museo todavía sigue en proyecto.
Como buena hacienda con leyendas, don José se divierte narrando episodios de gente que ha llegado en busca de tesoros, pero que nada han encontrado, y niega que se escuchen ruidos o se vean apariciones; sin embargo, afirma que por ahí se han visto platillos voladores. Dice que en las noches algunas personas han observado luces volar rumbo a la cascada y que él mismo las vio en una ocasión. “Hace mucho se perdieron tres gentes que subieron a la cascada, los buscamos todo el día y en la noche, pero no los pudimos hallar. Luego vino un señor que vive allá arriba y nos dijo que él vio cuando los marcianos los habían subido en una nave y se los llevaron. Verdad o mentira, la cosa es que esos muchachos nunca aparecieron”.
Emprendemos camino con la buena guía de Raymundo, quien conoce todos los parajes ya que él lleva a las cabras y borregas a campear. A pocos metros de la casa encontramos los primeros petroglifos y así sucesivamente los iremos viendo a todo lo largo y lo ancho del cerro. Es increíble la cantidad que hay de ellos. Las figuras varían en forma y tamaño, siempre destacando las circulares, las onduladas y los puntos, alusivas a los astros, el agua del río y, posiblemente, a un sistema numérico. Pero no todos esos petroglifos son antiguos, muchos de ellos son modernos pues son demasiados los paseantes que gustan de dejar un recuerdo de su visita grabado en la roca. Encontramos nombres y dibujos de cruces, flechas, corazones e iglesias; digna representación de que los petroglifos se siguen creando de acuerdo a la época en que se vive.
No nos cansamos de ver los petroglifos, pero el día pasa rápido y queremos conocer y contemplar otras maravillas.
Subimos por todo el lecho del río hasta llegar a la cascada, que tiene dos caídas y varias pozas o albercas naturales. En verdad que la descripción dada por don José se queda corta ante la belleza del lugar. La pared del cañón es alta, estrecha e impresionante, y con finura se desliza la blanca estela del agua, para caer con estrépito en la primer y más profunda poza y así seguir su camino cuesta abajo hasta la segunda poza, donde nos encontramos. El agua es muy fresca, con tonalidades turquesa, e invita a darse un chapuzón. Raymundo nos espera pacientemente sentado en la roca, mientras continúa platicando sus aventuras, descubrimientos y fantasías.
La mayoría de la gente se queda en ese paradisíaco lugar, pero nuestro plan es seguir hacia arriba para ver las pinturas rupestres, que es en sí el motivo original de nuestra visita.
El ascenso es difícil y resbaladizo. Así llegamos hasta la primer poza y más arriba a una cueva. A escasos metros de ésta hay un venero en el cual se construyó una pila para captar el agua que se entuba hasta abajo -a la casa y al ejido Plan de Ayutla, junto a la carretera-. La cueva no es profunda, pero a lo alto tiene una pequeña oquedad de profundidad desconocida, de la cual asegura el jovencito Raymundo que en una ocasión unos exploradores extranjeros se metieron con tanques de oxígeno por largas horas.
Así como esa, al parecer hay muchas cuevas más en todo el cañón, pero permanecen inexploradas por lo inaccesible y la falta de difusión o interés.
Rodeamos la cueva y seguimos subiendo hasta llegar a la cima, donde inicia la cascada. La vista de la cañada gris, de las pozas turquesa, del azul del cielo con blancas nubes y del amarillento-obscuro valle en la distancia es en verdad impresionante; vista que hace valer el día en sí y la fatiga de la caminata.
Raymundo platica que desde ahí caían a la poza los indios que «mataban» durante el rodaje de las películas filmadas en Chiflón, pero -advierte- caían cuando el río llevaba más agua, ahorita es muy poca.
En esa parte, en lo alto del cañón, se encuentran las famosas pinturas rupestres en un recodo natural de la roca. Pero las pinturas no son tan abundantes como habíamos creído y hubiéramos querido. Solamente se pueden distinguir restos de cuatro pinturas, el faltante y las demás, si es que había, han ido desapareciendo, tanto por el intemperismo y el tiempo como por la gracia de los vándalos, quienes han dejado ahí las huellas de su paso. Dos de ellas son las más distinguibles, una pintada en rojo y la otra en rojo y azul. Semicírculos y ondulaciones que seguramente representan las cascadas y el río.
Preguntamos si acaso no hay más pinturas, y Raymundo nos dice que sí, que son las que ya habíamos visto abajo, pero que éstas son las únicas de color. Por alguna razón incomprensible, ningún visitante guiado por este jovencito se tomó la molestia de explicarle que unas son pinturas y otros petroglifos; error que ya ha quedado aclarado.
Por sugerencia del chamaco, el retorno lo hacemos por otra parte, alejándonos del río, para bajar por la escarpada ladera. Desde la cima del cerro la vista al valle es aun más impresionante, admirando así el interminable horizonte del poniente. La bajada es un tanto peligrosa por lo resbaladizo del terreno y las piedras sueltas, que caen ruidosamente, pero vale la pena intentarlo, porque en toda la ladera de ese cerro hay más y más petroglifos.
Bajamos por la ermita, antigua iglesia de la hacienda y ahora en vías de desaparecer. El día ha sido extenuante y la familia amablemente nos ofrece de comer un plato de arroz y tortillas de nixtamal recién hechas.
Antes de despedirnos, don José nos dice que el nuevo dueño de la hacienda proyecta hacer en el futuro próximo un campo turístico, remozar la hacienda, hacer más accesible el camino a la cascada y reconstruir los pocos objetos antiguos que quedan. Qué bueno que hay alguien que se preocupe por mejorar una joya histórica y natural en esta árida parte de Coahuila, y dar así un nuevo realce a este atractivo del estado.
Notas: este artículo con más fotografías fue publicado originalmente por la revista México desconocido, en 1999.
2. Puedes leer una leyenda relacionada con la hacienda del Chiflón siguiendo este enlace: El tesoro de Pancho Villa.

Haciendas del Altiplano, conferencia organizada por Café con Historia

Hay dos libros publicados de este trabajo de investigación y ambos libros se pueden conseguir a través de Amazon tanto en formato digital (Kindle) como en formato impreso.

Haciendas del Altiplano, tomo I

y

Haciendas del Altiplano, tomo II

Leyenda del Curro, en Coahuila

EL CURRO

Leyenda de Venustiano Carranza, Viesca, Coahuila

Así de historias o leyendas de Hornos, dicen que se aparece un señor muy elegante al que le dicen “el curro”, según dicen que se aparece o sale tipo como espanto –dice la Sra. Myriam Cervantes, radicada en Torreón.

Mucha gente cuenta que lo han visto que aquí, que allá, que más allá, o sea que sale en muchos lados, como en ese lugar que conocemos como “El mirador” o en la calle frente al templo, caminando por la plaza, y creen que sea el fantasma de uno de los hacendados. Algunos han dicho que también lo han visto que sale a pasear en un caballo, pero lo que más se cuenta es que lo ven parado por ahí. (Leyenda en un blog de Homero Adame.)

También le dicen “el catrín” porque anda vestido de negro muy elegante, con sombrero negro y siempre fumando un puro. Y quienes lo han visto dicen que huele a puro como si alguien estuviera fumando y, la verdad, sí ha de ser el fantasma de un hacendado porque esas gentes eran muy ricas, vestían elegantes y tenían para comprar puros.

La ex hacienda algodonera de Hornos, ahora en ruinas, se ubica en Venustiano Carranza, municipio de Viesca, Coahuila.

Puedes leer otra versión de esta misma leyenda siguiendo este enlace: Mitos y leyendas de Coahuila: El curro.

Mitos y leyendas del Noreste de México: Pedro José

EL INDIO PEDRO JOSÉ

Leyenda escuchada en Arteaga, Coahuila

 

(Versión escuchada en Los Lirios, municipio de Arteaga, Coahuila)

Sí, cómo no, aquí en tod’esta sierra hay munchas cuevas y en los asegunes de las pláticas de la gente de más denantes qu’en esas cuevas tenía sus guaridas Pedro José Méndez. Fue muy bandido Pedro José y en munchas de las cuevas dicen que ai parece qu’escondió tesoros que se robaba porqu’él le pegaba muy duro a todo aquel lao de Nuevo León, desde Monterrey hasta más al sur por toda la sierra –m’imagino yo que hasta más allá de Tamaulipas– y también le pegaba duro acá’l lao de Saltío –explica el Sr. Rómulo Valdés.

¿Sí sabe que Pedro José era un indio de los últimos que hubo, vedá? […] Ándele, y dicen que le gustaba andar solo porqu’era muy desconfiao y no traiba compañeros cuando robaba. Yo croque (creo que) por eso nunca lo pescaron porque como andaba solo y conocía pero muy bien tod’esta sierra, muy sigiloso se les pelaba a los federales; en aquel tiempo contaba mi abuelo que a los federales les decían los pelones o si no también la cordada. Yo he andao muncho en la sierra de aquí hasta Rayones y sí conozco munchas cuevas; algunas tienen hasta figuritas pintadas de coloradito en las paderes y pos m’imagino yo que a la mejor Pedro José o alguien d’esas gentes de más denantes las haigan pintao. Pero ansina de tesoros, tesoros que Pedro José haiga enterrao la verdad no, a mí no me ha tocao.

Antes de chamaco nos íbanos a campear con los animales y nos quedábanos dos o tres días en la sierra y cuando nos daba la noche nos metíanos en alguna cuevita si acaso encontrábanos una. Pero la verdad es que ya conocíanos nuestras andadas y más o menos sabíanos en dónde mero quedarnos la noche. Y nunca nos asustaron, nunca nos tocó ver llamaradas ni oír ruidos de cadenas que según los asegunes se oyen cuando hay relaciones; tampoco vimos ánimas en pena ni nada d’eso porque yo siempr’he dicho que los muertos, muertos están y los que asustan son los vivos, ¿eh?

Mi abuelo platicaba que una vez Pedro José robó el tren que venía de México y croque lo descarriló un poco antes de llegar Saltío y cargó con lo que pudo y se vino aquí a la sierra luego lueguito. Y que los de la cordada se le vienen detrás, pero Pedro José ya les traiba ventaja y también conocía mejor la sierra, sí, la conocía mejor. Y parece que pasó aquí por Los Lirios y se metió más pa’ dentro, y los federales detrás, ai venían detrás. Luego parece que los federales se dividieron en dos grupos y unos se adelantaron por este lao y otros detrás de la huella qu’iba dejando Pedro José con su penco retinto –dicen qu’era retinto el penco–, pero el muy méndigo parece que aventó los costales que se había robao; ansina los aventó en una cañadita y luego le siguió más adelante y se apeó del penco que lo mandó que siguiera solo más adentro, en la sierra –es qu’el penco sabía andar solo bien todos los rumbos– y Pedro José reculó haci’acá pa’ los rumbos de Arteaga. Se vino a pie y parece que lo vieron pasar unas gentes porque más o menos lo conocían, pero no sabían que los de la cordana [sic] andaban detrás d’él, y ansina mero se les perdió el méndigo de Pedro José y no lo alcanzaron porque al día siguiente –habrá sido al día siguiente– que pasaron por ai los federales y le preguntaron a la gente si no lo habían visto pasar en su penco y le dijeron qu’en el penco no, pero que lo habían visto pasar a pie y fue cuando los federales se dieron cuenta que ya se les había pelao. (Leyenda en un blog de Homero Adame.)

Ansina hay munchas historias que todavía cuentan de Pedro José que fue muy ladino, muy bandido y muy méndigo como pocos. Y ai le digo, hay munchas cuevas que ai luego dicen qu’eran su casa y sí he sabido de gente que viene buscando las relaciones y ai andan en la sierra y se meten a las cuevas con aparatos que traen del Otro Lao –dicen que pillan esos aparatos cuando hallan metal–, pero no croque haigan encontrao dinero y si alguien encontró pos ya cargó con él, ¿no?

 

¿Quién fue Pedro José?

Pedro José es un mítico personaje de quien se habla en muchas leyendas en la Sierra Madre de Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila. Se dice que fue un caudillo y ladrón de fines del siglo XIX, que guardó infinidad de tesoros en cuevas de la sierra. De acuerdo con algunas crónicas, él quizá fue el último indígena nativo de Nuevo León.

Cabe señalar, sin embargo, que hay quienes, erróneamente, creen que su apellido era Méndez. Es probable que esta confusión se genere por una yuxtaposición de elementos reales y ficticios con el nombre de Pedro José Méndez Ortiz (1836-1866), un destacado militar tamaulipeco, oriundo de San Agustín, municipio de Hidalgo, quien llegó a ser General en las fuerzas juaristas.

 

Nota: la imagen fue tomada del sitio de Internet de Pueblos de América y Panoramio. Que el enlace sirva de crédito a su autor.

Los ahorcados de la casa maldita – Leyenda de Juitepec, Morelos

Casa maldita en Morelos 1 - leyenda de Homero Adame

Para saber algo sobre Juitipec, Morelos

Jiutepec (del náhuatl Xiuhtepec o Xiuhtepetl: “En el cerro de las piedras preciosas”) estaba habitada por familias nahuas cuando llegaron los españoles. Terminada la conquista, estas tierras fueron dadas como merced a Hernán Cortés, quien las anexó a su marquesado del Valle de Oaxaca. Siglos más tarde se fundaron varias haciendas en esta región. En 1852, el pueblo de Jiutepec perdió parte de su territorio que fue integrado a la hacienda de Atlacomulco. Debido al descontento, los habitantes lucharon ferozmente contra los hacendados durante la Revolución Mexicana. Con la Reforma Agraria se reconfiguraron muchos municipios del estado, y el 10 de mayo de 1930 se fundó el municipio de Jiutepec, teniendo a esta población como su cabecera.

Si te interesa este libro y quieres saber más de su contenido, sigue este enlace: Leyendas de todo México, aparecidos y fantasmas, de Homero Adame.

Creencias mexicanas: la culebra de lluvia

LA CULEBRA EN EL CIELO

Creencias mexicanas

 

Estaba l’otro día ai entr’el maizal, viendo las mazorquitas, cuando se vino un aigre feo. Hasta el sombrero me lo aventó lejos. No, pos esos vientos frescos son señal de agua. Desde temprano me fijé en el cielo y la nube venía de allá [del poniente]. Pero yo no hice caso y quería ver los maicitos. Es que aquí nosotros decemos: “si se nubla p’ond’el sol sale, unce tu yunta y dale. Pero si se nubla p’ond’el sol se mete, desunce tu yunta y vete”. Cosas de uno, ¿vedá?

Corrí por el sombrero y voltié p’al cielo. Y mire que ai estaba el Insolita tromba culebra azota San Cristobalculebrón. Una serpiente gris, grandota. Serpiente de lluvia. Será de puras nubes. Pero uno la ve clarito. Yo la vide clarito esa tarde.

Esa culebra en el cielo no se mira muy seguido. No vaya a creer que sale cada vez que llueve. No. Sale de vez en cuando, y por algo ha de ser, aunque yo no l’intelijo mucho a los fenómenos. (Relato encontrado en un blog de Homero Adame.)

Pero yo sé de gente que dice que cuando se deja ver esa culebra en el cielo, se va venir una temporada buena de lluvias. Que va ser un año llovedor. Y ha de ser cierto porque, como usté ve, ha estado lloviendo casi todas las tardes.

 

El motivo de la serpiente que vuela tiene sus fundamentos en el mitológico Quetzalcóatl o Kukulcán que sigue presente en el pensamiento del mexicano. Dicho motivo, el de la serpiente emplumada, se repite en el folclore de casi todos los pueblos de América con diversos nombres y variantes y siempre es una deidad del viento.

        En los pueblos del noreste al parecer no persiste ningún relato que hable directamente de esta deidad, sin embargo es común encontrar historias que hablan de una gran serpiente o culebra que surge en el cielo anunciando lluvias y causando destrozos cuando cae en tierra. De cierto modo podemos pensar que dicha culebra es una reminiscencia de la mitológica serpiente emplumada, aunque aquí se le vea como una deidad de agua y no de viento.

Nota: la foto fue tomada del sitio de internet del periódico tabasqueño El Heroico. Que el enlace sirva de agradecimiento.

Leyenda zacatecana del Cristo de oro perdido

LEYENDA DEL CRISTO PERDIDO

Leyenda zacatecana

 

Esta leyenda se cuenta tanto en Saltillo como en Concepción del Oro, al igual que en otros lugares. Dice que era tanto el agradecimiento que sentían los mineros y gambusinos de la región, por tantas bendiciones recibidas en sus minas y sus arroyos, que decidieron juntarse y cooperar todos con un poco de lo recibido para mandar hacer un crucifijo de tamaño natural. Nadie se opuso a la idea y así todos aportaron algo de su oro para hacer aquel Cristo que sería la ofrenda de su agradecimiento. Para tal efecto, una vez reunida la cantidad suficiente de oro lo enviaron fundir a la ciudad de Saltillo. Los feligreses acordaron que cuando estuviera listo el crucifijo, se procedería a hacer una peregrinación desde Saltillo hasta Mazapil.

En la fecha acordada, el artesano entregó el cristo-de-sciancalepore-en-torreciudadcrucifijo en Saltillo y desde allá partió la peregrinación, entre danzas, inciensos, cánticos y cohetones. Como el trayecto es largo, los peregrinos se detuvieron cerca de Bonanza para descansar, pernoctar y reponer fuerzas, principalmente porque el siguiente trayecto sería el más difícil: atravesar la sierra.

Se dice que cuando todos estaban dormidos fueron asaltados por una gavilla de ladrones de las tantas que asolaban esa región, dándoles muerte a casi todos los peregrinos y enterrando el Cristo con la idea de después regresar por él; esto debido al peso y tamaño de la obra. Entre la masacre solamente quedó un niño con vida, que estuvo observando a los ladrones en silencio ante el temor de que se dieran cuenta que estaba vivo y también lo mataran. Cuando los maleantes se fueron, ese niño se encargó de pedir ayuda en el poblado más próximo, Bonanza - Mazapil, Zacatecas- Foto de Homero Adame (2)Bonanza. Los pobladores de inmediato se organizaron y al ver la masacre que habían cometido los ladrones, fueron en su búsqueda. Era tal la ira que sentían contra ellos que cuando los encontraron los mataron sin contemplaciones.

El niño que había sobrevivido era un indio irritila. Como no había quién entendiera su dialecto, no pudo decir dónde habían enterrado el Cristo los ladrones, tampoco pudo decir le a la gente el lugar exacto, ya que todo ocurrió de noche y, además, con la caminata que hizo al pueblo se desorientó.

Desde entonces, mucha gente, sobre todo la que de alguna manera ha escuchado la leyenda, se ha aventurado en la búsqueda del Cristo perdido sin poder dar con él. (Leyenda tomada de Mitos y leyendas mexicanas de Homero Adame.)

Notas:

1. Esta leyenda fue originalmente enviada por Eliseo Pérez Reyes al blog de Homero Adame en http://xpresandote.com. Gracias, «Lichos».

2. La imagen del Cristo fue tomada del blog Secretos de Torreciudad. Que el enlace sirva de crédito y agradecimiento a su creador.

The image of Christ that came by mule – legend of Saltillo, Coahuila

THE IMAGE OF CHRIST THAT CAME BY MULE

(Legend of Saltillo, Coahuila)

 

There are some religious figures that are very highly venerated, due to the long centuries of preceding history surrounding them. In many cases, there is a long line of miracles associated with them, and these, over the years, have become legends. Such is the case of the image of Our Lord (The Holy Christ) at The Chapel, Saltillo. WERLISA DIGITAL CAMERA PX4100AFThe events related here took place on August 6, 1607, according to some written testimonies of the time.

Legend has it that in the afternoon of that far-off day, a mule, bearing a heavy load on its back, suddenly arrived in town. The mule was quite alone, without a carrier, and it settled down to rest at a place not far from the church of Saint Esteban, exactly where the present-day Cathedral is located. Those who saw it arrive assumed that its owner would no doubt turn up a little later; but the rest of that day came and went, and, by the next morning, the mule was still resting, quietly and alone, at exactly the same spot.

Some people started to try to get the mule to move on; but try as they might, the animal stoutly refused to move. Then, the rumor started to spread throughout the village and, in just a few minutes, the entire population had gathered around the beast. No one had ever seen it before, and, therefore, they had no idea who its owner might be.

While they were deeply engaged in discussion about this phenomenon, the local priest appeared. After meditating a little on the situation, he finally ordered some of the men to unload the box from the beast’s back and to open it up, so they could find out what was inside. When the men had finished their task, the mule got up and ran away towards the South at top speed; it was never seen again and nobody ever found out where it had gone to.

When the villagers opened the box, they realized, to their utmost astonishment, that there, inside, was a beautiful image of Jesus Christ, apparently made of dried corn dough. At his feet, there was a small wooden box that contained a single splinter of wood. Because it was the rainy season, they tried to take the figure out of the box, intending to keep it safe in the temple of Saint Esteban, all the time expecting that, sooner or later, its unknown owner would appear to claim the statue.

However, not even the repeated efforts of several strong men, all hauling together, were enough to lift the image out of the box to take it inside the temple. After some serious thought, the priest ordered that a small shelter be built then and there, on that very spot; this was later replaced by a church – the future Saltillo Saltillo, Coah - catedral 2011 (4)Cathedral. Time passed by, and nobody ever came to claim the image as his own; the local people, however, took it to be a divine manifestation.

There was one other factor that conduced devotees to worship the image with so much fervor: the numerous miracles attributed to it by the sick and needy who make their pilgrimages to the figure, to beg for its aid. It is said that part of its divine and healing power comes from the wooden splinter inside the small wooden box, because, according to local beliefs, it was taken from the Holy Cross on the very day of the crucifixion of Jesus Christ.

Mitos y leyendas de todo México - Libro de Homero AdameLegend taken from the book by Homero Adame, “Myths and legends from all over Mexico” (Mitos y leyendas de todo México). Editorial Trillas. 2011, and translated by Pat Grounds.

The picture of Jesus Christ was taken from regmurcia web page. Let the link be a thanking note to its creator.

Mitos y leyendas de Coahuila: La fundación de Saltillo

LA POSIBLE FUNDACIÓN DE SALTILLO SOBRE UN ADORATORIO PREHISPÁNICO

Leyenda de Saltillo, Coahuila

.Como suele suceder en muchos lugares, los lingüistas no terminan de ponerse de acuerdo en la etimología del nombre de alguna ciudad, mientras que los historiadores tienen sus diferencias acerca del origen de la misma. Tal es el caso de Catedral de Saltillo - Homero AdameSaltillo, pues existen muchas versiones sobre su fundación exacta, algunas de la cuales incluso rebasan, en ocasiones, el aspecto histórico para caer en la leyenda. (de Homero Adame)

Una de las tantas versiones dice que cuando los conquistadores llegaron a estas tierras, se sorprendieron mucho de encontrar un territorio por demás desértico, pero se les hizo muy extraño que los nativos defendieran ferozmente la cima de un cerro. Como aquellos españoles eran muy voraces y lo único que buscaban era oro, plata o cualquier yacimiento, tal vez pensaron que los nativos (¿quiniguas o huachichiles?) escondían en ese cerro sus riquezas. Por su parte, los misioneros pensaron que seguramente los indígenas estaban protegiendo un adoratorio consagrado a sus dioses. Así, unos llevados por la ambición y otros con la excusa de cristianizar a los “herejes”, terminaron matando a los aguerridos quiniguas o huachichiles, pero con la ayuda de los tlaxcaltecas.

Cuando finalmente los españoles se Saltillo, Coahuila - el Santo Cristo del Ojo de Agua - foto de Homero Adame (1)apoderaron del cerro en cuestión, se percataron de que era un ojo de agua lo que defendían los nativos y no la entrada a una mina de plata u oro. El verdadero tesoro de aquellos pobladores era el agua, lo más preciado en el desierto. Para sacar provecho de esta circunstancia, y también poder subyugar a los indígenas con una nueva religión, los conquistadores levantaron en ese cerro la capilla del Santo Cristo del Ojo de Agua, lo que se supone fue el origen de la fundación de Saltillo.

El hecho de que el agua brotara, y siga brotando, en lo alto de un cerro, fue visto por aquellos españoles como un milagro del Cristo, pero también hay versiones que dicen que esto se debía a la magia de un chamán huachichil o quiniguas y que por eso los nativos tenían ahí un adoratorio.

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Mitos y leyendas de todo México - Portada en blogsUna versión de la leyenda del Santo Cristo del Ojo de Agua se incluyó en el libro Mitos y leyendas de todo México, de Homero Adame, publicado por Editorial Trillas. Dicho libro está a la venta en cualquiera de las librerías de Trillas. Se puede conseguir también a través de su tienda en línea siguiendo este enlace:

Mitos y leyendas de todo México en Editorial Trillas

Para leer más sobre los huachichiles, la segunda edición (2024) de Mitos y leyendas de huachichiles tiene relatos inéditos que Homero Adame ha recopilado durante sus recorridos por las semi desérticas llanuras altiplanenses; relatos que aluden directamente a los huachichiles, grupo del cual poco se sabe, pero Homero Adame nos da una muestra a través de la óptica legendaria, área que le es muy conocida. Debemos recordar que la historia conocida es la versión de los vencedores, sin embargo, gracias a estos relatos y leyendas recopiladas por el también  “arqueólogo de la tradición oral” podemos dar un atisbo de la vida y las creencias de los vencidos. 

El libro está disponible en Amazon para formatos digital e impreso:

Mitos y leyendas del Altiplano: Auroras boreales

AURORAS BOREALES EN EL ALTIPLANO DE MÉXICO

Testimonio escuchado en algún lugar donde convergen los estados de

Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí y Zacatecas

 

—Mire que hay cosas que uno no se puede explicar porque no sabemos qué son –anticipa don Ramón Maldonado, un campesino como de 85 años de edad, radicado en el municipio de El Salvador, Zacatecas–. Se lo cuento porque luego unos dicen que son cosas que de fantasmas, que del diablo, que de Dios y que hasta de los marcianos –ansinita mero decían antes, que de los marcianos. Esto que le voy a platicar a mí me tocó verlo cuando estaba chiquitillo, y vivíamos allá por los rumbos de San Jorge, y no nomás a mí me tocó verlo sino que a muncha gente también. Sí sabe usté de los cometas, ¿vedá? Bueno, eso que veíamos en el cielo no eran cometas, eran luces que se movían de un lado a otro, ansina como borniándose. Haga de cuenta que ya en la noche, de esas noches sin luna, en el cielo, hacia el norte, salían luces de colores que bailaban, sí, haga de cuenta que bailaban. ¿Qué serían? Vaya usté a saber. (Historia recopilada por Homero Adame.)

—Han de haber sido lo que en ciencia se llaman auroras boreales –le digo a don Ramón–. Se sabe que muy al norte, cerca del Polo, se dan esos fenómenos de luz, pero es raro, muy raro, que se vean hasta acá.

—Ah, mire… Entonces son cosas de la ciencia. Pero de esto que le cuento fue nomás una vez, cuando yo estaba chiquitillo y pastoreaba cabras.

—¿Cómo cuántos años tendría usted entonces?

—No, ¿pos qué será?, como unos diez.

—¿Y cuánto tiempo duró eso que veía?

—Duraba muncho rato. Yo creo que toda la noche hasta el amanecer, pero no nos quedábamos mirando eso porque nos recogíamos temprano; sí, antes la gente se recogía temprano. (Testimonio recopilado por Homero Adame.)

—¿Y fueron varios días?

—Sí, yo me recuerdo que sí. ¿Qué habrán sido? A lo muncho una semana y luego ya no volvimos a mirar esas luces en el cielo.

—¿Y de qué color se veían esas luces?

—Me acuerdo que eran varios colores, que rojos, que amarillos, que verdes y todo el cielo hacia acá el norte se miraba muy bonito.

—Oiga, ¿y las chivitas no se ponían más locas? (Relato recopilado por Homero Adame.)

—No. Ya ve que ellas campean de día y en la noche uno las mete a los corrales o se echan a dormir en el monte. Por eso no podría decirle si con aquellas luces se pusieran más locas. Los perros sí se daban cuenta y le ladraban a las luces en el cielo; de eso sí me acuerdo. (Historia recopilada por Homero Adame.)

—¿Y por qué cree usted que la gente pensaba que era cosa de los marcianos?

Pos habrá sido por “falta de ignorancia”, creo yo. Es que ya ve que cuando uno no se puede explicar algo, pos le echa la culpa a los fantasmas o a las brujas o a lo que sea, y como eso se miraba en el cielo, pues créibanos nosotros que era cosa de los marcianos; sí, eso decían las gentes mayores.

—¿Y las gentes mayores habían visto algo así antes?

—Me parece que sí, pero no me acuerdo bien. O sea que decían que era como los cometas que luego vienen de vez en cuando.

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Nota: las imágenes de auroras boreales fueron tomadas de dos sitios de Internet, Arteleku y Euroexpress. Que los enlaces sirvan de crédito a sus autores.

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Mitos y leyendas de Coahuila: La Virgen de Guadalupe se apareció por un rayo

LA VIRGEN DE GUADALUPE SE APARECIÓ POR UN RAYO

Leyenda de Parras de la Fuente, Coahuila

Hay un historiador jesuita que todos los sábados da conferencias de la historia de Parras y cuenta todo tipo de historias y leyendas. Ahora que fuimos en vacaciones compramos dos libros de leyendas de Parras –aquí a mi hija le gustan mucho las leyendas– y luego de que los leímos ella me dijo: “Mamá, llévame a esa iglesia donde se apareció la Virgen de Guadalupe,” y la llevamos.

Mi mamá fue también con nosotros y entonces nos contó algo que le pasó cuando ella era niña. Resulta que una tarde de verano –de esas que está tronando y que está nublado pero de repente sale el sol– ella y varias amiguitas andaban jugando en un solar y aunque se veían los nubarrones y tronaba medio fuerte, no se metían a sus casas porque estaba nada más así como amenazando con llover. Cuenta mi mamá que de repente oyeron un trueno de esos fuertes y vieron a lo lejos una piedra que se trozó a la mitad porque le había caído ahí el rayo. Entonces los niños se asombraron y dice mi mamá que a una de sus amiguitas le tocó descubrir el milagro, por andar de curiosa. O sea que esa amiga se fue corriendo a ver dónde había caído ese rayo y fue cuando vio la virgen estampada, la Virgen de Guadalupe. Y ahí estaban todos los niños, pero no le veían forma aunque parecía así como la virgen; luego empezó a llegar más gente y todos la miraban y la miraban hasta que le fueron viendo forma de la Virgen de Guadalupe.

No se sabe si la imagen estaba adentro de la piedra o si la imagen vino con el rayo que partió a esa piedra. Ahí mismo donde cayó el rayo y se estampó la imagen le construyeron una capillita que se llama «la ermita de Guadalupe».

Nosotros la hemos visto, está la roca y tiene forma y hasta color entre verdecito como con rojizo. Muy parecido al atuendo de la virgen.

Esta leyenda me la contó Guadalupe López, quien radica en Matehuala, S.L.P.

Libro de «Haciendas del Altiplano – historia(s) y leyendas». Tomo II

HACIENDAS DEL ALTIPLANO – HISTORIA(S) Y LEYENDAS. TOMO II

De la Independencia a la Revolución

Ya está publicada la nueva edición del tomo II de la investigación de las haciendas del Altiplano qque iniició como un proyecto de investigación en 2009, con un apoyo del FECA (Fondo Estatal para la Cultura y las Artes); para publicarse, con el apoyo del Programa de la Conmemoración del Bicentenario del Inicio de la Independencia Nacional y Centenario del Inicio de la Revolución Mexicana. (La imagen que tenemos al lado es la portada original de 2010).

La estructura del libro es la siguiente:

  1. Una ficha introductoria que menciona la ubicación, de la hacienda, el municipio, el giro económico y las distancias a la cabecera municipal y la capital del estado.
  2. Una ficha con descripciones arquitectónicas del casco de la hacienda y sus condiciones actuales.
  3. Una ficha o reseña histórica que menciona fechas de fundación, nombres de dueños en distintas épocas y eventos relevantes que fueron consignados por la historia documentada.
  4. Un apartado de historia oral con anécdotas o datos históricos que no fueron documentados, pero siguen contándose.
  5. Una o dos leyendas que tienen a la hacienda (el casco) como escenario.
  6. Varias fotografías de cada hacienda.

Para este libro fueron seleccionadas 25 haciendas que surgieron con el México independiente, y son las siguientes:

• Hacienda de Buenavista, municipio de Guadalcázar, S.L.P.
• Hacienda de Cerro Gordo, en Lázaro Cárdenas, municipio de Tula, Tamaulipas
• Hacienda de Cerros Blancos, municipio de Mier y Noriega, N.L.
• Hacienda de Derramaderos, municipio de Villa de Arista, S.L.P.
• Hacienda de El Canelo, municipio de Doctor Arroyo, N.L.
• Hacienda de El Epazote, municipio de Venado, S.L.P.
• Hacienda de El Mezquite, municipio de Saltillo, Coahuila
• Hacienda de El Peñuelo, municipio de Galeana, N.L.
• Hacienda de Hacienda de El Potrero, municipio de Catorce, S.L.P.
• Hacienda de El Sotol, en Santa Rita del Sotol, municipio de Cedral, S.L.P.
• Hacienda de Jazminal, municipio de Saltillo, Coahuila.
• Hacienda de La Cocinera, en la cabecera municipal de Villa de Ramos, S.L.P.
• Hacienda de La Corcovada, municipio de Villa Hidalgo, S.L.P.
• Hacienda de La Enramada, municipio de Moctezuma, S.L.P.
• Hacienda de La Poblazón, en Poblazón, municipio de Catorce, S.L.P.
• Hacienda de La Presita, municipio de Villa de Guadalupe, S.L.P.
• Hacienda de Las Antonias, municipio de Bustamante, Tamaulipas.
• Hacienda de Los Patos, en la cabecera municipal de Matehuala, S.L.P.
• Hacienda de Majoma, municipio de Mazapil, Zacatecas
• Hacienda de Presa de Guadalupe, en Ejido Guadalupe, municipio de Guadalcázar, S.L.P.
• Hacienda de Presa de Guadalupe, municipio de Saltillo, Coahuila.
• Hacienda de San Cayetano de Vacas, municipio de Doctor Arroyo, N.L.
• Hacienda de San José de Raíces, municipio de Galeana, N.L.
• Hacienda de Santa María, municipio de Salinas, S.L.P.
• Hacienda de Santa Teresa, municipio de Ahualulco, S.L.P.

Veamos a continuación una página escaneada del libro, correspondiente a la hacienda de Derramaderos:

Este libro, al igual que el tomo I, está disponible en la tienda de Amazon:

Mitos y leyendas de Zacatecas y de Coahuila: El “marqués de Aguayo” y el tesoro perdido

LEYENDA DEL “MARQUÉS DE AGUAYO” Y EL TESORO PERDIDO

(Leyenda de Coahuila y de Zacatecas)

Dice una leyenda que “el marqués de Aguayo”, amo y señor de el Real de Mazapil, era un hombre temido tanto por sus amigos como por sus enemigos, pues tenía fama de ser un hombre de horca y cuchillo, cruel y despiadado con sus enemigos, pero también benévolo y tolerante con quienes le servían de manera leal. Aquel hombre tan temido por todo el mundo tenía una debilidad muy grande por su esposa, a quien amaba e idolatraba –no había deseo que tuviera y que no le cumpliera–. Pero no todo era miel: esa gran devoción que sentía por su bella esposa estaba acompañada por unos celos inmensos que lo hacían dudar del amor de ella, así que encargó a uno de sus mozos más fieles la tarea de seguirla y espiarla para ver si se encontraba con alguien durante las largas ausencias que tenía, debido a lo extenso de sus dominios. Así pues, “el marqués” se retiró confiado de que a su regreso tendría un extenso reporte de lo que hacía su bella esposa.

Cuál sería su sorpresa al volver, las noticias no podían ser más devastadoras: su esposa lo engañaba con uno de los mozos de la hacienda; aprovechando la ausencia de su marido, ella le permitía a ese mozo la entrada a sus habitaciones por las noches y salía poco antes de despuntar el alba. “El marqués” no cabía en sí del asombro que tal noticia le causara; su honor había sido mancillado por la persona que más amaba, montó en cólera y su primera intención fue matarla en ese mismo instante. Pero se contuvo. No convenía poner su honor por los suelos a causa de una mala mujer, no iría a la cárcel y tribunales a ventilar las razones de su acción, así que lo pensó mejor.

Pronto sería el cumpleaños de su mujer y ésa sería la mejor oportunidad para matarla sin pagar por su crimen, y sin que su honor sufriera mella, así que puso en acción su plan: haría dos fiestas simultáneas, una en la hacienda de Los Patos (hoy Presidencia Municipal de General Cepeda, Coah.) de la cual era dueño y en la que estaría el, y otra en el Real de Mazapil en la que estaría su esposa. Así que puso manos a la obra y pensó: “Si algo sale mal tendré que protegerme”. Entonces empezó a trasladar su dinero y joyas, así como el oro que tenía, a la hacienda de Bonanza. Lo llevó a través de túneles que tiempo atrás había mandado construir, y que comunicaban de Mazapil hasta la hacienda de Los Patos y otras haciendas, túneles que poca gente conocía, salvo algunos mozos y jinetes que transportaban el oro por abajo para evitar asaltos por cuenta de las gavillas que asolaban la región.

Así pues, trasladando y enterrando su tesoro en Bonanza, para lo que pudiera salir mal, tenía su plan asegurado. Sin embargo, existía un problema: ¿cómo le haría para estar en la hacienda de Los Patos y en Mazapil el mismo día si era una distancia enorme? Aún a través del túnel y un caballo no era suficiente, así que lo estuvo pensando hasta dar con la solución: llegado el día pondría a varios mozos con caballos frescos en tramos razonables para, a mancacaballo, llegar y regresar lo más rápido posible sin que se notara su ausencia.

Teóricamente, solucionado el inconveniente, llegó el día de la fiesta, así que a festejar, cada quien por su lado. En Los Patos estuvo con sus amigos brindando por su bella esposa. En un momento determinado solicitó permiso a los asistentes para retirarse a sus habitaciones, pues dijo sentirse mal. No se retiró sin antes dejar órdenes de servir más vino y comida, así como a los músicos que siguieran tocando alegremente, ya que la fiesta duraría días, como se acostumbraba en aquellos tiempos. Al retirarse, “el marqués” entró de inmediato al túnel, donde ya lo esperaba un mozo con su caballo, y a todo galope partió hacia Mazapil, llegando en un tiempo récord.

Al llegar, se dirigió a su habitación, en la cual había una entrada secreta para que no se dieran cuenta de su presencia. Fue suerte o el destino, pero ahí se encontraba su bellísima esposa, a quien abrazó y felicitó con un beso. Ella feliz de que “el marqués” estuviera en su festejo, le pidió bajar juntos a la fiesta. Él aceptó, pero pidió hablarle al mozo (el supuesto amante de su mujer) para darle ciertas instrucciones y que fuera una sorpresa para los asistentes.

Llegó el mozo y “el marqués” le dio indicaciones de que fuera al túnel donde otro compañero esta y allí lo esperaran; también le hizo jurar que no diría a nadie que estaba en Mazapil, pues quería que su presencia fuera una sorpresa. Acto seguido, le pidió a su esposa que brindaran juntos por su felicidad. Así lo hicieron, bebiendo ella de una copa envenenada que le causó la muerte inmediata. Leyenda de «Lichos en un blog de Homero Adame.

Una vez cometido el crimen, “el marqués” se dirigió al túnel, donde ya lo esperaban los mozos (el de la ofensa y el de los caballos), así que llegando lo primero que hizo fue matar a ambos mozos y de inmediato emprender el regreso a la hacienda de Los Patos. Adentro del túnel también asesinó a todos los mozos y caballos que le habían servido para cometer su crimen. Reapareció en la fiesta, sin que nadie sospechara nada y todo siguió muy normal. De tal modo, “el marqués de Aguayo” eludió la justicia.

Añade la leyenda que tiempo después de su artero crimen, “el marqués” se enteró de que su esposa no le había sido infiel con aquel mozo ni con nadie, y que todo había sido una calumnia urdida por un mal amigo, debido a la envidia y celos por la predilección que ella tenía para con “el marqués”. Se cuenta que a partir de ese momento comenzó a perder la razón, lamentándose por haber cometido aquella atrocidad, en la mujer que era todo para él, y en los inocentes que murieron sin saber por qué. Algunos dicen que “el marqués” murió en una cueva como un ermitaño y totalmente loco, otros que en un convento en una sierra de Sonora, otros en Chihuahua y algunos dicen que en Torreón. Sea cual fuere, el caso es que, según la leyenda, murió solo y abandonado.

¿Y el tesoro? Ah, de aquel fabuloso tesoro poco a poco fue enterrando en la hacienda de Bonanza nunca se supo si lo encontraron o no. Lo que sí se sabe es que mucha gente lo ha buscado, destruyendo casi en su totalidad lo que fuera una hermosa hacienda en busca de dinero fácil, pero no lo han logrado. Aún en la actualidad hay quien se aventura a probar suerte, sin resultado. Ojalá que algún día alguien lo encuentre.

Lo que sí: triste final para un hombre de tal poderío que lo tuvo todo y murió sin nada. ¿Se lo merecía? ¿Justicia Divina? ¿Ustedes qué opinan?

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Notas:

1. Esta leyenda fue escrita y enviada por Eliseo Pérez Reyes, “Lichos” a otro de mis blogs en Xpresandote.com

2. A Francisco de Urdiñola se le atribuye el título de marqués de Aguayo, sin que sea correcto, pues históricamente se sabe que dicho título se le otorgó a uno de sus nietos.

3. Existen muchas leyendas en torno a este caso de asesinato, leyendas que históricamente pueden ser rebatibles, pues la historia explica la vida y obra de Francisco de Urdiñola, además de cómo murió su esposa.

4. Las fotos en este post son de Homero Adame.

Para saber más de haciendas zacatecanas tenemos dos libros de Haciendas del Altiplano, historia(s) y leyendas, de Homero Adame. Están disponibles en la tienda de Amazon para formato digital (Kindle) o impreso:

Mitos y leyendas de Zacatecas: Una joven huachichil y un muchacho irritila

UNA JOVEN HUACHICHIL Y UN MUCHACHO IRRITILA

Leyenda de Concepción del Oro, Zacatecas

 

Años atrás se hablaba de un hombre que vestía de una manera muy rara. Se le veía con un arco y una flecha y más que caminar parecía que flotaba. Siempre se dirigía al mismo lugar, donde hoy se localiza El Grasero. Se hincaba y ponía su frente en el suelo. Permanecía un tiempo allí y luego se desaparecía, se esfumaba. (Luego se supo que era un indígena huachichil, de los muchos que poblaban las sierras de lo que hoy es Concepción del Oro.)

Una hermosa y joven mujer de la tribu de los huachichiles acostumbraba andar por el que hoy conocemos como el cerrito de la Cruz. Juntaba mezquites, que formaban parte de su alimentación. Un día, andando en esos menesteres, sintió que alguien la observaba. Reprografía de Homero AdameAl dirigir su mirada a lo alto del cerro, descubrió que a un apuesto indígena de la tribu de los irritilas, hombre alto, muy bien formado, que andaba de cacería con su arco y su flecha. Tras saberse descubierto, el joven bajó despacio por la ladera del cerro, sin perder de vista a la joven. Cuando ya estaba a cierta distancia, preparó su flecha en el arco y la dirigió hacia la joven. Ella se quedó petrificada, anticipando lo peor. El joven disparó la flecha y en unos instantes cayó una serpiente que estaba enroscada en una rama del mezquite. La hermosa huachichil recuperó el aliento y corrió hacia el irritila; lo abrazó y le dio las gracias de todo corazón. Ése fue un momento en que por primera vez se vieron a los ojos y sintieron que el amor los había atrapado. A partir de aquel día, se les veía por todas partes siempre corriendo entre las florecillas del campo. Sus risas eran acompañadas por el canto de los pajarillos. Se sentaban bajo la sombra de los pirules; y un lugar muy especial al que acudían era al arroyito de las aguas cantarinas donde se les veía refrescar sus cuerpos siempre felices, siempre riendo. Pero siempre algo sucede que nubla la dicha de una pareja que vive tan feliz…

Resulta que un huachichil se moría de celos porque pretendía a la joven y ella no le correspondía. A cada momento la seguía. A la distancia la observaba con el irritila, al tiempo que urdía la forma de acabar con ese amor que no pudo ser para él. Un día siguió a la joven y precisamente en ese lugar que hoy se conoce como El Grasero y que era el lugar donde se reunían los enamorados, le dio muerte con su puñal, clavándolo en su pecho. En ese preciso momento llegaba el joven irritila a reunirse con su amada. Al darse cuenta, el huachichil preparó su arco y su flecha y le disparó a su rival de amores, hiriéndolo de muerte. El joven irritila se arrastró hasta donde estaba su amada, puso su cabeza sobre el pecho de ella y allí murió. El joven huachichil se fue furioso porque ni en la muerte logró separarlos. Leyenda de Lucila Torres Ortiz.

Cuentan que ese día el cielo se obscureció y empezó a llover; que era una lluvia triste como si el cielo llorara por la muerte de esos enamorados. Los pájaros dejaron de emitir sus cantos y las flores del campo doblaron sus tallos en señal de duelo. Leyenda de Concepción del Oro.

Se dice que el hombre que aparece y desaparece en El Grasero es el joven irritila que de vez en cuando va al lugar donde le quitaron la vida a él y a su amada. Leyenda tomada de https://adameleyendas.wordpress.com/2010/12/05/mitos-y-leyendas-de-zacatecas-una-joven-huachichil-y-un-muchacho-irritila/

Nota: Esta leyenda fue compartida por Lucila Torres Ortiz, nativa de Concepción del Oro, Zacatecas, quien radicaba en Monterrey. La foto fue tomada por Carlos C. Ponce.

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Mitos y leyendas de huachichiles es un libro con muchos relatos que Homero Adame ha recopliado durante sus recorridos por las semi desérticas llanuras altiplanenses; relatos que aluden directamente a los huachichiles, grupo del cual poco se sabe, pero Homero Adame nos da una muestra a través de la óptica legendaria, área que le es muy conocida. Debemos recordar que la historia conocida es la versión de los vencedores, sin embargo, gracias a estos relatos y leyendas recopiladas por el también  “arqueólogo de la tradición oral” podemos dar un atisbo de la vida y las creencias de los vencidos.Y para dar un cierre inesperado a este trabajo, el también escritor y novelista incluyó un relato adicional, obra de su pluma, de su creatividad literaria y de su fascinación por los huachichiles; relato que nos permite imaginar cómo eran estos habitantes del ayer, cómo vivían, cuáles eran sus idiosincrasias, sus temores y muchas cosas más. 

El libro está disponible en Amazon para formatos digital e impreso:

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Mitos y leyendas de Coahuila: la carreta con oro de Pancho Villa

LA CARRETA CON ORO DE PANCHO VILLA

(Leyenda de El Chilfón, municipio de Saltillo, Coahuila)

 

A pocos kilómetros de Saltillo rumbo a General Cepeda se ubica el casco de una hacienda que se llama El Chiflón. Parece ser que no fue una hacienda muy importante desde el punto de vista territorial, pero es famosa porque hay allí un cañón donde se forman cascadas. Hay también pinturas rupestres y petroglifos, lo que le da una variante de interés prehispánico. Además, en territorios que fueron de esta hacienda se han descubierto osamentas de mamuts y dinosaurios, por lo que tiene también un añadido interés prehistórico y paleontológico. Leyenda encontrada en el blog de Homero Adame.

Cuenta una leyenda que en el cañón de El Chiflón hay una poza muy profunda donde se encuentra sumergida una carreta cargada de oro. Según la leyenda, fue el mismo Pancho Villa quien aventó esa carreta a la poza porque lo venían siguiendo las fuerzas federales y de tal manera escondió aquel oro.

Mucha gente, picada por la curiosidad que genera esta leyenda, ha llegado preguntando qué tan cierta es y algunas personas incluso han traído equipo de buceo para explorar las pozas (son varias) con el propósito de encontrar el tesoro legendario. Se dice que una de las pozas es muy profunda, pero esto jamás se ha comprobado.

Cuentan que hace muchos años llegó un gringo a la pequeña hacienda porque pretendía filmar una película en ese lugar. Le explicó al dueño el tema de la película, quiénes serían los actores, cuánto le pagaría por permitirle utilizar su propiedad y cosas por el estilo. El hacendado no estaba muy convencido de las intenciones del gringo y le dijo: “A ver, vamos al grano y dígame a qué ha venido exactamente”. El gringo siguió explicando que era un director de cine y que quería hacer una película histórica sobre Pancho Villa. El hacendado no terminaba de convencerse e insistió en que él y gringo le dijera cuáles eran sus verdaderas intenciones. Como éste se dio cuenta de que aquél no le creía, entonces le dijo que su intención era la de sacar el tesoro de Pancho Villa porque sabía que era muy grande y rico, y estaba seguro de poder lograrlo porque contaba con el equipo y la tecnología sin importar a qué profundidad estuviera la carreta.

El hacendado entonces le preguntó que en caso de hallar el tesoro qué le tocaba a él. El gringo respondió que la mitad y dijo que se lo firmaba para que no hubiera duda. Sin decir mucho más, el hacendado le dijo al gringo: “Si ese tesoro está en verdad ahí, ¿para qué lo reparto? Mejor lo saco yo y me quedo con todo.” Leyenda encontrada en https://adameleyendas.wordpress.com/2010/11/23/mitos-y-leyendas-de-coahuila-la-carreta-con-oro-de-pancho-villa/

Nota: En 1966 se rodó en El Chiflón un segmento de la película mexicana El alma grande del desierto, dirigida por Rogelio González.

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Puedes encontrar más leyendas de Coahuila en este enlace:

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Mitos y leyendas de Coahuila: Los petroglifos huachichiles

LOS PETROGLIFOS Y SUS CREADORES

(Leyenda del sur de Saltillo, Coahuila)

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Para escuchar esta leyenda publicada en el libro de Mitos y leyendas de huachichiles activa el video.

 

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Puedes encontrar más leyendas en audio siguiendo este enlace:

Puedes encontrar más leyendas de Coahuila en este enlace:

Si lo que buscas son leyendas indígenas, entonces sigue este enlace:

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Para leer más sobre los huachichiles, la segunda edición (2024) de Mitos y leyendas de huachichiles tiene relatos inéditos que Homero Adame ha recopilado durante sus recorridos por las semi desérticas llanuras altiplanenses; relatos que aluden directamente a este grupo étnico del cual poco se sabe, pero el investigador nos da una muestra a través de la óptica legendaria, área que le es muy conocida. Debemos recordar que la historia conocida es la versión de los vencedores, sin embargo, gracias a estos relatos y leyendas recopiladas por el también “arqueólogo de la memoria colectiva” podemos dar un atisbo de la vida y las creencias de los vencidos.

Está disponible en Amazon para formato impreso o digital (Kindle):

Norteñismos norestenses (letras V, Y y Z)

NORTEÑISMOS NORESTENSES

Diccionario sobre el habla y otros referentes del Noreste de México

 

Obra de Homero Adame y de Jorge Adame M.

 

Diccionario del Noreste de MéxicoConjuntar un diccionario del habla de cualquier país o región es tarea ardua que requiere de mucho tiempo de charlas, escuchar a los demás y compilar. Aún más: también requiere de clasificación y eliminación metódica, es decir, excluir las palabras o frases que son comunes en otras partes y no sólo de la región de estudio. Ése fue el reto que los autores tuvieron para poder publicar finalmente el lexicón de Norteñismos norestenses… una obra sobre el habla y la cultura de la región Noreste de México que comprende los estados de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, así como el Altiplano potosino. El libro tiene dos secciones:

1. El lexicón, con las palabras o vocablos que son propias de la región (en ocasiones incluyendo ejemplos para demostrar sus usos), al igual que datos geográficos, históricos y del folclor y cultura noresente, lo cual enriquece el trabajo y lo convierte en una especie de diccionario enciclopédico regional.

2. La sección de Expresiones, frases, dichos y locuciones ofrece otra faceta del habla norestense, con oraciones pintorescas que se utilizan como metáfora o en sentido figurado.

Veamos a continuación algunos ejemplos de las letras V, Y y Z que aparecen en el libro.

V

Valín, ina. adj. Chafa, de mala calidad. Ya deja de comprar cosas valinas. // 2. Cosa ilegítima, falsa, pirata. Nombre, tus películas son valinas. // 3. Persona chambona, que hace las cosas mal. El herrero es muy valín. sin.: balín (i.t.a.).

Valona. f. Bicicleta pesada, fuerte y de llanta gruesa que frena con los mismos pedales al moverlos en sentido contrario; está casi en desuso. sin.: balona.

Varejonear. v.tr. Varear; dar de golpes con una vara o varejón. Güerco latoso, si no te sosiegas te voy a varejonear.

Varitero, a. m. y f. Folc. Zahorí; persona que utiliza una vara u horqueta de algunas especies de arbustos que crecen a la orilla de los ríos o arroyos, como el membrillo, para encontrar agua o tesoros enterrados. sin.: varillero, barítono, segurín.

Verdión, ona. adj. Verde, inmaduro; «verdón». Lalita como que está medio verdiona. / Esos aguacates todavía están verdiones. // 2. Verdoso. No me gusta el color verdión de tu coche. sin.: verdioso.

Viborera. f. Accesorio de consistencia dura que cubre las piernas, hasta las rodillas, y sirve para protegerse de las mordidas de las víboras. sin.: polainas.

Virusa. adj. Atento, vigilante, en guardia. Estate virusa, no vaya ser que lleguen los sorchos.

Volquetazo. m. Maroma al aire con veloz caída. Los cirqueros estuvieron dándose volquetazos. // 2. Golpe fuerte, porrazo, zapotazo. Anoche me di un volquetazo bien feo.

Volanta. f. Punto de revisión aduanal móvil y temporal que se instala cerca de la frontera, en fechas determinadas y en lugares poco convencionales.

¡Vóitelas! interj. ¡Sopas!, ¡Mocos!, ¡En la torre! ¡Vóitelas! Qué carambazo te diste. Véase también: ¡Vóitelas con carambola!, en la sección de Expresiones y frases.

Y

Yaks. m. pl. poch. del inglés jacks: matatena. A las niñas les encanta jugar a los yaks. sin.: yaques, pinaco.

Yipa. f. rur. Jeep; vehículo automotor para todo terreno. Al rato vengo, voy a la majada en la yipa. sin.: yipe.

Yonke. m. poch. del inglés junkyard: chatarrería, depósito de chatarra. Lugar donde desarman y venden chatarra y partes automotrices. sin.: deshuesadero de automóviles.

Yuqui. m. Gast. Raspado; golosina hecha de hielo triturado o raspado que se sirve en un vasito de papel cónico y se endulza con sabores artificiales. sin.: raspa.

Z

Zambutir. v.tr. y prnl. Zambullir, sumergir. Tole zambutió al niño en la acequia. // 2. v.tr. vulg. Robar, timar. Renato metió a la cárcel a sus socios porque se lo querían zambutir. // 3. v.intr. vulg. Hacerle el amor, cogerse a alguien. A esa morra ya se la zambutieron.

Zangolengo. m. rur. desus. Acto de moverse y hablar incesantemente, yendo con habladurías de un lugar a otro. Pos qué tanto zangolengo agarras. sin.: zangoleo.

Zarcillo. m. Arete, pendiente.

Zarrapastriento, a. adj. barb. Zarrapastrón; que anda muy zarrapastroso, andrajoso, sucio.

Zopilote. adj. / m. Dícese de la persona que anda en busca de algo gratis. // 2. m. Sujeto de piel morena con apariencia sospechosa que provoca desconfianza. Tenga cuidado, mi niña, que luego en la esquina se para un zopilote muy feo.

Zoyate. Véase: soyate, en sus dos acepciones.

Zurumbas. adj. Que está atolondrado, atontado, «zurumbato», o por andar borracho, o por haber recibido un golpe, o por andar adormilado. sin.: zurumba, surumba.

Foto de Homero Adame

Notas:

1. Si te interesa adquirir este diccionario, búscalo en librerías de Ciudad Victoria, Monterrey, Saltillo, San Luis Potosí o Torreón, así como en Real de Catorce. También es posible comprarlo a través de este blog; sólo escribe un mensaje para preguntar por él.

2. Nota: puedes ver más entradas de este diccionario enciclopédico en este enlace:

Mitos, leyendas y tradiciones de México

Mitos y leyendas de la Independencia: xanambres, huachichiles, naholanes e irritilas

PRECURSORES DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO

(Leyendas e historia oral de los primeros intentos de independencia)

La historia oficial no lo registra, pero la historia oral y algunas leyendas de ciertas comunidades del Altiplano mencionan que varios grupos de nativos se levantaron en armas mucho antes de que lo hicieran los criollos para luchar por la independencia de lo que ahora se conoce como México. Incluso, la historia oral y las leyendas hablan también de que muchos de aquellos nativos se incorporaron a los ejércitos insurgentes para luchar contra las encomiendas y la esclavitud sostenida por los peninsulares que se habían apoderado de las tierras de la Nueva España. Veamos algunos ejemplos:

Hacia finales del siglo XVII: los xanambres

Sin que se den fechas exactas, algunas leyendas regionales hablan acerca de un intento de independencia por cuenta de los xanambres hacia finales del siglo XVII. Ellos fueron una numerosa y aguerrida tribu que habitó en la región de Jaumave, Nuevo Santander (ahora en Tamaulipas) y sus enemigos más acérrimos eran los pisones. Sin embargo, debido al avance de los conquistadores españoles y el sistema de esclavitud a través de las encomiendas, se sublevaron, aunque fueron sofocados.

Ya como dato histórico, se sabe que a mediados del siglo XVIII los xanambres volvieron a sublevarse en lo que se conoce como la “sublevación janambre de Santa Bárbara”. De nueva cuenta su intento fue sofocado por los ejércitos españoles, pero dejaron sembrada la semilla de libertad que germinaría más de un siglo después. Historia de oralidad recopilada por Homero Adame.

Podemos especular que el motivo ulterior de esta tribu nada tenía que ver con los ideales que se gestaban en los círculos intelectuales y políticos de la Nueva España, pero con sus intentos fueron en verdad precursores de la Independencia. Los xanambres ahora son sólo un recuerdo, pues quedaron extintos en el siglo XIX.

Alrededor de 1780: los huachichiles

En la región de Guanamé y Venado (ahora municipio de San Luis Potosí) existen leyendas acerca de los nativos huachichiles que se levantaron en armas rudimentarias pero muy eficaces contra los hacendados y encomenderos españoles a finales del siglo XVIII. Aunque los españoles no podían esclavizar a los huachichiles, sí lograban atrapar a algunos integrantes de otras tribus y clanes, como los bocala, los tamasecos. Sin necesidad de una ideología política, sin conocer los pormenores de la Ilustración que llegó de Europa con gente como Gillén de Lampart y encontró eco con Miguel Hidalgo y muchos partidarios, aquellos huachichiles iniciaron su propia lucha, totalmente ajenos a lo que ya se gestaba en los núcleos poblacionales más importantes de la Nueva España. Su levantamiento fue sofocado por los ejércitos realistas, los cuales no pudieron aniquilar a los revoltosos que lograron huir para, años más tarde, reagruparse y entrar de lleno en lo que se llamaría la Guerra de Independencia.

1810: los mecos, también conocidos como naholanes

A principios de 1810, en Tula (ahora municipio de Tamaulipas), hubo un levantamiento de los nativos mecos o naholanes conocido como “La guerrilla indígena insurgente”. Fue una sublevación que no prosperó en la región, pero, de acuerdo con la oralidad histórica manifestada a traveés de leyendas, aquellos mismos nativos pronto se incorporaron a ejércitos insurgentes en el norte de la Nueva España, en particular al de Mariano Jiménez cuando éste se dirigía a Saltillo.

Los mecos o naholanes vivieron en la región de Tula, Tamps. Se estima que la última descendiente de esa etnia vivió en Nahola hasta ya entrado el siglo XX. Con ella murió el último hablante de un dialecto y toda una concepción del mundo.

Diciembre de 1810: los huachichiles y los mecos o naholanes

Se dice que en diciembre de 1810, Mariano Jiménez pasó por Charcas (ahora municipio de S.L.P.). Allí numerosos huachichiles se incorporaron a su ejército, lo cual le vino muy bien a los insurgentes, pues con la ayuda de aquéllos lograron triunfar en las batallas que se llevaron a cabo en Matehuala. Aún más, algunas versiones explican que, en diciembre de 1810, Mariano Jiménez salió de Matehuala con un ejército conformado aproximadamente por 2,000 hombres, entre criollos, mestizos y huachichiles. Sin embargo, llegó a Saltillo con alrededor de 8,000 hombres y con facilidad lograron tomar esa plaza. ¿Quiénes eran esos 6,000 guerreros adicionales? Se dice que eran los mecos.

Febrero de 1811: los huachichiles y los irritilas

Más como leyenda histórica de oralidad que historia documentada, en la región de Guanamé y Venado (ahora municipio de San Luis Potosí) se cuenta que en un lugar conocido como Las Pitahayas, en febrero de 1811 iban pasando los guayines del ejército de Miguel Hidalgo y le salió al paso un grupo de huachichiles y, posiblemente, también de tamasecos. Los soldados del ejército prepararon los fusiles, pero no hubo disparos porque los huachichiles querían hablar con Hidalgo. Le expusieron que desde hacía varios años ellos también luchaban por su independencia y se ponían a sus órdenes. Hidalgo y sus generales vieron esto con beneplácito, pues necesitaban más hombres, además de que los huachichiles conocían mejor que nadie ese camino real de la Intendencia de San Luis Potosí, sabían dónde había aguajes y puntos peligrosos para emboscadas, y además, les servirían de traductores. Fue así como aquellos huachichiles se unieron efímeramente al ejército de Hidalgo, guiándolo hasta los límites donde ahora convergen los estados de Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí y Zacatecas. En ese punto, el ejército de Hidalgo quedó en buenas manos, las de los irritilas que los escoltaron hasta Saltillo.

No se sabe con exactitud cuándo desaparecieron los irritilas de este mundo, pero debió haber sido hacia finales del siglo XIX. De ellos sólo quedan anécdotas, leyendas y algunas referencias históricas.

De los huachichiles, por su parte, se sabe que los últimos hablantes de esa lengua vivieron hasta finales del siglo XIX. De acuerdo con algunos periódicos de época que existen en el archivo de Saltillo, a los huachichiles todavía se les vendía ¡como esclavos! al terminar dicho siglo. Historia de oralidad recuperada por Homero Adame, el «cronista del desierto».

Si te interesa leer otros textos y ensayos relacionados con la Independencia, te invito a que vayas a otro blog en los siguientes enlaces:

y

Para leer más acerca de los huachichiles, la segunda edición (2024) de Mitos y leyendas de huachichiles tiene nuevos relatos que Homero Adame ha recopilado durante sus recorridos por las semi desérticas llanuras altiplanenses; relatos que aluden directamente a este grupo étnico del cual poco se sabe, pero el investigador nos da una muestra a través de la óptica legendaria, área que le es muy conocida. Debemos recordar que la historia conocida es la versión de los vencedores, sin embargo, gracias a estos relatos y leyendas recopiladas por el también “arqueólogo de la memoria colectiva” podemos dar un atisbo de la vida y las creencias de los vencidos.

Está disponible en Amazon para formato impreso o digital (Kindle):

Mitos y leyendas de árboles: «El espíritu de la anacahuita»

LEYENDA DEL ESPÍRITU DE LA ANACAHUITA

Leyenda escuchada en Mina, N.L.

Pues mire que cuentan que hay espíritus muy milagrosos, así como también hay otros chocarreros que nomás andan haciendo maldades, ¿vedá? Pero, mire, yo sé bien de un espíritu protector porque me ha tocado vivirlo. Es l’ánima de l’anacahuita. Usté la conoce bien, ¿vedá? Ese arbolito que crece por todas partes.

Pos resulta Foto de Homero Adameque hace ya munchos años venía yo a caballo y estaba lloviendo bien fuerte, con rayos y truenos. Creo que el caballo se espantó con un trueno porque nomás pegó un relincho y que me tumba. ¡Bolas, que doy el costalazo! Me levanté para perseguir al caballo, pero el muy méndigo se fue a todo galope; mire que me dejó abandonado. Y pos ni modo, a caminar se ha dicho, y entre puro lodazal. (Leyenda de Homero Adame.)

Pero mire, como a los veinte pasos, me di cuenta que me dolía la pata. Me arremangué el pantalón y traiba una bolota aquí mero en el tobillo, estaba sangre y sangre. Y llueve y llueve también. Me senté en una piedra y me tantié bien la pata. ¿Creerá que la traiba quebrada? El dolor era poco, pero ah cómo me asusté de verla suelta, suelta.

¿Qué hacer? No podía andar, estaba el aguacerazo muy bravo, ya era de tarde y hasta hacía friíto. No’mbe, pensé: «Ora sí te fregates, si t’encuentran mañana o pasado, va ser todo tieso». Pero uno tiene ánimo de vivir y pos ai como pude caminé echando brinquitos hasta refugiarme debajo de un’anacahuita. Me recosté sobre el tronco y no me va creer, pero ya ni me mojé siquiera.

Yo sabía que l’anacahuita tiene un ánima buena que ayuda al desprotegido. Es que eso cuentan por aquí, ¿vedá?, pero en ese momento no pensé en eso. Yo nomás quería que pasara la tormenta y a ver quién pasaba pa’ que me diera auxilio.

Mire, pa’ no hacerle tan largo el cuento, me quedé bien dormido de a tiro, y me desperté nomás rayando el sol. Traiba un hambre de la fegada, pero como no tenía qué comer, pos me comí unas bolitas de anacahuita, que saben feas, pero ese día hasta me supieron hasta dulces las condenadas. Oiga, pos verá que el pie ya lo traiba bueno; sin hinchazón, ni bola, ni sange, ni nada. Ni siquiera me dolía. El pantalón estaba todo sangrado, eso sí. Y bueno, me fui caminando hasta que llegué al rancho; me fui bien campante, no me dolió la pata para nada, como si nada me hubiera pasado. Cosas raras, ¿no? En llegando al rancho le platiqué a mis gentes lo que pasó. Mi abuelo todavía estaba vivo, y él me confirmó que la anacahuita es muy buena con la gente. Él dijo esa vez, y muchas veces más contaba cosas d’esas, que l’anacahuita tiene un ánima que ayuda a la gente y mire que a mí me ayudó esa vez de la tormenta. Por eso yo sí creo en esas cosas. Leyenda de Homero Adame tomada de su blog: https://adameleyendas.wordpress.com/2010/10/15/mitos-y-leyendas-de-arboles-el-espiritu-de-la-anacahuita/

Nota: esta historia la escuché en el municipio de Mina, N. L., pero por su contenido no podemos decir que se trate de una leyenda exclusiva de esos lugares, ya que la anacahuita es un arbusto muy común en el Noreste de México.

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A continuación agrego una ficha técnica de esta planta, tal como apareció en el libro Norteñismos norestenses – diccionario sobre el habla y otros referentes del Noreste de México:

Anacahuita. f. Bot. (Cordia boissieri) Foto de Homero AdameArbusto de la familia de las Borragináceas que llega a medir hasta cinco metros de altura. Su tallo es leñoso, de corteza gruesa y gris; hojas ovales, ásperas y verdes por el anverso, tomentosas y grisáceas por el reverso; las flores son de color blanco; la frutilla es muy jugosa. ║ Folc. En medicina tradicional se usa el tronco, las flores y el fruto contra problemas respiratorios. ~ Nota: la flor de este arbusto es la representativa del estado de Nuevo León. Sin.: anacagüita, anacahuite, anacagua, anacahua, nacahuita, nacagüita, nacagüite, nacagua, vara blanca.

Puedes encontrar más leyendas indígenas en este enlace:

Para entender mejor sobre la diferencia entre los mitos y las leyendas, sigan este enlace:

Mitos y leyendas en «Norteñismos norestenses»

UN LEXICÓN NORTEÑO

Norteñismos norestenses, diccionario sobre el habla y otros referentes del Noreste de México es un libro enciclopédico del habla y la cultura de Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y el Altiplano potosino. Diseño de Beatriz Gaytán con fotos de Homero AdameAparte de las palabras, refranes y fichas históricas y geográficas, se incluyen los personajes legendarios y mitológicos de esa región de México, el Noreste. Veamos aquí algunas de las entradas referentes a la mitología norestense:

Si te interesa este diccionario, puedes conseguirlo en librerías de Monterrey, Saltillo, Torreón, Ciudad Victoria, Matehuala y San Luis Potosí, o bien, escribe un mensaje aquí en el blog y nos pondremos en contacto.

AGAPITO TREVIÑO. Folc. Bandido regiomontano (1829-1854) muy popular del folclor de Nuevo León. También se le conoció como el «Caballo blanco», porque siempre andaba en un corcel de ese color. Fue muy famoso por sus fechorías y por haber sido como una especie de Robin Hood (robaba a los ricos para ayudar a los pobres) a la norestense. De él existen muchas leyendas y se dice que en varias cuevas serranas dejó ocultos cuantiosos tesoros. Murió fusilado en Monterrey, N.L.

Del Diccionario Norteñismos norestensesAHUICHOTE. m. rur. Folc. Pequeño animal mítico cuyo aullido es parecido al del coyote y es un mensajero de la Muerte en el sur de Nuevo León y en el Altiplano potosino. ~ Nota: aunque ésta es una palabra de origen náhuatl (ahuizotl: «espinoso del agua»), es posible que la creencia, tal y como se conoce en esa región, sea una reminiscencia huachichil. sin.: agüichote, agüizote, güichote, huichote, ahuichote-coyote.

ALICANTRE. m. Zool. (Pityophis deppei) Alicante, cencuate. ║ Folc. Especie de víbora venenosa que algunas creencias rurales aseguran se amamanta de leche humana y animal. Primero hipnotiza a la nodriza, luego mete su cola en la boca del bebé para que éste no llore mientras el alicante mama la leche de la mujer. ~ Notas: ésta es una creencia universal. ║ 2. En regiones del Altiplano potosino se afirma que esta serpiente y la vaca llegan a tener una relación muy estrecha, dado que hay vacas que se encariñan o «ungren» con estos reptiles y prefieren amamantarlos a ellos en vez de a sus becerros.

Del Diccionario Norteñismos norestenses - Foto de Homero AdameBARRIDA. f. Folc. Limpia; práctica mágica que sirve para curar diferentes males, como enfermedades del cuerpo o la mente, quitar las energías negativas, la mala suerte o el espanto, exorcizar lugares o personas, etc. Se utilizan diferentes elementos como hierbas, sahumerios, perfumes, velas, rezos, huevos, animales, etc. En nuestra región los lugares más famosos son: La Petaca, en el municipio de Linares, N.L.; Espinazo, en el municipio de Mina, N.L.; San Alberto, en el municipio de Progreso, Coah. y algunos lugares más de la Huasteca tamaulipeca.

CABRESTEADO, A. adj. Folc. Dícese cuando a alguien le dan golpes o chicotazos con el cabresto, a manera de «limpia» o «barrida». Véase también: cabresto.

CAJITAS. f. pl. Folc. Médium, o curanderos en quienes, se dice, se manifiesta el Niño Fidencio. sin.: materias. Véase también: fidencismo.

CERRO DE LAS MITRAS. Geogr. Cerro que se localiza en los municipios de Monterrey, García, General Escobedo y Santa Catarina, N.L. Tiene una altura de 2,000 msnm. ║ Etimol. Su nombre viene porque, según se dice, su perfil asemeja seis mitras episcopales. ~ Notas: Hist. También llevó el nombre de «Cerro de la Mitra» porque, igualmente, se decía asemejaba a una gran mitra episcopal. ║ 2. Folc. Existen muchos mitos y leyendas urbanas en torno a esta montaña, por ejemplo, apariciones, ovnis y otros fenómenos inexplicables.

Del Diccionario Norteñismos norestenses - Foto de Homero AdameCÓCONO, A. m. y f. Zool. (Melleagris mexicano) Guajolote, pavo. ║ Folc. En algunas regiones se tiene la creencia de que los brujos (naguales) cuentan con el conocimiento de transfigurarse en cóconos salvajes, mientras las brujas lo hacen en lechuzas. Me platicó don Evaristo que en aquellos cerros se juntan los brujos convertidos en cóconos. ║ Etimol. Viene del náhuatl conetl, que significa «niño» o «niña».

CUCO. m. Folc. Espanto, espíritu chocarrero. Si te portas mal te va a salir el Cuco. ~ Nota: en otras partes le dicen «Coco». ║ 2. Mús. Canción de cuna que dice: ♫Duérmase mi niño, duérmaseme ya, porque viene el cuco y se lo comerá♫.

DIABLERO. m. Folc. Vocablo que tiene varias interpretaciones en el folclor mexicano, aunque por su nombre de inmediato se asocia con el demonio. En el Noreste, se dice que el diablero es un personaje que conoce ciertas artes de magia o brujería, e incluso hay quienes son adivinos. En épocas pasadas eran contratados para enterrar tesoros.

ECLIPSARSE. v.intr. y prnl. rur. Folc. Dícese de la acción y de los supuestos efectos negativos por exponerse a la influencia de algún eclipse, ya sea lunar o solar, durante los meses de gestación en humanos y animales, o durante la floración en el reino vegetal. Tal hecho, según se cree, conlleva a sufrir problemas físicos, y también mentales en el caso de los humanos. Ese niño se eclipsó y por eso nació medio sinsilino. sin.: eclisarse.

Del Diccionario Norteñismos norestenses - Foto de Homero AdameEL CHORRITO. Geogr. Folc. Poblado serrano que se localiza en el municipio de Hidalgo, Tamps. La iglesia, ubicada en la entrada de una cueva o gruta poco explorada, es el centro de peregrinaje más importante del estado. Pese a estar dedicada a San José, ahí se adora a la Virgen del Chorrito (de Guadalupe), la cual, según la leyenda, se les apareció en una roca a unos arrieros. Sus fiestas son el 19 de marzo y el 12 de diciembre.

EL JERGAS. Folc. Mítico personaje que, según muchas leyendas, habita en el interior de las minas. Se le menciona recurrentemente en centros mineros y, dependiendo de la versión, puede ser benéfico o maléfico, es decir, o ayuda a los mineros en peligro o los perjudica. Por esto puede considerársele como una entidad dual. Véase también: ¡Llevar el Jergas!, en la sección de Expresiones y frases.

EL JUDÍO ERRANTE. Folc. Oscuro personaje que, de acuerdo con las leyendas, es como un espíritu que anuncia desgracias y muerte por medio de una especie de aullido o gemido. Algunas versiones lo asocian con Judas Iscariote y afirman que como castigo a su traición fue condenado a vagar por la eternidad y presagiar calamidades.

FIDENCISMO. Hist. Folc. Movimiento pagano-religioso basado en la mítica imagen del Niño Fidencio, un curandero oriundo de Guanajuato, de nombre José Fidencio Síntora Constantino (1898-1938), que se estableció en Espinazo (municipio de Mina, N.L.) en la década de 1920. Su fama creció al grado de transformarse en culto. Después de su muerte, algunos de sus más allegados seguidores se convirtieron en «cajitas», «materias» o médium, y empezaron a curar a través del espíritu de Fidencio o «Manobile», como lo llamaban sus «hermanos». La tradición continúa y las «cajitas» son supuestamente elegidas por don divino o por decisión del espíritu protector. Espinazo es hoy en día el centro de peregrinaje pagano más popular del Noreste, y sus fiestas principales son el 19 de marzo y el 17 de octubre.

Del Diccionario Norteñismos norestenses - Foto de Homero AdameFIESTA DEL SANTO NIÑO DE LOS PEYOTES. Folc. Fiesta que se celebra en Villa Unión, Coah., en la noche de Navidad para festejar el natalicio del Niño Jesús. De acuerdo con una leyenda colonial, la imagen del Niño se apareció en un peyotal, y a partir de entonces comenzó su veneración. Sin embargo, se sabe que en épocas prehispánicas los nativos veneraban al espíritu del peyote; por lo tanto se trata de una festividad sincrética: católica con elementos paganos. ~ Nota: Hist. Villa Unión, Coah. antiguamente se llamó «La Misión del Dulce Nombre de Jesús de Peyotes».

HERMANO GALVÁN. Folc. Popular líder religioso, al parecer originario de Reynosa, Tamps., que se hizo famoso gracias a sus prédicas por radio. Sus seguidores formaron un culto en torno a él. Según ellos, el Hermano Galván sana, o sanaba, con sólo escuchar su voz en la radio, pero para que la curación o milagro surtiera efecto, la persona tenía que enviar o depositar una determinada cantidad de dinero a una cuenta bancaria.

INDIO PEDRO JOSÉ. Folc. Mítico personaje de quien se habla en muchas leyendas en la Sierra Madre de Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila. Se dice que fue un caudillo y ladrón de fines del siglo XVIII, que guardó infinidad de tesoros en cuevas de la sierra. De acuerdo con algunas crónicas, él quizá fue el último indígena nativo de Nuevo León. ~ Nota: hay quienes, erróneamente, creen que su apellido era Méndez. Es probable que esta confusión se genere por una yuxtaposición de elementos reales y ficticios con el nombre de Pedro José Méndez Ortiz (1836-1866), el destacado militar tamaulipeco, oriundo de San Agustín, municipio de Hidalgo, quien llegó a ser General en las fuerzas juaristas.

Del Diccionario Norteñismos norestenses - Foto de Homero AdameJUAN OSO. m. Folc. Personaje, recurrente en ciertas leyendas que se cuentan en la Sierra Madre Oriental, que es producto de la relación de una mujer con un oso. ║ 2. Los kikapúes también dicen descender de este personaje, por ello lo tienen como un tótem. ║ 3. Según estudios mitológicos, este mito llegó a nuestras tierras gracias a la influencia española, pues forma parte del folclor europeo y asiático, donde es un héroe cultural.

LA COSA MALA. f. Folc. El Diablo, Satanás. Como ahí en la hacienda hubo muchas matanzas y luego un tiempo quedó sola, La Cosa Mala se apoderó de todo.

LA PETACA. Geogr. Congregación del municipio de Linares, N.L. muy famosa por sus brujas y curanderos. ║ Folc. De acuerdo con una leyenda regional, así se llama porque cuando llegaron los primeros colonizadores a Linares, un grupo de sacerdotes tuvo que realizar un fuerte exorcismo para confinar a todos los espíritus malignos que por allí merodeaban, los cuales encerraron en una petaca, perfectamente sellada, que enterraron del otro lado del río Pablillos, en donde ahora se encuentra dicha congregación. ║ Etimol. Esta palabra viene del náhuatl petlacalli, que significa «caja de petate o palma».

LUNARSE. v.prnl. Folc. Dícese cuando, por causa de la luna llena o menguante, se malea la carne fresca de un animal recién cazado, al dejarla oreando durante la noche para quitarle el tufo a monte. sin.: lunearse.

Del Diccionario Norteñismos norestenses - Foto de Homero AdameLUZ ERRANTE. f. Folc. Dícese de una luz que se aparece en los caminos y brechas para ayudar a las personas que andan perdidas en la noche. Pese a ser una creencia generalizada, en el Noreste es motivo de muchas de sus leyendas. ~ Nota: Folc. Este mito universal proviene del Ignis fattus, una manifestación sobrenatural que en ocasiones se le ve acompañando un funeral.

MAL PUESTO. m. rur. Folc. Embrujo; que se ha puesto un mal, un hechizo, un maleficio. Mi comadre fue con una bruja de La Petaca, y le dijo que traía un mal puesto muy fuerte, pero ya le dio unas barridas, unas santoleadas y otras curaciones. sin.: mal compuesto.

MANO PACHONA. f. Folc. Dícese de una mano peluda que se aparece misteriosamente en las paredes y asusta a quien tiene la mala fortuna de verla. Don Evaristo nos ha contado algunas leyendas de la Mano pachona; dice que malorea a quien la ha visto. ~ Nota: en otras partes se le conoce como «mano peluda» o «mano pelona».

MIQUIHUANA. Geogr. Municipio, población y sierra del suroeste de Tamaulipas. ║ Etimol. Folc. Este nombre, que por el sonido de sus dos últimas sílabas podría ser de origen huachichil o pisón, proviene del apelativo de uno de los primeros pobladores de esta región: Mecahuanna. Sin embargo, existe una leyenda local que afirma que a una cacica indígena le decían «Meca Juana», y de ahí se derivó este nombre.

Del Diccionario Norteñismos norestenses - Foto de Homero AdameOJEADO, A. adj. Folc. En brujería, refiere a la persona, animal, planta u objeto que se le ha provocado o hecho el mal de ojo.

OREJONES. m. pl. Gast. Calabaza deshidratada cortada en tiras. ║ 2. Platillo de Cuaresma consistente en orejones lampreados y condimentados. ║ Folc. De acuerdo con una popular leyenda de General Zuazua, N.L., los orejones fueron invento de un anciano de grandes orejas que se apareció para enseñarles a las mujeres cómo preparar los tajos de calabaza para que tuvieran alimento en épocas de escasez o carestía. Dado que su enseñanza fue bien acogida por la comunidad, muchos años después se apareció de nuevo y les enseñó a preparar orejones (rebanadas secas) con otras frutas, como chabacanos, duraznos y manzanas.

PARA QUE LA CUÑA APRIETE TIENE QUE SER DEL MISMO PALO. Dicho que significa que cuando las partes comparten un mismo origen, existen entre ellas mayores niveles de equilibrio y equidad o, en su defecto, de menor respeto. ~ Nota: Hist. De acuerdo con una leyenda anecdótica, esta máxima tuvo su origen en Nuevo Laredo, Tamps. Al parecer, hubo un cacique indígena que asolaba la región a mediados del siglo XIX, pero quien luego se enlistó en las filas del ejército, en Nuevo Laredo, hasta que llegó a ser mayor y comandante. Desde ese momento, los demás nativos hostiles, que conocían el poderío y crueldad de su nuevo enemigo, huyeron de esa región y así surgió este dicho o refrán que hoy es muy popular en todo el país.

Del Diccionario Norteñismos norestenses - Fotos de Homero AdameRATA VIEJA. f. Zool. (Ascalapha odorata) Mariposa o paloma negra. ║ Folc. Infinidad de creencias negativas se han generado en torno a este desagradable insecto. Entre otras, generalmente se le asocia con desgracias, malos augurios, cambios climáticos, etc. ~ Nota: así se le llama en ciertas zonas del sur de Nuevo León y del Altiplano potosino. sin.: mariposa nocturna, papalote.

SALAMANQUESCA. f. Zool. (Ambystoma tigrinum) Salamandra. Anfibio de color jaspeado parecido a la lagartija pero de mayor tamaño. ║ Folc. En las áreas rurales se cree que la salamanquesca «preña» a las mujeres al introducirse en sus vaginas cuando se bañan desnudas en los ríos o estanques, donde abundan estos animales. ~ Nota: con este mismo nombre se le conoce al ajolote (Ambystoma mexicanum).

SAN PEDRO PTOLOMEO. m. Folc. Personaje recurrente en ciertas leyendas regionales, de quien se dice es un espíritu benefactor. ~ Nota: este «santo» no se encuentra registrado en las efemérides católicas.

SANTA TAIS DEL MONTE. f. Folc. Espíritu benefactor que habita en áreas despobladas y se le invoca para pedirle favores, según algunas leyendas regionales. A ella también se le asocia con otro motivo de mitología mexicana: el Ánima Sola. ~ Nota: esta «santa» no existe en las efemérides católicas.

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Mitos y leyendas del Noreste: El Niño Fidencio

.EL NIÑO FIDENCIO

Tradición de Espinazo, municipio de Mina, N.L.

Hace varios años fui a Espinazo, en el municipio de Mina, N.L., para estar presente en las peregrinaciones dedicadas al Niño Fidencio, un curandero que se hizo a la fama allá por los años 30 del siglo XX. Luego de hablar con algunos organizadores, me permitieron presenciar una sesión «espiritista», durante la cual una médium, o «cajita», estaba haciendo curaciones a varias personas que habían llegado ex profeso. En un momento dado, la «cajita» se dirigió a mí y me pidió que le preguntase todo lo que quisiera saber. Así lo hice. Rato después, otras personas me aseguraron que fue el mismo Niño Fidencio, manifestado en esa «cajita» quien respondió a mis preguntas. De este modo, se dio una especie de entrevista con Ana María, la «cajita» y la transcribo aquí, dejando en claro que no es una leyenda propiamente dicha, sino un testimonio.

«Desde los cuatro años empecé a curar. Sufría de ataques y miraba cosas, pero sólo las cosas buenas. Era huérfana y vivía en casa de unos tíos. Si salía a la calle, siempre me perdía, por lo que ellos siempre estaban preocupados por mí. Tuve muchas etapas en mi vida, no tuve una vida fácil; fue muy dura. Por ejemplo, hubo un tiempo de niña que cualquier comida me hacía daño, por lo que solamente podía comer zanahoria, lechuga y una papa al día. Así duré todo un año. Entonces mi piel se empezó a ponerse como de cartón y me puse muy mala. Pero así como con muchas otras enfermedades horribles que sufrí, ésa se me quitó de repente. Duraba como tres meses enferma, sin poderme levantar de la cama y ya ni los médicos me daban muchas esperanzas, pero como le digo, de repente me curaba. Andaba bien por un tiempo y luego me enfermaba de otra cosa. Cuando estaba bien, mis tíos me llevaban a la iglesia pero siempre me ‘iba’. Sí, mi mente se iba y no reaccionaba sino hasta tiempo después. Luego, ya de grande, me metieron a un convento, pero duré muy poco, pues las monjas no me quisieron ahí. Ellas me dijeron que mi misión estaba en el mundo, que yo tenía el don de curar gente y que era mejor que saliera para cumplir con lo mío. No me dio tristeza ni nada. Al salir del convento me encontré con una piedra redonda llena de guirnaldas. Me le quedé mirando fijamente y vi un camino lleno de flores donde al final había una figura que no supe qué era. Ya no volví a la casa de mis tíos, me fui a vivir sola y pasé mucha pobreza y al poco tiempo me casé. Un día alguien me habló del Niño Fidencio y me mostró una fotografía de él, y supe que ése era mi camino. Vine aquí a Espinazo y de inmediato me convertí en cajita. En el Pirulito recibí el bautizo. Ahora atiendo a muchísimas personas allá en San Luis, que vienen a verme de muchas partes. Y le voy a decir una cosa, algunos médicos de San Luis me han pedido que atienda a ciertos pacientes que ya están desahuciados por la ciencia, y en la fe fidencista han encontrado alivio a sus pesares». Texto de Homero Adame.

—¿Qué es el Pirulito? –pregunté.

—Padrinito, el Pirulito es un lugar sagrado porque ahí se me apareció mi padre tres veces, me habló y me dio el poder de curación –respondió el Niño Fidencio a través de Ana María, la «cajita».

—¿Entonces antes de que llegara el Niño Fidencio aquí a Espinazo no era curandero todavía?

—No, mi padre me dio el don en el Pirulito.

—¿Cómo aprendió el Niño Fidencio a curar?

—Mi padre me habló, me dio el poder, y luego las plantas mismas me enseñaron sus propiedades; también el agua me enseñó cómo utilizarla para curar a mis enfermos.

—Hay otros lugares especiales o mágicos aquí en Espinazo?

—Sí, padrinito, son lugares sagrados que tienen un poder especial para curar. «La Dicha» es un lugar en el cerro donde yo tenía leprosos, ahí los curaba y alimentaba hasta que sanaban, pero ya casi no lo uso porque la lepra ya ha desaparecido. En «El Corral» atendía a los enfermos mentales, que eran muchos. Unas «cajitas» todavía van allá cuando llegan enfermos mentales y ahí los curo. Hay otros dos lugares mágicos, «Puerto Blanco» y «La Gavia», que ya han quedado vedados porque ahora hay cajitas que prefieren estar en lugares donde hay monedas, donde puedan sacar dinero de un paciente. Mi deseo es que me arreglen «La Gavia» y el «Puerto Blanco» y que se haga un grupo de trabajo armónico para que todo este lugar vuelva a ser de luz como siempre fue cuando yo vivía aquí en la tierra.

—¿Había algún otro lugar especial para el Niño Fidencio?

—Sí, el «Cerro Campana» era mí centro de oración. Me sentaba en una piedra y ahí entregaba mis sufrimientos al Padre Santísimo.

—¿Cómo se definen a las «cajitas»?

—Las «cajitas» son las portadoras de mi voz, ella hablan por mí o, mejor, mi espíritu habla a través de ellas. Cuando sale el sol se ven muchos rayos. Cada «cajita» es como un rayo de luz, pero no todas lo tienen. Unas son charlatanes que han venido a aprovecharse de la fe para hacer dinero, otras son charlatanes negros que hacen puros males. Ya no hay unidad entre las «cajitas», es una pena. La orden que dejé es que mis «cajitas» no cobren por los trabajos que hago, pues primero es la buena acción y luego la comisión. Mucha gente trae regalos de agradecimiento, y son bien recibidos, pero lo único que pido es que todos me traigan velas, para dar luz al mundo.

Casi para finalizar esta «entrevista», la voz del Niño Fidencio, a través de Ana María, me dijo: “Quiero que escribas un libro y hables de la verdad de mi movimiento. Aquí no hay secreto, mis madrinitas y padrinitos se abren a la gente y les explican lo que hacen, porque así lo quiero yo. Mi padre me ha ordenado que divulgue la verdad, es por eso que la verdad no debe ser un secreto escondido.”

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¿Dónde se ubica Espinazo?

Espinazo es una pequeña comunidad en el municipio de Mina, Nuevo León, que colinda con el estado de Coahuila en una región muy desértica y despoblada. Dicha comunidad creció en territorios de una hacienda ganadera cuando se estableció una estación de ferrocarril entre Saltillo y Piedras Negras. La fama de este lugar surgió gracias a José Fidencio Constantino Síntora, mejor conocido como el Niño Fidencio, cuyos conocimientos de herbolaria y sanación llegaron a oídos de Plutarco Elías Calles, quien era el Presidente de México en 1927 y fue a ver a este curandero debido a un problema que traía. A partir de entonces, y como agradecimiento del Presidente, la prensa de aquel tiempo se dedicó a hablar de las curaciones milagrosas del Niño Fidencio, haciendo que Espinazo se convirtiera en un centro de peregrinaje y curación.

También llamado “Manobile”, el niño Fidencio falleció en 1938 y el personaje se convirtió en leyenda, pues sus seguidores afirman que obra milagros a través de los sanadores o “cajitas”, quienes son como médiums que trabajan y curan con el espíritu del Niño Fidencio.

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Niño Fidencio

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