LOS YUMKÁ
Leyenda de Frontera, Tabasco
Yo digo que hay dos tipos de historias, las que contamos nosotros y las que cuentan los mayas –anticipa el Sr. Maximino Álvarez.
Nosotros sabemos historias de piratas, y de tesoros y de aparecidos, pero los mayas saben de espíritus, de la Xtabay, de los duendes. Le digo esto porque cuando estábamos chicos trabajó en mi casa una mujer maya que era de una comunidad chiquita allá por Naranjos, creo. Ella nos contaba historias para que según esto nos portáramos bien, y sí nos asustábamos, pero ahora ya de grande me he dado cuenta de que ella no las inventaba, sino que más bien eran historias de su gente.
Me acuerdo muy bien de una historia de unos duendes que en la lengua de los mayas les dicen «los yumká». Decía doña Chelo –así se llamaba la mujer– que en todas las selvas de Tabasco vivían esos duendes, esos yumká, pero que casi nadie podía verlos, y que también vivían en los pantanos. Que yo me acuerde nunca nos dijo cómo eran esos duendes, pero en mi imaginación yo me los figuraba vestidos de verde, con zapatos rojos y sombrerito picudo, porque así se miraban en los cuentos de hadas, pero ahora sé que los dibujos de esos cuentos son de allá de Europa, entonces los yumká no pueden ser iguales, pero la verdad no sé cómo serán, si es que existen, ¿verdad?
Entonces doña Chelo
decía que los yumká vivían en la selva y en los pantanos porque Dios los creó para que protegieran esos lugares de la gente que quisiera destruirlos o construir pueblos, ni hacer carreteras ni talar los árboles. Entonces que cuando alguien llegaba con las intenciones de hacer un daño a la selva –a la ecología decimos ahora–, los yumká se las ingeniaban para que la gente mejor se fuera a otros lados. (Leyenda de Homero Adame.)
No sé, esas son historias y creencias de los mayas, pero algo de cierto puede haber porque, ya ve, hay muchos lugares despoblados completamente, donde es pura selva, puro pantano, y casi nadie se atreve a meterse. Y ahora ya hay hasta reservas protegidas por el gobierno, como ésta de los pantanos aquí al sur, y de seguro los mayas que todavía quedan habrán de decir que esa protección es obra de los yumká.
Cuando los españoles llegaron a los territorios de Centla (del náhuatl: «en el maizal»), en 1518, los mexicas ya tenían mucho tiempo de haber sometido a los mayas chontales. Fue hasta el año de 1780 cuando se fundó San Fernando de la Frontera. En 1826, la población recibió el título de villa, con el nombre de Guadalupe de la Frontera. Al decretarse que Tabasco fuera estado libre y soberano, en 1833, Frontera se convirtió en la cabecera municipal de Centla, y en 1896 fue elevada a la categoría de ciudad. Entre 1928 y 1937 se le llamó oficialmente Álvaro Obregón.
Notas:
1. La primera imagen fue tomada de desktopnexus.com. Que el enlace sirva de crédito y agradecimiento a sus creadores.
2. La segunda imagen fue tomada del sitio de internet Eden project. Que el enlace sirva de crédito y agradecimiento a sus creadores.
3. Una versión similar de esta leyenda, aunque editada con un tono más literario, fue publicada en el libro Mitos y leyendas de todo México. Editorial Trillas. México, D.F. 2010.
El libro se puede conseguir en muchas librerías del país, así como en todas las librerías de Trillas. Otro modo de adquirirlo es a través de su tienda en línea siguiendo este enlace:
Mitos y leyendas de todo México en Editorial Trillas
4. Ahora es común el tema del tren maya y las controversias que ha generado. Sería bueno saber si hay gente que cuente este tipo de historias de seres sobrenaturales como los yumká que van a proteger la selva amenazada por los trazos de la vía férrea.