Un blog de mitos, leyendas, costumbres y tradiciones de México

Archivo para enero, 2011

Mitos y leyendas de la Huasteca: Cuextécatl

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Leyendas indígenas mexicanas

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CUEXTÉCATL

1036-1116

En esta zona de Tepetzintla se encontraba la ciudad más grande y organizada de todo Huastecapan, con aproximadamente cincuenta mil habitantes, que fue gobernada por el rey huasteco Almehen Muy (conejo noble), aliado del sacerdote tolteca, Huemác (manos grandes) quien sustituyó de manera interina, desde 1039, a Xiutlaltzin (venerable tierra de turquesas) viuda del rey O-Mitl (el huesudo), quien murió en 1035.

En aquellos tiempos, existió una pareja muy joven formada por Ketun (piedra preciosa) y Bilim nacon hobon (gran sacerdote sabio) que engendraron a un niño al que pusieron por nombre Albin hobon (niño sabio) y educaron con mucho ahínco, hasta la edad de 12 años.

Según la leyenda, este niño desapareció misteriosamente del lugar, –quizás estuvo preparándose en algún Calmécac (escuela donde se preparaban los nobles para oficios sacerdotales)– y después de 20 años regresó mostrando gran sabiduría y preparación, tanto que dominaba a la perfección cuatro lenguas diferentes, enseñando a su pueblo la lengua náhuatl, siendo ésta muy fácil de aprender y se usó y sigue usándose como lengua franca para la comunicación en muchos pueblos indígenas. Texto de José Reyes Nolasco

Tras la muerte de Almehen-Muy, Albin hobon o Cuextécatl (abuelo o anciano de los huastecos), a tan corta edad se convirtió en rey del imperio al que le llamaron Cuextlán. Dada su capacidad ideológica, estratega, inteligencia y gran valor, logró establecer alianzas con los nahoas (gente superior o gente que manda), otomíes (othón significa no poseer nada y mí, cazadores que caminan cargando flechas) y los chichimecas (raza o linaje de perros), para defenderse de los ejércitos invasores. Su reinado se extendió entre los tének, pames, nahuas, tepehuas, e incluso hasta los totonacos (prueba de ello que su centro ceremonial, el nombre que lleva Tah k´in –Tajín o lugar de trueno– es vocablo tének).

Según la leyenda de Cuextécatl, cuando regresó del Calmécac desconoció a sus padres. Éstos le preguntaban qué fue lo que lo hizo cambiar y decir que ya no tenía padres, y él les contestó que se debía a alguien mucho mayor a todos los humanos. Ante la presencia de ellos se despojó del bonete o gorro cónico y les mostró su cabeza totalmente rapada y comenzó a relatarles la experiencia obtenida en aquel Calmécac, donde días antes de su retiro, tuvo algunas premoniciones, en las cuales primero se vio en total desgracia buscando, humillante, una mano amiga que le brindara ayuda, y le pidió a los dioses que le indicaran el camino de la verdad, pero ellos le respondían con acciones muy confusas que no le satisfacían, razón por la cual lloró enormemente, y se vio por años prisionero de grandes y poderosos guerreros, hasta el día de su muerte. Cuando despertó estaba en un monte espeso y solitario con mucha hambre, allí sólo encontró agua fresca y cristalina de la que bebió; luego caminó sin rumbo fijo hasta que de agotamiento le dio tanto sueño quedándose dormido y comenzando a soñar nuevamente, viéndose lleno de felicidad, con un mundo de almas dichosas a sus pies, mostrando gran poder de espiritualidad, dominando en todo su origen al mal y a la muerte. Texto de José Reyes Nolasco.

Tuvo un tercer sueño, que fue terrible: sentíase atacado por feroces fieras, serpientes y seres monstruosos como Mictlantecuitl (Mictlan, lugar de los muertos; técuitl, oscuridad de la noche o sea, “señor del país de los muertos y la oscuridad de la noche”) que le dio tanto miedo, pero de pronto se le apareció su madre a la que había dejado abandonada. Extendiéndole los brazos buscó su protección con los ojos llenos de lágrimas, se lanzó sobre ella, pero se desvaneció y él despertó con gran lamento. La cuarta noche soñó que se encontraba flotante en el cielo, alcanzando las estrellas, todos los astros y el cielo. Vio las almas agrupadas en parejas mostrando gran felicidad, pero de pronto vio esas almas desfallecer y descendiendo cada una al inframundo y con ellas caer él también para luego despertar de ese suplicio.

Más tarde volvió a quedarse dormido y vio un círculo luminoso que daba vueltas. Dentro de éste se hallaban muchos guerreros que luchaban a muerte despedazándose encarnizadamente y se escuchaban horribles gritos ensordecedores de dolor, de ira y de espanto. Atento a esta escena y preso de terror, despertó nuevamente y ya no quería dormir jamás, pero el sueño lo vencía y otra vez soñaba, pero ahora con un hombre blanco que llegaba del mar, con su rostro lleno de quietud y de paz, con mucha fuerza y voluntad, con acciones llenas de honestidad, de entrega a su raza, con voz suave que sus palabras llevaban luz espiritual, para ser escuchadas con gozo. Este hombre blanco castigaba el mal y vencía a la muerte, pero de pronto emprendió su camino hacia el mar perdiéndose en las aguas. En otro sueño, Cuextécatl se quedó esperando en la orilla del mar su regreso, por mucho tiempo hasta que el hombre blanco volvió con ejércitos de hombres armados parecidos a él, pero su semblante había cambiado totalmente: era ya de aspecto cruel y frío; sus ojos reflejaban la muerte.

“¡Padre, madre!”, les dijo Cuextécatl al concluir su relato. “Vi cómo cruelmente los hombres blancos destruían y mataban a todos juntamente con mis hermanos, aniquilando a pueblos enteros. Entonces se me aparecieron los dioses, los cuales me recomiendan una vida pura y sana y así estar preparado para el día que esto suceda y poder salvar a mi pueblo, es por eso que ya no puedo llamarles padres, y desde hoy yo seré el caudillo que salve a mi raza”.

Pasó el tiempo. En cierta ocasión los toltecas tomaron cautivo a Cuextécatl y fue sentenciado a muerte, pero antes de ser ejecutado conoció a Quetzalcóatl que abogo por él, siendo liberado y haciéndose muy amigos desde entonces. Al conocer la forma en la que había llegado hasta Tollan (Tula), Cuextécatl pensó que se estaba cumpliendo la realidad de sus sueños, puesto que Quetzalcóatl era el hombre blanco que vino del mar.

Pero todo su destino cambió totalmente cuando para festejar tuvo una reunión en el reinado de Cuextlán (1088), hoy Tepetzintla, con varios señores, patriarcas, sacerdotes y caudillos; reunión mejor conocida como Tlacualli mayahuale (comida de los bocoles o banquete de Mayahuel –Mayahuel también se asocia a la palabra “mayanaliztli” que significa hambre), reunión con la intención de colocar maderos en las partes más altas de los pueblos, en forma de cruz para protegerse de los demonios. Por iniciativa de Quetzalcóatl II los reunidos tomaron cuatro guacales de pulque (4 número sagrado), pero Cuextécatl fue tentado por Tezcatlipockle (espejo humeante) y se bebió unos de más, para después desnudarse y causar desfiguros, que según inconscientemente abusó de la princesa Xochitl (florecita), la hija de Papatzin (quien descubrió la manera de extraer el agua del maguey o pulque en años anteriores) y por lo que cuentan que Cuextécatl bebió néctar en las manos de la diosa, pero después que se dio cuenta de lo que había hecho le dio tanta pena, pues esta acción hizo que perdiera su sacerdocio y desnudo empezó a correr de Cuextlán (Tepetzintla) hasta Pantlan (Pánuco). El jefe guerrero Tlayolo (Corazón de tierra) con sus acompañantes lo siguieron y para que no se sintiera tan mal, también desnudos y corriendo detrás de él, hasta llegar a la región que hoy en día se conoce como Pánuco, donde formó la nueva Huastecapan, no sin antes Cuextécatl agarrar otra borrachera donde perdió su cetro o bastón en un lugar que le llamó Tancuayalab (canoa o balsa con el bastón del soberano) dentro de esta zona. Fundó también el pueblo de Tamuín (víboras o serpientes, también puede ser remolino de agua) o Tamuianchan (país de muchas víboras) que tomó como capital temporalmente antes de llegar a Pánuco.

Allá por el año de 1115, Cuextécatl murió en Pánuco antes de la destrucción de Tollan o Tula. Luego estalló una revolución y con ella la ruina del imperio de Tollan o del pueblo tolteca. Apareció tal como en la profecía de aquel entonces, un colibrí con espolón de gallo, el cual trajo la desgracia, pues se desataron torrenciales aguaceros, huracanes que acabaron con todo y si esto no fuera suficiente, vino una época de cruel sequía que acabó con el resto del poder tolteca. Además, llegaron las enfermedades que continuaron arrasando vidas y por último la invasión de los chichimecas, hombres bárbaros que hicieron que terminara la historia tolteca en 1116. Los chichimecas, tribu o cultura que respetaba demasiado al rey Cuextécatl como su aliado, pero al saberse ya muerto éste, se acabó el respeto hacia el pueblo huasteco que por muchos años había sido su aliado y fue sometido salvajemente a base de la fuerza guerrera.

Así comenzó a realizarse la profecía de Quetzalcóatl: el rey era bueno al principio, pero se hizo vicioso y de mala conducta y muchos nobles y sacerdotes lo imitaron.

Nota: este relato fue enviado por Francisco Segura Bueno originalmente como comentario al post de Los huehues, un legado de Xantolo. Él explica que dicho relato fue tomado del libro Cuextécatl volvió a la vida, de José Reyes Nolasco, quien dio su visto bueno para que fuera publicado en este blog.

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Cuentos mexicanos: el indio y el español que tocaban flauta

UN ESPAÑOL Y UN INDIO FLAUTISTAS

Cuento tradicional escuchado en Linares, N.L.

Contaba mi abuelo una historia que le platicaba su propio abuelo y por eso podemos imaginarnos que es muy antigua. Decía él que allá en la loma de La Tortuga original, no en la que ahora lleva ese nombre, solía ir por las tardes un señor español, de los primeros que llegaron cuando conquistaron estas tierras. Dibujo de Jennifer Hennen para un libro de Homero AdameEse señor no era como los demás, pues cuentan que se preocupaba por la pobreza y el maltrato que les daban a los nativos. Lo raro es que cuando él llegó era malo como el mismo demonio, pero de repente cambió para bien. Entonces, ese señor iba con gusto en su caballo a la loma de La Tortuga, se sentaba a ver el atardecer y allá tocaba su flauta.

El señor español iba a la loma y tocaba la flauta, y cuando la tocaba se sentía muy inspirado y cuando regresaba al pueblo les decía a sus congéneres que se trataran bien con los indios. Algunos españoles creían que ese hombre tenía pacto con el demonio, pero otros afirmaban que en realidad estaba medio loco.

Según la plática de mi abuelo, el señor español tocaba la flauta junto a una piedra con grabados que fueron tallados por los indios, y cuando estaba inmerso en su música se le aparecía un indio que también tocaba una flauta. De tal manera los dos se comunicaban y platicaban a través de la música. Pero de eso ya ha pasado mucho tiempo, y que yo sepa a nadie se le ha aparecido el indio ni el español. Yo he andado muchas veces por ahí en la noche y nunca he visto nada, pero ha de ser cierto, pues de lo contrario para qué cuentan esas historias.

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Entre de la saga de relatos que hacen referencia a la época colonial, encontramos esta singular historia que, aparte de su mensaje conciliador y contenido fabuloso, nos habla de la fusión de dos culturas y de cómo sendos personajes antagónicos lograron entenderse a través de la música.

Este cuento mestizo, narrado por el Sr. Domingo Leal, surge de una remanencia arqueológica –un petroglifo que se encuentra en la cima de la loma de La Tortuga– y nos hace evocar otras semejantes que parten de una piedra, una cueva o un grabado, aunque algunas veces nos quede la duda de qué fue primero: el vestigio o el cuento. En este caso resulta obvio que primero fue el vestigio.

La flauta, en el ámbito de la mitología y el folclor, aunque en el relato no se menciona en ese contexto, tiene un significado y uso muy particular en ritos de fertilidad, cortejos prenupciales y las ceremonias fúnebres. De hecho, en la América precolombina la flauta de barro o de hueso era el único instrumento melódico que se utilizaba en los sacrificios rituales.

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Este cuento se publicó en el libro Mitos, cuentos y Libro de Homero Adameleyendas de Nuevo León, por la Editorial Font, en 2005. La edición estuvo a cargo de la Mtra. Déborah Chenillo, con fotografías de Homero Adame; diseño de Beatriz Gaytán; correcciones de Mary de Lara e ilustraciones de Jennifer Hennen.

El libro se puede adquirir en la Librería Cosmos, de Monterrey, N.L.

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Las cabañuelas en México

LAS CABAÑUELAS

Las cabañuelas son la expresión verbal de un conocimiento ancestral basado en la observación; son un sistema empírico que se utiliza en las zonas rurales mexicanas, principalmente, para predecir el clima de todo el año que inicia. Dicho sistema aplica exclusivamente para los días de enero.

Para leer un artículo completo sobre las cabañuelas, así como ver a detalle sus aplicaciones para cada día de enero, sigan este enlace: Las cabañuelas

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Mitos y leyendas de Zacatecas: El niño enterrado en la hacienda

EL NIÑO ENTERRADO EN LA HACIENDA

(Leyenda de la hacienda de Sierra Hermosa, en Villa de Cos, Zac.)

Cuentan en Sierra Hermosa que en un área del interior de lo que era la casa grande de la hacienda se escuchan llantos de niño, llantos de ultratumba. Según se cree, son los llantos de un niño que fue asesinado por su tío y enterrado clandestinamente adentro de la casa. (Leyenda en un blog de Homero Adame.)

El llanto proviene del suelo, abajo del marco de una puerta entre un pasillo y el comedor. Cuentan que hace varios años, los inquilinos de la casa decidieron escarbar en ese punto no para buscar un tesoro, sino para tratar de encontrar los restos del niño y darle cristiana sepultura. Empezaron a escarbar y a menos de un metro de profundidad primero encontraron tubería, que es más reciente, y siguieron escarbando más abajo hasta que encontraron una piedra de cantera, tipo lápida. Todas las personas que estaban escarbando sintieron algo feo y decidieron ya no seguirle. Rociaron la lápida con agua bendita y la volvieron a cubrir.

Los llantos siempre salen de ahí. Por pláticas de antes se sabe que son los llantos de un niño chiquito que era el hijo de doña Manuela Moncada. Ella había fallecido tiempo antes y su hijo quedó bajo la tutela de su tío Francisco. Este niño iba a ser el heredero de Sierra Hermosa y de otras que habían sido propiedad de doña Manuela. Francisco era entonces el albacea y administrador de todos los bienes de su difunta hermana, y sabía que su sobrino iba a heredar todo esto. Como el niño estaba indefenso, entonces lo desapareció, lo mató a él o lo mandó matar y parece que sí lo sepultaron ahí. Todo hubiera quedado como un misterio sin resolver, pero los llantos de ese niño delatan que sí hubo un asesinato.

Notas:

  1. Esta versión es el resultado de una amena plática que sostuve con don Mauro Lara y doña Rosa Bordallo, quienes viven en Sierra Hermosa, Zacatecas.
  2. Puedes leer otra versión de esta leyenda siguiendo este enlace:

Mitos y leyendas de Michoacán: Milagros en Pátzcuaro

MILAGROS EN PÁTZCUARO

Leyenda de Pátzcuaro, Michoacán

Una de las muchas leyendas que tenemos aquí en Pátzcuaro habla de que la Virgen de la Salud se le aparecía a la gente así como una mujer en forma natural y después decía: “Cuando quieras veme a ver y estoy en tal parte.” Luego la gente iba adonde ella les había dicho. No, pues cuando llegaban y veían la imagen de la virgen se daban cuenta que ella se les había aparecido porque era igualita aunque en forma de imagen y no de carne y hueso natural; entonces por eso sabían que era una aparición. Leyenda de Homero Adame.

Se cuenta que la virgen tuvo un atentador. Foto de Homero AdameParece que alguien entró una vez a la iglesia con pistola o carabina y le disparó a la virgen. Nadie sabe quién haya sido ni tampoco cuáles fueron sus malas intenciones, pero lo cierto es que la bala no quebró el vidrio; la bala se incrustó en el vidrio y a ella no la tocó.

Luego, por ejemplo, también en Pátzcuaro está la leyenda del templo de San Francisco. De las tantas imágenes que hay ahí en el templo está la de un Cristo de caña y dentro de los milagros o prodigios que se le atribuyen a ese Cristo es que estando normal así crucificado en su cruz, de repente se inclinaba. Eso está anotado en la historia porque hubo muchos testimonios de gente que le tocó ver cuando el Cristo se inclinaba. Nadie sabe por cuál razón se daba ese fenómeno porque, por ejemplo, aquí nosotros en el museo también tenemos otros cristos de caña que fueron hechos en la misma época y ninguno de éstos se inclina. Uno luego piensa que a lo mejor aquél del templo de San Francisco se trata de un Cristo que fue mal hecho y por eso hace que se incline, que se doble. Leyenda de Homero Adame.

Según los testimonios, una tarde el sacerdote de aquel tiempoFoto de Homero Adame estaba oficiando misa cuando de repente el Cristo comenzó a inclinarse y que mucha gente así como que se asustó; hasta el mismo sacerdote se quedó bien sorprendido. Ahora imaginemos nosotros quién soportó ver un Cristo en movimiento. No, de haber sido cierto, de seguro fue algo muy impresionante para todos los que estuvieron ahí. Quedaron los testimonios de la gente que vio ese milagro y aunque haya quedado registrado en la historia ahora no sabemos si es de veracidad o una leyenda. Es lo mismo, por ejemplo, que se dice que Tata Vasco descubrió un manantial con su báculo y así sacó agua, el manantial lo encontró aquí en donde está la noria afuerita de esta casa. Según la leyenda, don Vasco venía caminando, o sea subiendo para acá, cuando se detuvo y con el báculo golpeó fuerte en el suelo, que en aquel tiempo era pura tierra, y brotó el agua. Leyenda de Homero Adame tomada de su blog: https://adameleyendas.wordpress.com/2010/10/16/mitos-y-leyendas-de-michoacan-milagros-en-patzcuaro/

Nota: estas leyendas fueron narradas por el señor Javier Hernández, custodio del Museo de Artes Populares.

Foto de Homero Adame– – – – – –

La Virgen de la Salud fue realizada por artesanos nativos de Pátzcuaro bajo las órdenes de don Vasco de Quiroga, en 1540. Al poco tiempo y gracias a las curaciones milagrosas reportadas por los enfermos indígenas, se mandó grabar a los pies este epígrafe: salus infirmorum. En 1737 la Virgen de la Salud se convirtió en la patrona de Pátzcuaro. El 8 de diciembre de 1899 fue coronada.

Por otra parte, tenemos al Cristo de caña del templo de San Francisco. Fue manufacturado en el siglo XVI, también por artesanos nativos, siguiendo la tradición regional de utilizar pasta de maíz para elaborar artesanías, dígase religiosas o comerciales. El milagro que se narra aparentemente ocurrió en 1656.

En cuanto a Vasco de Quiroga, él es uno de los personajes más ilustres de Michoacán en el siglo XVI. Por su labor evangelizadora y su excelente trato con los purépechas le valieron el apodo de Tata Vasco. Nació en Madrigal de las Altas Torres, provincia española de Ávila, posiblemente en 1470, y murió en Uruapan, en 1565.

«El diácono» – anécdota familiar de los Adame Lozano, de Linares, N.L.

«EL DIÁCONO«

En la vida pueblerina del pasado, como en Linares, Nuevo León, era una sana y muy cristiana costumbre que cada familia tuviera entre sus hijos por lo menos un doctor, un maestro y un sacerdote. Bueno, la familia Adame Lozano de Linares medio cumplió con esa obligación, pues digamos que la abuela Clotilde fue maestra (aunque nunca ejerció), Homero es doctor y ¿el sacerdote?

A principios de la década de los años 80 del siglo XX, José Adame Lozano (mejor conocido como «Pepe el abogado» entre sus familiares) ya había vendido su rancho en Tamaulipas, “El Consuelo”, y no tenía dónde refugiarse cuando deseaba estar lejos de su núcleo familiar. Por diversas razones, Linares había dejado de ser para él un punto de referencia.

Como todo buen padre, al darse cuenta de que sus hijos ya eran hombres productivos, quiso ayudarles con un negocio. Con la venta del rancho los apoyó para que pusieran una tienda de botas y artesanías mexicanas en Brownsville, Texas, la «Armadillo Boot Co.». Pero también pretendía ser un gran comerciante y para ello buscó por doquier el mejor precio de las botas y demás artículos afines. En sus recorridos por León, Guanajuato, y las inmediaciones cayó a Lagos de Moreno, Jalisco, un pueblo tranquilo y barato, muy barato, por lo que ahí se instaló por un buen tiempo. Rentó un cuarto permanente en el hotel París, llegó a conocer a medio mundo, no faltaba al café todos los días, tardes y noches, como buen abogado y hombre de más mundo asesoraba a los grillos de la política y así se pasó gran parte de esos años, comprando botas y artesanías directamente del fabricante, enviándolas a Brownsville, mientras que sus hijos se engolosinaban vende y vende. Ah, pero ese mundo idílico terminó cuando se dio cuenta de que él adquiría los artículos para la tienda texana y sus hijos jamás le mandaban dinero para resurtir, pues eran épocas cuando las transferencias bancarias del extranjero eran por demás difíciles debido a la burocracia mexicana. De tal modo terminó la efímera etapa de Pepe el abogado como comerciante.

¿Y el sacerdote?

Bueno, con apellido Adame hay no sólo un ex sacerdote, sino un santo, san Román Adame, originario de Teocaltiche, Jalisco. Si Pepe el abogado hubiera vivido para saberlo, presto habría hecho un viaje a Teocaltiche y Yahualica, Jalisco, así como a Nochistlán, Zacatecas, para conocer las andanzas del pariente santo, como bien lo hizo su sobrino Homero, el escritor viajero e investigador. Pero ésa es otra historia; aquí estamos hablando de los Adame Lozano de Linares.

Entonces decíamos que toda familia de buenas costumbres tenía un sacerdote, pero los Adame Lozano fueron casi la excepción: casi…

Resulta que Pepe el abogado, cuando vivía en Lagos de Moreno, se hizo muy amigo del párroco y como iba muy seguido a la iglesia a platicar a la hora del chocolate, el párroco pensó que era un hombre tan devoto que seguramente podría ayudarle en ciertos menesteres. De tal modo, José Adame Lozano se convirtió en el diácono de la parroquia de Lagos de Moreno.

Años después, entre bromas nos decía: “Lo único que jamás pude hacer fue oficiar misa porque no era sacerdote ordenado. Ni tampoco podía dar la confesión. ¡Es que la verdad me excitaba mucho cuando las señoras me confesaban sus desvaríos!”

Nota: esta anécdota fue compartida por Jorge Adame Martínez y editada por Homero Adame.

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Puedes leer otra anécdota de esta familia en este enlace:

Mitos y leyendas de huachichiles: «La sierpe de siete cabezas»

LA SIERPE DE SIETE CABEZAS

Leyenda del Altiplano potosino

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Hace muchos pero muchos años, cuando los españoles penetraban los territorios del Altiplano potosino, que justificadamente consideraban hostiles, para fundar sus pueblos donde encontraban vetas de plata, varios clanes de huachichiles decidieron reunirse para buscar la forma de impedir el avance de los invasores.

Durante la reunión, acordaron que sus brujos trabajaran con las fuerzas de la naturaleza,Foto de Homero Adame pues de tal modo las poderosas armas de los conquistadores serían inútiles.

En Charcas, Mexquitic, Cerro de San Pedro y San Luis Potosí ya había colonos españoles, cuyos ejércitos no se tentaban el corazón para aniquilar a los nativos. Por su parte, los evangelizadores también obraban a su manera, a favor de la corona española.

Por un lapso de tres lunas, los brujos huachichiles estuvieron reunidos en un paraje desolado del Altiplano, donde ni el más aventurado explorador español hubiera penetrado. La magia de aquéllos era poderosa y, así, lograron su propósito. Cuando la luna roja de octubre salió en el horizonte, se escuchó un ruido sobrenatural que dejó paralizados a todos los que lo escucharon, menos a los brujos. Habían dado vida a una serpiente descomunal, con siete cabezas y ojos de fuego. (Leyenda de Homero Adame tomada de https://adameleyendas.wordpress.com/2010/10/13/mitos-y-leyendas-de-huachichiles-la-sierpe-de-siete-cabezas/)

Al amanecer, un enorme cuervo solitario surgió de la nada. Dio varias vueltas en el cielo y voló hacia el sur. La sierpe lo siguió. Con eso, los brujos huachichiles habían comandado a las fuerzas ocultas de la naturaleza para que el monstruo recién creado destruyera los pueblos españoles. El cuervo era su guía.

Por donde pasó la sierpe causó terror y destrucción. La voz corrió por doquier y varios ejércitos españoles fueron a su encuentro, pensando que se trataba de una fantasía o de un animal común y corriente. La realidad fue espeluznante: no pudieron con ella y nadie sobrevivió para contarlo.

Cerca de lo que ahora es Solís, en el municipio de Villa de Guadalupe, unos frailes apenas comenzaban a fundar una ermita para catequizar a los indómitos nativos y, asimismo, protegerlos de los despiadados españoles. Cuando vieron al gigantesco cuervo venir hacia ellos, uno de los frailes prendió inciensos, sacó las imágenes cristianas de la ermita y se dirigió a enfrentar al ave misteriosa. Sus compañeros lo siguieron. Sin embargo, cuando éstos vieron que ya se aproximaba la horrible sierpe de siete cabezas, huyeron despavoridos, dejando al pobre fraile a su suerte.

La sierpe incendiaba cuanto hallaba a su paso, dejando un rastro de cenizas tras de sí. El fraile se hincó y se puso a rezar, pidiéndole a su Dios que lo protegiera y que destruyera a ese monstruo infernal. Cuando el cuervo voló sobre su cabeza, aquél se puso de pie y dijo unas palabras en latín. El ave negra pegó un chillido, cayó a tierra y quedó convertida en cerro. Después, el fraile dijo más oraciones en latín y la sierpe le lanzó miradas de fuego que, en pocos segundos, acabaron con su vida. No obstante, antes de morir, el fraile dijo una última oración, mientras alzaba su brazo derecho y con eso conjuró al animal. La serpiente también quedó convertida en cerro.

Aunque han pasado muchos años desde entonces, y los huachichiles dejaron de existir como tribu o como individuos, mucha gente todavía recuerda aquel suceso y cuenta que la sierpe estaba destinada a destruir la capital potosina o la ciudad de Charcas; sin embargo, gracias a la fe del fraile, tanto la serpiente de siete cabezas como el cuervo quedaron conjurados, pero no para siempre…

Narra la leyenda que el conjuro un día habrá de expirar y que esos cerros volverán a ser lo que realmente son, para entonces, cumplir su destino. (Leyenda de Homero Adame tomada de https://adameleyendas.wordpress.com/2010/10/13/mitos-y-leyendas-de-huachichiles-la-sierpe-de-siete-cabezas/)

Libro de Homero Adame– – – – – –

Esta versión de “La sierpe de siete cabezas” apareció en el libro Mitos y leyendas de huachichiles, publicado por la Secretaría de Cultura del Estado de Oaxaca, en 2008, tras haber sido la obra ganadora del Premio Nacional de Cuento, Mito y Leyenda “Andrés Henestrosa” 2007, convocado por dicha institución.

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El libro se puede adquirir en las librerías de San Luis Potosí y de Matehuala.

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También puedes encontrar más leyendas indígenas en el siguiente enlace:

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Mitos y leyendas de la Huasteca: El hombre mám

EL HOMBRE MÁM

Leyenda escuchada en Huehuetlán, SLP

En toda la Huasteca existen infinidad de historias, mitos, leyendas y cuentos relacionados con los fenómenos naturales, como las lluvias, las sequías, los incendios forestales. Muchos de esos relatos contienen elementos ricos en mitología y dan explicaciones del porqué de las cosas, o bien, dejan una enseñanza.

Los ancianos de Huehuetlán todavía cuentan que hace muchos, pero muchos años, en la cima del cerro Tamáb vivía una pareja sin hijos. El hombre cultivaba maíz en sus milpas, las cuales daban cosecha todo el año porque siempre había humedad en sus tierras. La gente de los llanos estaba muy preocupada: como abajo llovía muy poco, las cosechas eran malas, y por ende, sufrían por escasez de comida y para colmo, los ríos tenían muy poco caudal.

Sabían que el hombre de Tamáb bajaba al valle a vender su maíz, y como esto les provocaba envidia, aquellos habitantes acordaron celebrar una asamblea, para lo cual esperaron al hombre con su cosecha: querían hablar con él. Le preguntaron por qué él sí recibía lluvia en sus tierras y ellos no. El hombre les explicó sus razones, pero la gente no le creyó y lo metieron a la cárcel.

Al cabo de varios días, tocó el turno del gobernador para interrogarlo y el hombre dijo que si lo dejaban libre, él se encargaría de mandarles la lluvia. Nadie de las autoridades creía que ese hombre pudiera hacer tal cosa, porque ignoraban que en realidad era un Mám, un «señor de las tormentas». Aunque los facultados para otorgarle la libertad se mostraban renuente de hacerlo, el gobernador accedió a que el hombre volviera a su casa con la promesa de enviarles bastante lluvia.

El hombre Mám llegó a su hogar, en la cima del cerro Tamáb, y encontró a su esposa muy preocupada por su larga ausencia. Él le explicó todo lo ocurrido y le dijo que se había comprometido a mandar suficiente lluvia a la gente de los llanos. Su mujer estuvo de acuerdo. Leyenda de Homero Adame.

Efectivamente, esa tarde llovió en las partes bajas de la sierra, pero los habitantes quedaron inconformes y querían más y más agua para sus cultivos y para los ríos. Entonces decidieron subir al cerro para hablar de nuevo con el hombre Mám. Llegaron muy de madrugada, pero como él estaba ausente en esos momentos, maltrataron a la mujer porque su marido les había enviado muy poquita lluvia.

Cuando el hombre Mám regresó a su hogar esa noche, encontró a su mujer llorando. Ella le explicó lo ocurrido y, como respuesta a la falta de gratitud de la gente, él hizo que las nubes bajaran de Tamáb y se descargaran con furia en los llanos. Por días y días llovió como nunca antes; los ríos se desbordaron y los habitantes se vieron obligados a huir porque la corriente arrasó con sus casas.

Mientras tanto, en el cielo estaba Dios observando los acontecimientos y decidió llamar la atención al hombre Mám. Envió por él a varios de sus ayudantes, quienes bajaron a la Tierra y batallaron mucho para convencerlo, pues él intuía que lo iban a regañar. Sin embargo, una vez en el cielo, el hombre Mám rindió cuentas, pero Dios no quedó muy convencido y dijo que le iba a dar un castigo.

Así, Dios envió al hombre Mám a las tierras del norte hasta que aceptara su obligación, tanto de mostrar bondad hacia los humanos como de no abusar de su condición divina de controlar las tormentas. A la esposa la dejó viviendo en el cerro Tamáb. Pero resulta que, como el norte es un lugar muy solo y frío, en vez de que el hombre Mám aprendiera la lección, se volvió muy vengativo y por esa razón cada año él provoca los huracanes. No obstante, siempre pasa a visitar a su esposa y le deja buenas lluvias para que el maíz siga creciendo. Leyenda de Homero Adame. tomada de su blog.

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Esta leyenda, con un contenido de mitología tének (huasteca), salió publicado en el libro Mitos, relatos y leyendas del estado de San Luis Potosí. Editado por la Secretaría de Educación del Estado y la Secretaría de Cultura, en 2007. El diseño estuvo a cargo de Beatriz Gaytán, mientras que la edición la hizo Déborah Chenillo Alazraki y la corrección, Mary de Lara.

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Leyendas indígenas mexicanas

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Mito y leyenda, ¿cuál es la diferencia?

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