Un blog de mitos, leyendas, costumbres y tradiciones de México

Archivo para enero, 2015

Mitos y leyendas de Chiapas: El Sombrerón

EL SOMBRERÓN

Leyenda de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas

 

—¿Y allá en su tierra no platican del Sombrerón? –le pregunto al Sr. Ceferino Pacheco, un taquero de Tuxtla Gutiérrez radicado en el Distrito Federal.

El sombrerón        —Uh, sí, también. Dicen que vive en una cueva –responde.

        —Es que a mí me contaron que en Tapachula el Sombrerón es como un aparecido que atrae a los niños con juguetes y luego se los roba.

        —No, no sabía eso.

        —Y que le dicen «el Sombrerón» porque trae un sombrero muy grande con juguetes colgando.

        —Pos, no. Eso sí no sé, pero en Tuxtla el Sombrerón dicen que busca muchachas para darles regalos y robárselas.

        —Entonces dice usted que en Tuxtla el Sombrerón supuestamente vive en una cueva.

        —Eso es lo que dicen. Yo ya tengo más de 20 años de vivir aquí y casi no voy para allá, pero sí me acuerdo que cuando estaba chaval nos contaban que ese Sombrerón se había robado que a una chamaca, que luego a otra, y así… así son esas pláticas.

        —¿Y sería cierto?

        —Pues vaya usted a saber. Yo digo que las pláticas siempre tienen algo de cierto. Cuando se desaparecía una muchacha y no la hallaban, pos luego le echaban la culpa al Sombrerón.

        —O sea que nunca hallaban a esas muchachas perdidas.

        —Ahí luego y sí, o sea que haga de cuenta que unos quince días después se sabía que se la había robado el novio y que se la había llevado a su tierra de él, como por ejemplo allá por Comitán o a la Villa de Flores.

        —Ah, pues entonces no había misterio.

        —Bueno, sí, porque a unas chamacas no las hallaban nunca, pero también parece que en las cuevas encontraban así como ropa de ellas, pero nada de ellas. Cuevas muy profundas que no les han dado fin.

        —O sea que el Sombrerón debe de vivir adentro de una de esas cuevas, ¿no?

        —Ándele, por ahí va la cosa. Pero también dicen que da regalos porque guarda muchos tesoros en las cuevas.

        —¡Órale!

        —Sí, que así es como engatusa a las muchachas: que les da collares, que les da monedas de oro. Ah, pero también dicen que es un pelado muy elegante, si no pues las muchachas no se irían con él, ¿eh?

El Sombrerón 2        —¿Y cómo anda vestido?

        —Pos depende. Depende porque dicen que depende a quién se le aparezca. Mire, haga de cuenta que si se le aparece a una muchacha de la ciudad, entonces se le aparece como hombre de ciudad, bien trajeado, pero sí se le aparece a una muchacha de rancho, anda como charro, y si la muchacha es indita, se aparece como indio, pues.

        —Oiga, ¿y no platicaban de alguna muchacha que se haya escapado?

        —Parece que sí, por eso saben cómo se viste y cómo es. Sí me acuerdo yo que platicaban de una muchacha que se escapó de la cueva y se trajo hartas joyas. Era una muchacha de familia muy amolada y con eso que sacó luego vivieron muy acomodados. Luego parece que ella llevó a sus gentes a la cueva para sacar más tesoros, pero no encontraron nada. O sea que sí era la cueva, había como huellas de ella en la tierra, pero que estaba tapada de la entrada para dentro. Quién sabe, ha de ser una cueva encantada.

        —¿Y quién habrá sido ese señor, el Sombrerón?

        —Parece que fue un ladrón que asaltaba a las carretas que llevaban cargamentos, o algo así. No sé si sería de tiempos recientes o de cuando los españoles, pero de que fue un ladrón eso sí porque si no, imagínese, cómo le haría para tener riquezas.

        —Pero no se sabe quién haya sido en realidad.

        —No, pero supuestamente lo mataron y lo dejaron colgado de un palo, y como no le dieron cristiana sepultura entonces por eso anda penando y haciendo maldades. Eso dicen, ¿verdad?

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Dentro del contexto mexicano, el Sombrerón parece ser un personaje exclusivo del folclor de ciertas regiones de Chiapas, como Tapachula y Tuxtla Gutiérrez. De él existen muchas leyendas y se dice que es un fantasma o un «robachicos». Lo llaman así porque, supuestamente, lo han visto con un sombrero muy grande en la cabeza, del cual cuelgan juguetes que le sirven para atraer la atención de sus víctimas, en particular niños, aunque esta versión explica que sólo se roba a las mujeres jóvenes. También se dice que fue un bandido que escondió muchos tesoros en algunas cuevas, pero no se sabe quién haya sido en realidad ni si se trate de un personaje mítico o ficticio.

Cabe mencionar que en otros países de América, como Guatemala, Venezuela y Colombia, también existen leyendas similares de este personaje.

Mitos y leyendas de todo México - Libro de Homero Adame

Otra versión de esta misma leyenda fue publicada en el libro Mitos y leyendas de todo México. Editorial Trillas. México, D.F. 2010.

Las dos imágenes fueron tomadas de la página de Internet 7 mitos colombianos que todos debemos conocer. Que el enlace sirva de agradecimiento a sus creadores.

El Señor de los Rayos – tradiciones mexicanas

EL SEÑOR DE LOS RAYOS

Centro de Peregrinaje en Temastián, Jalisco

 

No importa la hora ni el día de la semana. A lo lejos se oye el rumor de un autobús. Los comerciantes, tanto establecidos como ambulantes, se preparan a tener buenas ventas.

        Cuando el camión finalmente se estaciona, las personas bajan sin prisas y esperan. Al momento que el último pasajero baja, todos se organizan y empiezan su procesión a una hora predeterminada por ellos mismos. El desfile comienza con el estandarte al frente. Los feligreses, los músicos y el resto de los participantes, entre cánticos, oraciones y paso lento, se dirigen a la iglesia. Temastián, Jalisco - foto de Homero Adame (4)Al cruzar el umbral del atrio se observa un poco de desorden: unos siguiendo a pie, con reverencia, mientras que otros continúan su marcha de rodillas, hasta llegar al altar.

        Adentro de la iglesia los rezos y cánticos se escuchan como un murmullo unificado, aunque es individual y a ritmo propio, que puede extenderse por horas y sólo ser interrumpido por el tañer de las campanas o la misa que da inicio.

        Así se llega a Temastián, un rincón del extremo noreste de Jalisco, en el municipio de Totatiche; lTemastián, Jalisco - foto de Homero Adame (2)ugar de peregrinaje donde se venera al Señor de los Rayos. Hay otros peregrinos que prefieren venir en automóvil para una rápida visita, mientras no pocos tardan hasta tres o más días en su travesía a pie desde lugares como Valparaíso, Zac. o Aguascalientes.

        Sin importar la manera de llegar, el común denominador es la devoción y el fervor cristiano que está presente en todos y cada uno de los feligreses que han venido a encontrar alivio a sus penas, a solicitar un milagro o a pagar alguna manda pendiente. (Blog de Homero Adame.)

        La historia de Temastián está íntimamente ligada a las de sus pueblos vecinos: Totatiche y Villa Guerrero, ya que los tres fueron fundados como convento para evangelizar y castrar la libertad de los indígenas, todo por cuenta de frailes franciscanos, allá a finales del lejano siglo XVI. La fundación se hizo tomando como punto de partida a Colotlán, que para entonces ya fungía como centro religioso y «político».

        Extrañamente, de los tres pueblos el que menos ha crecido como tal a través de los siglos es Temastián, aunque de los tres fue el único que se convirtió en centro de peregrinaje. A esto la historia reciente lo fecha a partir de 1857, cuando se hicieron las primeras fiestas ya dedicadas al Señor de los Rayos. Sin embargo, de acuerdo a las leyendas, Temastián, que en náhuatl significa «el lugar de los baños» (de temazcal = baño y tlan = lugar) era desde tiempos remotos un sitio ritual donde las tribus llegaban una vez al año a venerar a alguna deidad. De hecho, los campesinos cuentan diferentes versiones, como la de que los indios tenían «un santo» al que visitaban, o la que dice que en este lugar los antiguos hacían sus mitotes para asegurar la caza y las lluvias. Lo extraño es que nadie mencione al lugar como sitio de baño o purificación. (Artículo de Homero Adame.)

        Posiblemente los frailes franciscanos, al darse cuenta que los nativos frecuentaban el lugar, tal vez en ciertas fechas rituales como solisticios y equinoccios, decidieron levantar ahí el monasterio, y poco a poco, con la conquista espiritual, simplemente cambiaron las fechas rituales y la deidad, dándole continuidad al peregrinaje. Este es un hecho que se presentó en casi todas las regiones del nuevo mundo, incluyendo santos o vírgenes que simplemente fueron inventados o suplantados por los conquistadores del espíritu.

        Aparte de la participación y observación de las actividades de los feligreses en la nave principal del templo, el lugar más interesante del santuario es el Salón de los Retablos, en donde se exhiben auténticas obras de arte hechas en muchas técnicas: fresco, grabado, lápiz, óleo, pirograbado, etc. sobre materiales tan variados como el lienzo, madera, papel, piedra o vidrio. Teniendo todos en común el agradecimiento por un milagro concedido.

        Los artistas de estas obras, tanto mexicanos como chicanos, son diversos, desde aquel que a ello se dedica de manera profesional o artesanal y recibe un pago por el trabajo, hasta los espontáneos que hacen su mejor esfuerzo para plasmar una imagen. Así vemos algunas obras sobre un mismo material, cortado de forma idéntica, en el cual se utilizan los mismos colores, donde sólo el texto cambia, lo que nos dice que fueron hechos por una misma mano, posiblemente de un «profesional». Pero sin duda las más interesantes son las hechas por los espontáneos, quienes además tienen una manera muy particular de usar el idioma y la ortografía, algo que es digno de verse y leerse, como aquel ex-voto que dice Temastián, Jalisco - foto de Homero Adame (3)«Doll gracias al Sr. de los Rayos por aberme alibiado a mi hijo de un paralis infatil. Jerez, Zac. Enero de 1959».

        Este salón de los ex-votos es también un marco ideal para observar los cambios tanto pictóricos como los de la vida diaria en el arte popular y en el país. Por ejemplo, en los dibujos vemos la variación en las modas, o los medios de transporte utilizados en diversas épocas de nuestra historia, desde la humilde carreta hasta el avión, pasando por el tren y el autobús, siendo este último el que más cambios ha sufrido en su forma. (Artículo de Homero Adame.)

        La fecha más antigua para uno de estos ex-votos parecer ser febrero de 1891. Y es digno de remarcar que las obras más antiguas se exhiben en un largo muro, donde no le llega la luz del sol que se filtra por las ventanas. Asimismo, las obras están protegidas bajo una larga «vitrina», lo que demuestra un sentido de conciencia y protección por lo antiguo.

        Para todo visitante es casi obligatorio entrar a esa sala, donde se palpa un mundo de emociones traducidas en el dolor y la gratitud. Además de los ex-votos, ahí también se observan carteras, cruces, diplomas, prendas de vestir, trenzas de cabello, trofeos, yeso para pierna o brazo, zapatitos de bebé, etc. como ofrenda a los favores recibidos. Esto nos lleva a la conclusión que una promesa se hace a cambio de un milagro, para que a la postre la promesa se transforme en ofrenda. Un ciclo muy interesante en la vida ritual de cualquier lugar de peregrinaje.

        Y siempre la pregunta flota en el aire: ¿Por qué se le llama Señor de los Rayos? Como respuesta están las leyendas populares, como aquella que todos los lugareños cuentan de que al Cristo crucificado una vez le cayó un rayo y nada le pasó. Hay otras personas que dicen que hace muchísimos años, en esa región caían muchos rayos hasta que llegó la imagen y todo se calmó. Dichas leyendas son variadas en su contenido y desenlace, y no faltan las que dan una interpretación más profunda, como la que dice que al Cristo se le llama así por los rayos de luz que nos llegan de él cuando nuestra devoción es grande. Sin embargo, no falta el que asegura que esas leyendas son puros cuentos y el mote del Señor de los Rayos lo tomó de su corona compuesta de tres grupos de siete rayos cada uno; corona que por cierto da dos números mágicos dentro del ritual cristiano: el tres y el siete.

        Sin embargo, los datos históricos y algunas leyendas asentadas en un libro titulado «Historia de la Venerable Imagen del Señor de los RayosSeñor de los Rayos en Temastián, Jalisco (2)«, escrito por el canónigo Luis Enrique Orozco, libro que se puede adquirir en la tienda parroquial, dicen que originalmente a la imagen se le llamaba «El Señor del Rayo» hasta que se pluralizó a partir de una tempestad que se abatió sobre unos misioneros que estaban dando catecismo bajo un mezquite, cuando un rayo se estrelló en la imagen, rajando la cruz, que todavía se conserva en el altar principal.

        El porqué del nombre a nadie parece interesarle, lo que importa es venir a venerar al Cristo que otorga muchos milagros y además ofrece 100 días de indulgencia a todo aquel que a sus pies le rece un Credo. Cualquier día es bueno para visitarlo, pero muchos prefieren hacerlo durante las fiestas, que tradicionalmente se llevan a cabo el jueves de la Asunción, empezando tres días antes. Para esas fechas, la multitud es tal que las misas se tienen que celebrar al aire libre, en el atrio, pues la iglesia no da abasto a tanta gente.

        Los peregrinos llegan de cualquier parte de la república y pernoctan donde sea posible, preferiblemente en la Casa del Peregrino, pero si ya no hay cupo lo hacen bajo cualquier techo, en casas particulares o incluso a la intemperie. También en esos días llegan muchos vendedores ambulantes que ofrecen alimentos, veladoras, productos religiosos, etc., sin faltar los que venden baratijas. Por el contrario, en cualquier otro día del año, todo es muy tranquilo y el visitante puede tomarse todo su tiempo para conocer el templo, el Salón de los Retablos y sentir el silencio solo quebrantado por la campana o el murmullo de algún feligrés.

Como dato adicional es bueno saber que las fiestas tradicionales se llevan a cabo el 11 de enero y el jueves de la Ascensión (40 días después del domingo de Resurrección), fechas multitudinarias llenas de colorido, folclor y fe.

 

CÓMO LLEGAR A TEMASTIÁN

√ Viniendo de Guadalajara o Zacatecas, tome la carretera # 23 que va a Jerez y Tlaltenango. Cerca de Momax tome la desviación a Temastián y Villa Guerrero. Continúe hasta llegar al crucero que indica Chimaltitán o Bolaños.

√ Ninguno de los tres pueblos cuenta con hoteles, pero en los dos primeros puede encontrar cuartos de renta muy económicos aunque en condiciones bastante precarias.

√ Si desea visitar pueblos huicholes como Tuxpan o La Yesca y no cuenta con un vehículo adecuado para caminos montañosos, tanto en Bolaños como en San Martín puede conseguir servicio de transporte a precios muy razonables.

 

Este texto se publicó originalmente en la revista México en el tiempo, en el No. 17 de marzo/abril de 1997