Un blog de mitos, leyendas, costumbres y tradiciones de México

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Las cabañuelas en México para pronosticar el clima

Las cabañuelas, ese singular conocimiento empírico del clima, representan una manera ancestral de predecir el comportamiento climático durante el año que comienza, mediante la observación de todos y cada uno de los días de enero exclusivamente. Tal vez esta costumbre tenga sus orígenes en las sociedades agrícolas de tierras semi áridas como forma de pronosticar cuándo habrá lluvias. En algunas regiones de nuestro país también se dice que las cabañuelas son las lluvias en los meses de invierno, pero en el Noreste no es así.

Debido a que enero puede cambiar su clima radicalmentede un día para otro, es común que alguien diga: «Es que estamos en la cabañuela de ………», y mencione el mes al que corresponde ese día.

A continuación veremos este sistema climático con detalle y ejemplos. Primero hay que observar el comportamiento climático de cada día de enero y tomar datos. Por ejemplo, digamos, el 6 de enero, que corresponde al mes de junio. Entonces desde temprano observamos el cielo, el viento y la temperatura. El resultado nos daría algo como esto: soleado, sin viento y algo caluroso. (Es pertinente aclarar que estos datos son relativos, dado que durante el día puede haber variaciones significativas o contrastantes, por ejemplo: estar primero fresco y luego caliente, así como primero nublado y después soleado, etc. Entonces, para esto hay que tomar una media, es decir, cómo estuvo el clima durante la mayor parte del día.)

Cada día tiene un mes que se les atribuye de un modo sistemático, como se ve en esta tabla:

DíasMes DíasMes
 1 – 24Enero  7 – 18Julio
 2 – 23Febrero 8 – 17Agosto
 3 – 22Marzo  9 – 16Septiembre
 4 – 21Abril 10 – 15Octubre
 5 – 20Mayo 11 – 14Noviembre
 6 – 19Junio 12 – 13Diciembre

Después tenemos que los días del 25 al 30 se toman por medio día para cada mes. Desde la madrugada hasta el mediodía, y la tarde y noche. Esto se hace de la siguiente manera:

DíasMeses DíasMeses
 25Enero y febrero 28Julio y agosto
 26Marzo y abril 29Septiembre y octubre
 27Mayo y junio 30Noviembre y diciembre

Finalmente, tenemos al día 31 con sus 24 horas. En este caso, cada dos horas son asignadas a cada mes, partiendo de la madrugada: 

      HoraMes HoraMes
12:00 –   2:00 a.m.Diciembre 12:00 –  2:00 p.m.Junio
  2:00 –   4:00 a.m.Noviembre  2:00 –   4:00 p.m.Mayo
  4:00 –   6:00 a.m.Octubre  4:00 –   6:00 p.m.Abril
  6:00 –   8:00 a.m.Septiembre  6:00 –   8:00 p.m.Marzo
  8:00 – 10.00 a.m.Agosto  8:00 –  10:00 p.m.Febrero
10:00 – 12:00 a.m.Julio  10:00 – 12:00 p.m.Enero

Muy bien, ya tenemos todos los días y sus horas correspondientes a cada mes del año. Si volvemos a nuestro ejemplo original, el mes de junio, sabemos que sus días son el 6, el 19, la tarde y noche del 27, y las horas de las 12:00 a las 2:00 de la tarde del día 31.

Como se verá, este sistema parece un tanto complicado, pero la verdad es cuestión de ser pacientes y observar con detalle todos y cada uno de los días de enero, hacer las anotaciones pertinentes y sumar y comparar todos los datos para sacar las conclusiones de cómo será el clima en tal o cual mes del año.

Como comentario final vale añadir que las cabañuelas son básicamente una costumbre oral que se recuerda al momento y sólo en el mes de enero, pues en realidad es poca la gente que se toma la molestia de hacer anotaciones metódicamente.

Nota 1: este texto fue publicado en mi libro Leyendas, relatos, costumbres y tradiciones de Nuevo León (páginas 180-183), Editorial Font, de Monterrey, N.L, en 2005. Sin embargo, el texto original, tal vez el primero sobre el tema que hubo en formato papel y posteriormente en Internet para las cabañuelas mexicanas, fue publicado por la revista México Desconocido en enero de 2002.

Nota 2: puedes leer una variante más completa de este artículo, así como ver a detalle sus aplicaciones para cada día de enero, siguiendo este enlace: Las cabañuelas

Cañón del Chiflón, cascadas, prehistoria e historia en Saltillo

CAÑÓN DEL CHIFLÓN
Entre un paisaje de película
Texto y fotografías: Homero Adame
Es sabido por muchos que en las proximidades de Saltillo existen infinidad de vestigios de antiguas culturas que habitaron esta región del México septentrional. Tales vestigios son básicamente petroglifos, pinturas rupestres y puntas de flecha, que hablan de la vida nómada de los pobladores. Son muchas las teorías y conjeturas, como poca es la historia recabada sobre esas culturas; historia que en ocasiones se presta a la confusión ya que no existe una manera de fechar con exactitud el tiempo de que datan las remanencias. La historia de la región es más bien moderna, de la época de la conquista, y habla de los muchos grupos conocidos que poblaron las sierras,  los valles y, también, los desiertos del estado. Pero no hay seguridad que esas tribus hayan sido las que tuvieron la inquietud y se tomaron el tiempo y la dedicación de dejar pintadas o esculpidas en las rocas la expresión de su arte o idiosincrasia. Posiblemente esas pinturas y petroglifos ya estaban ahí cuando aquéllos llegaron. No lo sabemos con exactitud y quizás nunca lo sabremos.
Dentro de ese amplio marco de lugares que entre la escases de su vegetación y lo intrincado de sus sierras resguardan los petroglifos y pinturas, encontramos el Cañón del Chiflón, ubicado a 38 kilómetros de Saltillo rumbo a Torreón.
El Chiflón es muy conocido por los saltillenses por ser un lugar de paseo dominical, donde existe un río con una hermosa cascada, que da frescura a los calurosos días de verano. Lugar de agua limpia y fría que corre todo el año, aun en épocas de sequía. Pero son más las personas que llegan atraídas por la fama de la cascada que por las otras cosas que están ahí para ser vistas y admiradas, siendo por lo general el turista extranjero o el mexicano que viene de distantes puntos del país el que llega preguntando por las pinturas rupestres, para así enterarse que ahí existe una cascada de gran altura y monumental belleza.
A escasos 600 metros de la carretera está la ruinosa hacienda del Chiflón, otrora señorial de recios adobes y grandes piedras, donde vive una familia que cuida la casa grande y las 100 hectáreas de que la hacienda está compuesta. Ellos son gente humilde, acostumbrada al turismo y gustan de platicar, con mucho orgullo, lo que tienen a la vista, las historias que se cuentan y sobre los muchos visitantes importantes que han llegado por ahí en busca de aventura o lugares, digamos, desconocidos.
Sentado en una mecedora, don José Juan Valdez nos invita a tomar asiento y nos pregunta que qué nos trae por esos rumbos. Una vez que uno le explica el motivo de la visita, él dice que sí hay algunas pinturas, pero que es mejor ir a la cascada. Su esposa hace pocos comentarios y sus hijos pequeños, que todavía viven en el casco de la hacienda, miran al visitante con atención y curiosidad. Uno de ellos, Raymundo de 13 años, constantemente interrumpe la plática de su padre para afirmar o agregar los comentarios. El es el guía de turistas y está más que dispuesto a llevarnos a ver las pinturas y la cascada.
Don José poco sabe de la historia de la hacienda y menos de los más antiguos pobladores, pero con regocijo cuenta detalles de la película El alma grande del desierto, que se filmó en esos parajes, y cita otras películas cuyos títulos ha olvidado; todas ellas de indios y vaqueros. Asimismo cuenta descubrimientos y leyendas. Dice que a seis kilómetros, en el llamado Rincón Colorado, hace muchos años encontraron huesos de dinosaurios, pero que los lugareños no permitieron que se los llevaran a la Ciudad de México, pues querían que permanecieran ahí y se construyera un pequeño museo, para así poder contar con una atracción turística; los huesos no fueron removidos del lugar y el museo todavía sigue en proyecto.
Como buena hacienda con leyendas, don José se divierte narrando episodios de gente que ha llegado en busca de tesoros, pero que nada han encontrado, y niega que se escuchen ruidos o se vean apariciones; sin embargo, afirma que por ahí se han visto platillos voladores. Dice que en las noches algunas personas han observado luces volar rumbo a la cascada y que él mismo las vio en una ocasión. “Hace mucho se perdieron tres gentes que subieron a la cascada, los buscamos todo el día y en la noche, pero no los pudimos hallar. Luego vino un señor que vive allá arriba y nos dijo que él vio cuando los marcianos los habían subido en una nave y se los llevaron. Verdad o mentira, la cosa es que esos muchachos nunca aparecieron”.
Emprendemos camino con la buena guía de Raymundo, quien conoce todos los parajes ya que él lleva a las cabras y borregas a campear. A pocos metros de la casa encontramos los primeros petroglifos y así sucesivamente los iremos viendo a todo lo largo y lo ancho del cerro. Es increíble la cantidad que hay de ellos. Las figuras varían en forma y tamaño, siempre destacando las circulares, las onduladas y los puntos, alusivas a los astros, el agua del río y, posiblemente, a un sistema numérico. Pero no todos esos petroglifos son antiguos, muchos de ellos son modernos pues son demasiados los paseantes que gustan de dejar un recuerdo de su visita grabado en la roca. Encontramos nombres y dibujos de cruces, flechas, corazones e iglesias; digna representación de que los petroglifos se siguen creando de acuerdo a la época en que se vive.
No nos cansamos de ver los petroglifos, pero el día pasa rápido y queremos conocer y contemplar otras maravillas.
Subimos por todo el lecho del río hasta llegar a la cascada, que tiene dos caídas y varias pozas o albercas naturales. En verdad que la descripción dada por don José se queda corta ante la belleza del lugar. La pared del cañón es alta, estrecha e impresionante, y con finura se desliza la blanca estela del agua, para caer con estrépito en la primer y más profunda poza y así seguir su camino cuesta abajo hasta la segunda poza, donde nos encontramos. El agua es muy fresca, con tonalidades turquesa, e invita a darse un chapuzón. Raymundo nos espera pacientemente sentado en la roca, mientras continúa platicando sus aventuras, descubrimientos y fantasías.
La mayoría de la gente se queda en ese paradisíaco lugar, pero nuestro plan es seguir hacia arriba para ver las pinturas rupestres, que es en sí el motivo original de nuestra visita.
El ascenso es difícil y resbaladizo. Así llegamos hasta la primer poza y más arriba a una cueva. A escasos metros de ésta hay un venero en el cual se construyó una pila para captar el agua que se entuba hasta abajo -a la casa y al ejido Plan de Ayutla, junto a la carretera-. La cueva no es profunda, pero a lo alto tiene una pequeña oquedad de profundidad desconocida, de la cual asegura el jovencito Raymundo que en una ocasión unos exploradores extranjeros se metieron con tanques de oxígeno por largas horas.
Así como esa, al parecer hay muchas cuevas más en todo el cañón, pero permanecen inexploradas por lo inaccesible y la falta de difusión o interés.
Rodeamos la cueva y seguimos subiendo hasta llegar a la cima, donde inicia la cascada. La vista de la cañada gris, de las pozas turquesa, del azul del cielo con blancas nubes y del amarillento-obscuro valle en la distancia es en verdad impresionante; vista que hace valer el día en sí y la fatiga de la caminata.
Raymundo platica que desde ahí caían a la poza los indios que «mataban» durante el rodaje de las películas filmadas en Chiflón, pero -advierte- caían cuando el río llevaba más agua, ahorita es muy poca.
En esa parte, en lo alto del cañón, se encuentran las famosas pinturas rupestres en un recodo natural de la roca. Pero las pinturas no son tan abundantes como habíamos creído y hubiéramos querido. Solamente se pueden distinguir restos de cuatro pinturas, el faltante y las demás, si es que había, han ido desapareciendo, tanto por el intemperismo y el tiempo como por la gracia de los vándalos, quienes han dejado ahí las huellas de su paso. Dos de ellas son las más distinguibles, una pintada en rojo y la otra en rojo y azul. Semicírculos y ondulaciones que seguramente representan las cascadas y el río.
Preguntamos si acaso no hay más pinturas, y Raymundo nos dice que sí, que son las que ya habíamos visto abajo, pero que éstas son las únicas de color. Por alguna razón incomprensible, ningún visitante guiado por este jovencito se tomó la molestia de explicarle que unas son pinturas y otros petroglifos; error que ya ha quedado aclarado.
Por sugerencia del chamaco, el retorno lo hacemos por otra parte, alejándonos del río, para bajar por la escarpada ladera. Desde la cima del cerro la vista al valle es aun más impresionante, admirando así el interminable horizonte del poniente. La bajada es un tanto peligrosa por lo resbaladizo del terreno y las piedras sueltas, que caen ruidosamente, pero vale la pena intentarlo, porque en toda la ladera de ese cerro hay más y más petroglifos.
Bajamos por la ermita, antigua iglesia de la hacienda y ahora en vías de desaparecer. El día ha sido extenuante y la familia amablemente nos ofrece de comer un plato de arroz y tortillas de nixtamal recién hechas.
Antes de despedirnos, don José nos dice que el nuevo dueño de la hacienda proyecta hacer en el futuro próximo un campo turístico, remozar la hacienda, hacer más accesible el camino a la cascada y reconstruir los pocos objetos antiguos que quedan. Qué bueno que hay alguien que se preocupe por mejorar una joya histórica y natural en esta árida parte de Coahuila, y dar así un nuevo realce a este atractivo del estado.
Notas: este artículo con más fotografías fue publicado originalmente por la revista México desconocido, en 1999.
2. Puedes leer una leyenda relacionada con la hacienda del Chiflón siguiendo este enlace: El tesoro de Pancho Villa.

Agustín de Iturbide y Padilla, Tamaulipas

Padilla, a la sombra de la muerte de un caudillo (más…)

Celebraciones del 2 de febrero en el mundo y en México

FESTIVIDADES AGRÍCOLAS ALREDEDOR DEL 2 DE FEBRERO

 

Existen en el mundo diversas celebraciones relacionadas con el inicio de los ciclos agrícolas. Una de las más antiguas que se tenga referencia es el Tu Bishvat Tu Bi’shevat, una fiesta menor dentro del calendario hebreo que se celebra el día 15 del mes de Shevat y puede caer a finales de enero o principios de febrero. Tal celebración se le conoce como de los árboles o de las semillas. En los Estados Unidos y Canadá hay un festival de origen holandés que se celebra el 2 de febrero y se le llama Groundhog Day. De acuerdo con la tradición, el groundhog (una especie de topo o marmota) sale de su madriguera en esta fecha, luego de haber invernado por varios meses. Se dice que si el animalito ve su sombra, entonces habrá seis semanas más de mucho frío, así que regresa a su madriguera para seguir invernando. Por el contrario, si no ve su sombra –porque el día está nublado– entonces interpreta que ya viene la primavera y ya no vuelve a la madriguera. Esta costumbre, observada por mucha gente en este día, viene de otras similares y más antiguas en Inglaterra, en la cuales los osos hacían el mismo ritual y, por curioso que parezca, eran días también asociados con los inicios del ciclo agrícola y, consecuentemente, en las tradiciones de la Candelaria.

 

DÍA DE LA CANDELARIA

El día de la Candelaria es una celebración católica que se lleva a cabo el 2 de febrero. Este festival conmemora la ocasión cuando la Virgen María, observando estrictamente las leyes religiosas judías, fue al templo en Jerusalén para ser purificada; esto, cuarenta días después del nacimiento de su hijo, a quien llevó para su presentación en el mismo templo.

La referencia documentada más antigua de este festival se remonta al siglo IV en Jerusalén, y se le conoce como Peregrinatio Etheria. Hacia finales de ese mismo siglo, la Epifanía aún era considerada como la fecha del nacimiento de Jesucristo; por lo tanto, era lógico que este festival se celebrara 40 días más tarde. (Texto de Homero Adame.)

El festival de la Candelaria pronto se extendió a otras poblaciones de Medio Oriente. Años más tarde, en 542, el emperador romano Justiniano I decidió cambiarlo al 2 de febrero (40 días después de Navidad).

Prender velas se convirtió en parte de las ceremonias en el siglo V y de ahí se deriva esta costumbre de encender velas en esta fecha. (En inglés se llama Candlemas, y viene de dos palabras “Candle”, vela y “mass”, misa.)

Fue el Papa Sergius I (687-701) quien instituyó el festival en Roma. Mientras que en Europa Oriental sigue siendo una celebración dedicada a Jesucristo, en Europa Occidental está ahora dedicada a la Virgen María. Sin embargo, para la iglesia anglicana este día es simplemente conocido como “La presentación de Jesús en el templo”.

 

EL DÍA DE LA CANDELARIA EN MÉXICO

Esta fecha es muy popular en nuestro país, aunque acá es un festival dedicado a la Virgen de la Candelaria (otra manifestación o representación de la Virgen María). Entre otras actividades de índole religioso, es el día cuando muchos mexicanos todavía observan la antigua tradición de “levantar al niño dios”. También es el día para llevar velas a bendecir a la iglesia; las velas benditas tienen diferentes usos a lo largo del año, por ejemplo, para encenderlas cuando hay una tempestad, o bien, para ayudar a bien morir a quien se está marchando de este mundo.

Otra tradición muy común para este día en las comunidades rurales mexicanas es la de ir a las iglesias para bendecir las semillas, pues con esto se asegura una buena cosecha. Podría pensarse que dicha costumbre tiene un origen cristiano debido al contexto que se le da en la actualidad, pero no es así del todo; más bien se trata de un sincretismo ya que desde la antigüedad había en las culturas agrícolas fechas especiales para ofrecer semillas a las deidades y, de tal modo, asegurar un buen año de cosechas. Como variante a esta tradición agrícola encontramos que mucha gente en vez de llevar semillas a bendecir dejan ofrendas en las iglesias consistentes en frutas y vegetales con el propósito de tener comida todo el año. (Artículo de Homero Adame.)

Ahora bien, en México existen otras tradiciones que se llevan a cabo el mismo día. Como ejemplos podemos mencionar que el hecho de merendar tamales* no es un simple capricho gastronómico, dado que la costumbre se remonta al mundo prehispánico, donde el tamal se también se utilizaba en las ofrendas a los dioses del panteón azteca y el 2 de febrero correspondía al inicio del primer día del primer mes del calendario mexica, Llamado Atlahualo.

En Coatetelco, Morelos, se pone una ofrenda de diferentes alimentos como pipián y tamales de ceniza, llamados tlaconextamalli. Una vez bendecidos, se reparten entre los asistentes, mientras que una parte de esta ofrenda es llevada a un cerro cercano, donde la depositan en una cueva para pedir las lluvias.

El mismo día llevan la imagen de la Virgen de la Candelaria, en procesión, al poblado de Tetecala, donde es esperada con música, cohetes y danzas. 

En Foto de Homero AdameAhualulco, San Luis Potosí el 2 de febrero se celebra la fiesta patronal con danzas, procesiones y entradas de cera, además de la feria regional. En esa cabecera municipal tienen la tradición de hacer «carros» de cera, o trabajos artesanales de cera labrada para llevarlo como ofrenda a la virgen en su día.

* Como dato adicional tenemos que en muchas fiestas mexicanas se comen tamales en diversas presentaciones. Por ejemplo, los de semilla de huazontle son especiales para Semana Santa y los de anís se ofrendan el Día de Muertos. (Texto encontrado en un blog de Homero Adame.)

Nota: Algunas imágenes fueron tomadas de Internet. Que los enlaces sirvan de crédito a sus creadores:

Tu Bisvhat

Groundhog Day

Peregrinación de la Candelaria

Bendición maya del maíz

Tamales en Candelaria

 

Si deseas leer más leyendas de santos y vírgenes sigue este enlace: leyendas cristianas

El templo de San Felipe Neri, la catedral queretana

¿SABES DÓNDE QUEDA LA CATEDRAL DE QUERÉTARO?

Texto de Homero Adame

Las catedrales son, por antonomasia, el centro religioso más importante de toda ciudad que cuenta con un obispado. Ellas son un punto de referencia fundamental para los habitantes, sin importar cuál religión profesen. Son así porque, salvo raras excepciones, se localizan en el corazón de cada ciudad, frente a la plaza de armas, cerca del palacio municipal o de gobierno Y todo en conjunto conforman la armonía original de un pueblo. A falta de uno de estos tres elementos, dicha armonía está fuera de balance.

Hablar de catedrales es evocar, inmediatamente, la Catedral Metropolitana, la de Puebla, la de Morelia, la de Mérida, de Guadalajara, de San Luis Potosí o la de la ciudad donde uno vive. Pero ¿alguna vez hemos preguntado dónde queda la catedral cuando andamos de visita por Querétaro? De ser así, ¿cuál ha sido la respuesta de los lugareños? Sin duda tres de cada cinco lo piensan dos veces porque no saben con exactitud dónde se encuentra ni cuál es.

Aunque suene a redundancia, vale decir que Querétaro es una hermosa ciudad que lo tiene todo. Es por ello que nos sorprende no encontrar su catedral en el primer cuadro. Al preguntar por ahí, mucha gente indicará que es la iglesia de San Francisco, pero no es así. La catedral se encuentra a cinco cuadras al poniente de la plaza principal, en la esquina de las calles Madero y Ocampo. Verla por primera vez es pensar: “esta no puede ser la catedral”, porque carece de la magnificencia que caracteriza a este tipo de construcciones religiosas.

El templo de San Felipe Neri, hoy en día la Catedral de Querétaro, en sus orígenes fue el oratorio del convento de los felipenses. Se empezó a construir en 1786 y se concluyó en 1805, pero no fue sino hasta 1921 cuando recibió la categoría de catedral. Previo a esto, en el mismo año de 1805, el cura Miguel Hidalgo y Costilla la bendijo como templo al oficiar la primera misa.

Su corta historia como catedral se vio interrumpida durante la guerra Cristera, cuando fue saqueada y utilizada como cuartel y hasta salón de baile. Hoy en día no es más que una de las muchas iglesias de la ciudad de Querétaro, aunque con rango de catedral, pero rebasada en arquitectura, belleza y centro del culto por muchas otras.

Su interior es frío y demasiado austero, sin gran ornamento ni obras pictóricas de arte sacro. En cambio, su exterior es interesante. Desde el punto de vista arquitectónico es considerada como un excelente ejemplo de la transición del barroco al neoclásico, por conjugar elementos de ambos estilos en su fachada. En ella sobresalen sus seis columnas corintias voladas en la parte inferior, y otras tantas menos ornamentadas, y de estilo acoplado, en la superior.

Aunque la catedral queretana tiene una torre inconclusa –y del reloj no hay mucho que mencionar–, se le considera como una joya única por haber sido construida con piedra de tezontle. Conocerla vale la pena, pues así entendemos que la catedral no es necesariamente el templo más bello e importante de una ciudad.

Notas:

  1. Este texto se publicó originalmente en la revista México desconocido, en 2001.
  2. Las imágenes fueron tomadas de Internet. Que los enlaces sirvan de agradecimiento y crédito a sus autores: Catedral de Querétaro e Interior de la catedral de San Felipe Neri

El festivo cementerio en Hoctún, Yucatán

UN CEMENTERIO FESTIVO

Hoctún, Yucatán

 

Como es bien sabido por todos, estas fechas de noviembre antiguamente eran días de guardar, y en la actualidad son fechas de festividad. Todos los panteones del país se inundan de color, algarabía y vida para celebrar a la muerte. Son pocos los días que este abigarramiento perdura en dichos camposantos, una semana a lo mucho; el resto del año permanecen como sitios lúgubres y silenciosos que sólo ven interrumpida su tranquilidad cuando un cortejo fúnebre trae, a paso lastimero, a un nuevo morador.

De este clásico esquema para los panteones de México, quizás existan aisladas excepciones, donde el movimiento y ajetreo es más constante, no por la frecuente llegada de nuevos inquilinos, sino por otro tipo de causas. Como mejor ejemplo tenemos el cementerio de Hoctún, el cual luce una eterna festividad. (Artículo de Homero Adame.)

Hoctún es un pequeño poblado que se encuentra entre Mérida y Chichén Itzá, justo en donde la carretera se desvía hacia la pintoresca Izamal. Es casi un pueblo de carretera, es decir, que se mantiene vivo gracias al tráfico pertinaz, el cual, en cierta medida, aporta algo a la economía local.

No obstante, Hoctún posee un atractivo sin comparación en todo el territorio nacional e, incluso, en el mundo entero. Una tradición única, que bien vale la pena conocer.

Cuando en cualquier fecha del año vamos manejando esa carretera –rumbo a las pirámides o a Izamal– al lado derecho del camino percibimos el pequeño cementerio de Hoctún.

Si nos detenemos por curiosidad, la primera sorpresa será encontrar a unos músicos, con tambora y trombón, esperando al cliente ocasional para deleitarlo y entretenerlo con sus desafinadas melodías. La segunda sorpresa será la presencia de cuatro o cinco ancianos que, sentados en sillas o hasta mecedoras bajo alguna sombra de las criptas, esperan recibir una limosna.

En este momento inevitablemente surge la pregunta: ¿por qué esta gente se encuentra ahí? La evidente respuesta es porque se trata de un lugar turístico. ¿Cuál es su atractivo? Su atractivo es la tercera sorpresa, que le da ese toque original y extraordinario.

Aunque este cementerio es relativamente pequeño (la población de Hoctún no rebasa los mil habitantes), la mayoría de sus tumbas –ahí llamadas mausoleos– están decoradas de una manera por demás singular. Así podemos apreciar construcciones en miniatura tan disímbolas y extraordinarias como pirámides tipo el Castillo de Chichén Itzá, jacales estilo caribeño, torres de iglesias, imágenes de la virgen de Guadalupe, una mal hecha torre Latinoamericana y hasta un Partenón griego, entre otros.

Ahora bien, ¿por qué esos motivos? Bueno, según la costumbre muy local (acaso sin par en el mundo entero), la tumba o mausoleo llevará representado el último lugar que el difunto visitó en vida. Es por ello que en ese panteón se observan pirámides, iglesias, jacales, edificios de la Ciudad de México, etc. Ah, y el Partenón griego es de un lugareño que falleció en Grecia.

Esta incomparable tradición hace, por consiguiente, que el cementerio de Hoctún sea muy concurrido por infinidad de turistas extranjeros y no pocos mexicanos. Cualquier día del año es festivo para dicho lugar. En lo personal no sé cómo se pone el ambiente durante un Día de Muertos, pero puedo imaginarme que la romería se incrementa por mucho.

Así que ya sabes, si un día andas de visita por tierras yucatecas, no olvides detenerte en ese poblado para conocer una de las costumbres funerarias más curiosas de nuestro México folclórico.

 

Notas:

  1. Este texto de Homero Adame fue publicado originalmente en la revista México desconocido en 2003.
  2. Las imágenes que acompañan el texto fueron tomadas de Internet. Que el enlace sirva de crédito a sus autores: Mary J. Andrade Photography y Torre con Partenón al fondo 

Leyendas tlaxcaltecas: La Hoyanca y el Diablo

LA HOYANCA

Misterioso lugar en Tlaxcala

En todo el territorio nacional es común encontrarse con lugares que sobresalen por sus leyendas o su extraña forma, y el estado de Tlaxcala, aparte de muchos otros, tiene en La Hoyanca su sitio misterioso.

A la primera impresión uno no puede dejar de preguntarse: ¿Qué es este lugar? ¿qué ocasionó su extraña orografía? A simple vista parece una depresión de unos cien o doscientos metros de profundidad, aunque lo cierto es que es difícil saberlo a ciencia cierta, ya que en ese abismo la percepción de distancias y profundidades se pierde.

La Hoyanca (también conocida como Ollanga) se encuentra ubicada en la parte noroeste del estado, cerca de Sanctorum, por la carretera No. 119 entre Tlaxcala y Calpulalpan. Pese a ser muy visitado por los jóvenes de la localidad, en fines de semana principalmente, la mayoría de los adultos sienten un temor y respeto por ese lugar. Así se han creado infinidad de mitos, que realzan su misterio. La recomendación general es: “¡Nunca vaya solo!”

Para llegar se tiene que tomar una terracería al lado norte de la carretera. Después se sube el cerro hasta que se acaba el camino. De ahí, son pocos metros de caminata hasta encontrar lo inesperado: una especie de acantilado en forma circular, cuyas paredes de unos veinte o treinta metros tienen noventa o menos grados de inclinación.

Desde la cima el vacío es peligrosamente atrayente. La bajada es difícil y debe tenerse sumo cuidado. Hay puntos donde la inclinación se aproxima a los 120°, haciendo el terreno muy resbaloso.

El fondo es interesante y en un punto es plano. Pocos árboles de tres especies diferentes han crecido, dando cierta perspectiva y sombra.

Abajo no hay agua, salvo unos charquitos que se forman en las rocas durante las épocas de lluvias. Sin embargo, existe un microclima muy particular, con hierba y maleza, así como infinidad de pequeños insectos. Las especies mayores, al parecer sólo bajan en las noches o para protegerse de las lluvias, cuando es temporada.

En el fondo resaltan las rocas que han rodado desde las paredes. Algunas de ellas formaron una pequeña cueva, donde se observan las huellas de tejón y mapache.

En un somero recorrido, no se pueden encontrar vestigios de culturas antiguas como petroglifos o pinturas rupestres, aunque esto no significa que no existan. Debido a su extraña forma, es muy probable que este lugar fuera visitado por los antiguos pobladores de la región, o que lo usaran como sitio ritual. Todo es cuestión de hacer investigaciones formales.

Tiene razón la gente. El lugar es misterioso y hasta opresivo. Abajo hay una vibra muy especial, muy rara, difícil de descifrar. Es como si a todo momento alguien estuviera al acecho, observando. Cuando uno cree haber identificado casi todos los sonidos, repentinamente surge alguno desconocido que te exalta. Cuando el sol se cubre, se forma una penumbra espectral, dando un brillo sumamente extraño en el follaje, que cambia la vibra del ambiente.

La subida, por cualquiera de las dos veredas es más ardua, mucho más penosa que la bajada. Las manos deben estar libres para asirse de cualquier roca o raíz y así ayudar a las piernas que a cada paso se cansan cada vez más.

Después de haberlo visto desde abajo, de nuevo surge la pregunta: ¿Qué es este lugar? Y las respuestas quedan en el aire. Tiene la configuración de un cenote, aunque sea demasiado grande y carezca de agua. La circunferencia, el acantilado, las rocas, la profundidad indican que tal vez se trate del cráter de un volcán extinto; algo que no sería raro en esta región.

Caminar alrededor del gran círculo es una experiencia aparte, caleidoscópica. Cada ángulo muestra una vista diferente. Cada piedra, cada rincón da otra perspectiva. Y en el horizonte los volcanes, siempre majestuosos, rematan esa panorámica.

Por esta singular mezcla de emociones arriba descrita, más lo que usted pueda encontrar en un lugar tan insólito, visitar La Hoyanca vale la pena. Todo es cuestión de querer tener una aventura, yendo más allá de los caminos conocidos, para encontrar uno de los muchos lugares misteriosos del país.

Notas:

  1. Este texto de Homero Adame fue originalmente publicado en la revista México desconocido.
  2. Una leyenda titulada “La hoyanca y los dominios del diablo” fue recopilada por Homero Adame en este lugar y publicada en su libro Leyendas de todo México – Aparecidos y fantasmas, de Editorial Trillas. Dicho libro se puede adquirir en muchas librerías o directamente en la tienda en línea siguiendo este enlace: Leyendas de aparecidos y fantasmas.
  3. Las fotografías que acompañan el texto fueron tomadas de Internet. Que los enlaces sirvan de agradecimiento y crédito a sus autores Carlos Vargas Zambrano y UTT.

LOS ACERTIJOS: juegos tradicionales mexicanos

LOS ACERTIJOS, esos juegos difíciles de la inventiva mexicana

Texto y fotografías: Homero Adame

¿Cuándo fue la última vez que tuviste en tus manos uno de esos juegos artesanales de alambre que son difíciles de resolver? Acertijos - juegos tradicionales - foto de Homero Adame (4)Muchos lectores jóvenes tal vez ni los han visto, pero los que pasan de los 35 años de edad seguramente los recuerdan. En Pátzcuaro nos tocó conocer a Rogelio Acuña, un hombre que desde hace más de una década se ha dedicado a elaborar y vender los “acertijos”, “rompecabezas” o “laberintos”, como él los llama. Según nos comenta, quedan pocas personas que viven de este tipo de juego artesanal y sólo sabe de otros colegas artesanos en Tlaquepaque, en el Distrito Federal, en Veracruz y en Chihuahua.

Don Rogelio tiene a la mano el material necesario para elaborar los acertijos: alambre y pinzas, además de algunos elementos decorativos que añade en ciertos juegos, como las canicas. En su pequeño puesto en el Portal Guerrero, frente a la plaza Vasco de Quiroga, vemos tres líneas de acertijos, en una están los que cuestan cinco pesos y son evidentemente los más fáciles tanto de fabricar como de resolver, en otra línea se encuentran los de 10 pesos y en la tercera los de 20, que son los más complicados. Acertijos - juegos tradicionales - foto de Homero Adame (1)Entre los juegos podemos mencionar algunos de figura clásica como son los clavos, la pistolita, las tijeras, el corazón, la mano, el avión, la bicicleta, el cohete y la cruz. Mientras que en el grupo de los muy difíciles encontramos: el imposible, el súper difícil, la escalera china y la mano difícil. Aunque muchos de ellos son comunes entre los vendedores y entre quienes nos tocó jugarlos en nuestra infancia, don Rogelio ha ideado algunos diseños propios como la oruga (inspirada en “Katy la oruga”, un personaje infantil de la televisión), el resorte, el pie, la guitarra, las esposas; y en ciertos casos tomando como referencia algunos de los ya existentes como por ejemplo el imposible 2, que es una variante del imposible, o la escalera china con otras variantes para hacerla aún más complicada. También algunos diseños han surgido por petición de alguien en particular, como por ejemplo el clip, que fue idea de un cliente que al traer dos clips le pidió que le hiciera un juego con ellos.

Nos explica don Rogelio que hace muchos años llegaba a Pátzcuaro un vendedor de estos juegos acompañado por un ayudante, pero en una ocasión tal ayudante no vino y le pidió que si le ayudaba a elaborarlos y así fue cómo, sin proponérselo, se convirtió primeramente en aprendiz, en 1978, y luego en productor y vendedor, desde 1994.

Si para cualquiera de nosotros es difícil y tardado resolver un acertijo, ¿cuánto tiempo le toma elaborarlo a don Rogelio? Acertijos - juegos tradicionales - foto de Homero Adame (3)Responde que eso depende de cada figura; sin embargo, al día fabrica un promedio de 40 piezas que, para su causa, logra venderlas. Nos comenta que hay determinados acertijos que son tan complejos que sólo alcanza a fabricar cinco de ellos en un día, pero suelen ser bajo pedido ya que el cliente ocasional difícilmente los compraría y no por el precio, que es bajo, sino porque resulta muy trabajoso resolverlo.

Siendo Pátzcuaro una ciudad muy turística, muchos de estos acertijos son adquiridos por extranjeros más que nada por curiosidad, mientras que los mexicanos los compran porque les gusta tratar de resolverlos y matar el tiempo de una manera creativa.

Dice don RogeliAcertijos - juegos tradicionales - foto de Homero Adame (2)o que no tiene algún aprendiz que siga con la tradición, pero hace algunos años un joven mexicano le pidió que le enseñara porque se iba ir a vivir España y quería venderlos allá. Esa persona ha vuelto a Pátzcuaro en varias ocasiones y le cuenta que sus juguetes han resultado todo un éxito en aquel país europeo. Añade también que llegan revendedores a surtirse para llevárselos a otras partes del estado o del país, donde les duplican o triplican el precio. Asimismo, comerciantes de otros países como Francia, China y Estados Unidos le hacen pedidos especiales y muy grandes con anticipación.

Como la época turística en Pátzcuaro no es continua todo el año, hay temporadas cuando don Rogelio se dedica a elaborar otro tipo de artesanías, además de que también le gusta hacer retrato a lápiz. Por el momento trae la inquietud de resucitar otro juguete tradicional que ya ha desaparecido de los mercados: la lanchita de latón que con el calor de una vela se mueve en el agua. Por más que ha buscado una de esas lanchitas en muchos lugares para tomarla como modelo, hasta ahora no la ha podido encontrar. A la mejor alguno de nuestros lectores que tenga una de ellas en su casa y algún día ande de paseo por Pátzcuaro pueda llevársela a don Rogelio para que saque el diseño y reviva esa tradición.

¿Dónde queda el centro geográfico de México?

¿EL CENTRO GEOGRÁFICO DE MÉXICO?
Cañitas de Felipe Pescador, Zacatecas

Texto y fotografías: Homero Adame

Siempre se ha especulado acerca de cuál es el verdadero centro geográfico de México. Por muchos años se creyó que se localizaba en el Cerro del Guanajuato - Cristo Rey en El Cubilete - foto de Homero Adame (1)Cubilete en Guanajuato, y después se le ubicó en la ciudad de Aguascalientes. Justo ahí, en un pilar en el centro de la plaza, incluso existió una placa alusiva a ese hecho, pero ésta fue retirada, tal vez a sabiendas de que había un error de cálculo. Entonces la pregunta sigue abierta: ¿Cuál es el centro geográfico de México?

Hace poco tiempo, un amigo de la creciente ciudad de Aguascalientes me platicó que unos conocidos de él habían hecho un mapa tipo maqueta, a escala, de la república y al colocarlo sobre un alfiler descubrieron que se mantenía balanceado en un punto del estado de Zacatecas; en un pueblo de nombre Cañitas de Felipe Pescador. La deducción a la cual llegaron fue que precisamente ahí debe de encontrarse el famoso y tan buscado centro geográfico.

Cierto o no, Cañitas es un pequeño pueblo ubicado fuera de las rutas comerciales de la entidad, a 30 km de la carretera Fresnillo-Río Grande. Sin embargo, no por ello Cañitas es una población insignificante. Por el contrario, Cañitas de Felipe Pescador tiene una relativa importancia a nivel nacional por tratarse de un centro ferrocarrilero excelentemente situado; un crucero donde pasan los trenes México-Cd. Juárez y México-Saltillo, es decir, la ruta primordial de sur a norte y viceversa.

La ahora cabecera municipal del mismo nombre era, en sus orígenes, estancia de viajeros que se desplazaban a las lejanas tierras del norte, muchas décadas después, en el siglo XVIII, se convirtió en la hacienda La Salada, luego fue congregación del municipio de Fresnillo. Cañitas de Felipe Pescador, Zacatecas - foto de Homero Adame (2)Finalmente adquirió la categoría de municipio libre el 19 de noviembre de 1958. Su singular nombre se debe a que en sus orígenes estaba en los límites de las haciendas La Salada y Guadalupe las Corrientes y sus tierras no eran productivas, salvo por unas plantas similares al carrizo que los pobladores llamaban «cañitas». El Felipe Pescador se añadió al nombre oficial en honor al hombre quien durante su gestión como superintendente de los Ferrocarriles Nacionales de México mandó construir el ramal a Durango y decidió que justamente en ese punto se instalaran talleres para dar servicio a los trenes. (Texto de Homero Adame.)

Así, en la actualidad vemos en este interesante pueblo ferrocarrilero los enormes talleres de reparación y mantenimiento de locomotoras y furgones, los cuales se quedan tres o cuatro días, o el tiempo necesario, antes de volver a recorrer las extensas -y vetustas- vías férreas para las cuales están destinados.

El tráfico ahí es permanente. Los trenes cambian de máquinas. Toda la vida y actividad económica de sus habitantes gira en torno al ferrocarril. Es importante centro y entronque de la línea México-Cd. Juárez, al igual que de la México-Torreón. (Artículo de Homero Adame.)

Si desea conocer un fundamental centro ferrocarrilero, con incesante movimiento como en los buenos tiempos, y Cañitas de Felipe Pescador, Zacatecas - foto de Homero Adame (1)además sentirse en el probable centro geográfico de México, una vuelta por Cañitas de Felipe Pescador, en Zacatecas, es la solución.

En Cañitas los servicios al público son limitados; sólo existe un hotel casi exclusivo para el personal de FCNM. Hay expendios de gasolina, tiendas y pequeños restaurantes. El visitante ocasional puede hallar todos los servicios en Río Grande, al norte, o en Fresnillo, al sur. Y como puntos de interés encontramos la iglesia dedicada a la Virgen de San Juan de los Lagos y su pintoresca plaza que en sí es el centro social de los no muy cuantiosos vecinos.

Ébano, San Luis Potosí – El primer pozo petrolero en México

ÉBANO, S.L.P.

DONDE SE EXTRAJO PETRÓLEO POR PRIMERA VEZ

 

Texto y fotografías: Homero Adame

Fue el 3 de abril de 1904 cuando en esta pequeña población de la Huasteca potosina se perforó exitosamente el primer pozo petrolero en México, evento que lo encaminó a ser uno de los países con mayor producción de crudo en el mundo, así como con una de las más intensas labores de exploración.

Cuenta la historia que, desde finales de 1903, Ébano, SLP - foto de Homero Adame (4)varios exploradores norteamericanos anduvieron infructuosamente perforando pozos en diversas zonas del país, y fue gracias al geólogo mexicano, Ezequiel Ordóñez, que el sueño se volvió realidad, toda vez que él sugirió que se perforara un pozo al pie del mítico cerro de La Pez. Según las crónicas, a media tarde del 3 de abril de 1904, el primer brote de petróleo alcanzó unos 15 m de altura ante la algarabía de los incrédulos presentes. Sin embargo, hubieron de pasar todavía siete años más para que el pozo, ya para entonces conocido como “La Pez número 1”, exportara su primera remesa de crudo, embarcada en Tampico.

Pero la historia de Ébano no se limita exclusivamente a tan importante hecho, sino que ésta se remonta a la época prehispánica con asentamientos huastecos. Como reminiscencias todavía existen por ahí las ruinas arqueológicas de Tamatao (“Lugar de casa”), mismo nombre con el que se conocía a Ébano en las primeras décadas de la conquista. Ya con la presencia española, Tamatao fue primero una región de encomiendas para luego convertirse en un latifundio que originalmente llevó por nombre “Sitios de la Huasteca”, para después conocérsele “San Juan Evangelista del Mezquite” y finalmente “Hacienda del Tulillo”.

El propietario de esta hacienda la vendió a un tal Edward Doheny, originario de Wisconsin, en Estados Unidos, quien visionariamente fundó la “Huasteca Petroleum Company” e inició su auge en este giro con una producción diaria inicial de 1,500 barriles diarios. No conforme con ello, el mismo Doheny creó la “Compañía Mexicana de Asfalto y Construcción” que en su momento pavimentó las calles de la ciudad de México, Guadalajara, Monterrey y otras ciudades capitales en el país.

¿Pero, qué ha sido de Ébano después de un siglo? Ébano, SLP - foto de Homero Adame 0003Muchos lectores bien podrían pensar que todo indicaba que ésta sería una ciudad muy progresista y desarrollada. Sin embargo, en algún momento su sino dio un extraño giro y se quedó como un simple pueblo más de esta húmeda y calurosa región de la Huasteca. Algo que vale la pena mencionar, aunque sea en el aspecto negativo, es que a pesar de tratarse de un icono histórico dentro del desarrollo mexicano del siglo XX, se encuentra bastante olvidado y ni siquiera en la carretera o en el centro de la población existe un letrero alusivo a la primera explotación de petróleo ni mucho menos un señalamiento que nos indique cómo llegar al famoso pozo número 1.

Arquitectónicamente hablando, no hay casi nada relevante que mencionar, salvo unas construcciones (de ladrillo rojo en la mayoría de los casos) que desentonan por ser de un estilo fuera de lo común dentro el contexto mexicano y muy ajeno en esta región; se trata de la colonia americana levantada como zona residencial cuando los primeros ingenieros del petróleo se establecieron en la zona. Ébano, SLP - foto de Homero Adame (5)Sobresale un edificio que, según dicen, fue la primera iglesia anglicana en el país; local que después pasó a ser restaurante de chinos y en la actualidad se usa como centro de actos cívicos. Cerca de ahí, en la cima del cerro principal de la población, todavía existen algunas oficinas de Pemex, en la colonia 18 de marzo (todo de ladrillos color amarillo). Artículo de Homero Adame.

Resulta interesante el nombre de dicha colonia pues hay que añadir que en Ébano la celebración más importante es la Fiesta del Petróleo, una feria regional que culmina precisamente el 18 de marzo. Ese día se organiza un desfile cívico por la mañana, que pasa por el monumento a Lázaro Cárdenas para rendirle homenaje y dejarle ofrendas de flores; en la tarde hay música; al oscurecer se corona a la reina durante un evento solemne en la plaza y posteriormente inicia el animado baile popular que da cerrojazo a la feria.

La actividad económica en esta cabecera municipal está centrada en la agricultura de pastizales y la ganadería, así como la pesca. La Laguna Chica, mejor conocida como “Laguna Marla”, es fuente de sustento para muchos pescadores que principalmente capturan tilapia, carpa y otras especies de menor importancia comercial.

Algunos pescadores dicen que no obstante la explotación petrolera, Pescador en Ébano, SLP - foto de Homero Adame 0001las aguas de esta laguna no están contaminadas. Sin embargo, cuentan que cuando hay derrames de chapopote, como sucedió en el 2001, sacaron toneladas de pescado muerto, primeramente por culpa de la contaminación de “chapo” (así le llaman localmente al chapopote), y luego por la “hierba” (un tipo de detergente) que le echaron a la laguna para limpiarla, pero resultó peor.

Precisamente en esa zona se encuentra el pozo 1, así como otros con diversa numeración, como el pozo 5 y el pozo 15. Junto al histórico pozo hay dos pequeños monumentos con sus respectivas placas. El primero, colocado en mayo de 1994, reza lo siguiente: “Pemex exploración y producción distrito Altamira La Pez número 1. Este pozo marcó el inicio de la industria petrolera nacional, fue perforado en el año de 1904 por la Mexican Petroleum Company, siendo descubierto por el geólogo mexicano Ezequiel Ordóñez. Tiene una producción inicial de 1,500 barriles por día y acumulativa de 4’124,976 barriles durante el período de 1904 a 1917. Fue taponado, el 18 de enero de 1925”. En el otro dice: “Pozo La Pez número 1 en homenaje al 60 aniversario del expropiación petrolera, 1938-1998, puesto por el presidente municipal el 18 de marzo de 1998”. Artículo de Homero Adame.

A pesar de que Ébano, SLP - foto de Homero Adame 0006fue taponado, explican los lugareños que de repente arroja chapopote, aunque en la actualidad está controlado. Lo cierto es que la orilla de la laguna presenta un suelo cubierto de esa sustancia negra media seca pero todavía suave cuando se camina sobre ella.

Para terminar podemos añadir que el municipio de Ébano se ubica en la parte este del estado. Limita al norte, al este y al sur con Veracruz y al oeste con el municipio de Tamuín. Aquí hay un par de hoteles modestos, varios restaurantes y casi todos los servicios. Se llega por la carretera No. 70, entre Ciudad Valles y Tampico.

Nota: puedes leer una leyenda relacionada con la laguna Marla en este enlace: Leyenda téenek sobre el cerro de La Pez.

El Señor de los Rayos – tradiciones mexicanas

EL SEÑOR DE LOS RAYOS

Centro de Peregrinaje en Temastián, Jalisco

 

No importa la hora ni el día de la semana. A lo lejos se oye el rumor de un autobús. Los comerciantes, tanto establecidos como ambulantes, se preparan a tener buenas ventas.

        Cuando el camión finalmente se estaciona, las personas bajan sin prisas y esperan. Al momento que el último pasajero baja, todos se organizan y empiezan su procesión a una hora predeterminada por ellos mismos. El desfile comienza con el estandarte al frente. Los feligreses, los músicos y el resto de los participantes, entre cánticos, oraciones y paso lento, se dirigen a la iglesia. Temastián, Jalisco - foto de Homero Adame (4)Al cruzar el umbral del atrio se observa un poco de desorden: unos siguiendo a pie, con reverencia, mientras que otros continúan su marcha de rodillas, hasta llegar al altar.

        Adentro de la iglesia los rezos y cánticos se escuchan como un murmullo unificado, aunque es individual y a ritmo propio, que puede extenderse por horas y sólo ser interrumpido por el tañer de las campanas o la misa que da inicio.

        Así se llega a Temastián, un rincón del extremo noreste de Jalisco, en el municipio de Totatiche; lTemastián, Jalisco - foto de Homero Adame (2)ugar de peregrinaje donde se venera al Señor de los Rayos. Hay otros peregrinos que prefieren venir en automóvil para una rápida visita, mientras no pocos tardan hasta tres o más días en su travesía a pie desde lugares como Valparaíso, Zac. o Aguascalientes.

        Sin importar la manera de llegar, el común denominador es la devoción y el fervor cristiano que está presente en todos y cada uno de los feligreses que han venido a encontrar alivio a sus penas, a solicitar un milagro o a pagar alguna manda pendiente. (Blog de Homero Adame.)

        La historia de Temastián está íntimamente ligada a las de sus pueblos vecinos: Totatiche y Villa Guerrero, ya que los tres fueron fundados como convento para evangelizar y castrar la libertad de los indígenas, todo por cuenta de frailes franciscanos, allá a finales del lejano siglo XVI. La fundación se hizo tomando como punto de partida a Colotlán, que para entonces ya fungía como centro religioso y «político».

        Extrañamente, de los tres pueblos el que menos ha crecido como tal a través de los siglos es Temastián, aunque de los tres fue el único que se convirtió en centro de peregrinaje. A esto la historia reciente lo fecha a partir de 1857, cuando se hicieron las primeras fiestas ya dedicadas al Señor de los Rayos. Sin embargo, de acuerdo a las leyendas, Temastián, que en náhuatl significa «el lugar de los baños» (de temazcal = baño y tlan = lugar) era desde tiempos remotos un sitio ritual donde las tribus llegaban una vez al año a venerar a alguna deidad. De hecho, los campesinos cuentan diferentes versiones, como la de que los indios tenían «un santo» al que visitaban, o la que dice que en este lugar los antiguos hacían sus mitotes para asegurar la caza y las lluvias. Lo extraño es que nadie mencione al lugar como sitio de baño o purificación. (Artículo de Homero Adame.)

        Posiblemente los frailes franciscanos, al darse cuenta que los nativos frecuentaban el lugar, tal vez en ciertas fechas rituales como solisticios y equinoccios, decidieron levantar ahí el monasterio, y poco a poco, con la conquista espiritual, simplemente cambiaron las fechas rituales y la deidad, dándole continuidad al peregrinaje. Este es un hecho que se presentó en casi todas las regiones del nuevo mundo, incluyendo santos o vírgenes que simplemente fueron inventados o suplantados por los conquistadores del espíritu.

        Aparte de la participación y observación de las actividades de los feligreses en la nave principal del templo, el lugar más interesante del santuario es el Salón de los Retablos, en donde se exhiben auténticas obras de arte hechas en muchas técnicas: fresco, grabado, lápiz, óleo, pirograbado, etc. sobre materiales tan variados como el lienzo, madera, papel, piedra o vidrio. Teniendo todos en común el agradecimiento por un milagro concedido.

        Los artistas de estas obras, tanto mexicanos como chicanos, son diversos, desde aquel que a ello se dedica de manera profesional o artesanal y recibe un pago por el trabajo, hasta los espontáneos que hacen su mejor esfuerzo para plasmar una imagen. Así vemos algunas obras sobre un mismo material, cortado de forma idéntica, en el cual se utilizan los mismos colores, donde sólo el texto cambia, lo que nos dice que fueron hechos por una misma mano, posiblemente de un «profesional». Pero sin duda las más interesantes son las hechas por los espontáneos, quienes además tienen una manera muy particular de usar el idioma y la ortografía, algo que es digno de verse y leerse, como aquel ex-voto que dice Temastián, Jalisco - foto de Homero Adame (3)«Doll gracias al Sr. de los Rayos por aberme alibiado a mi hijo de un paralis infatil. Jerez, Zac. Enero de 1959».

        Este salón de los ex-votos es también un marco ideal para observar los cambios tanto pictóricos como los de la vida diaria en el arte popular y en el país. Por ejemplo, en los dibujos vemos la variación en las modas, o los medios de transporte utilizados en diversas épocas de nuestra historia, desde la humilde carreta hasta el avión, pasando por el tren y el autobús, siendo este último el que más cambios ha sufrido en su forma. (Artículo de Homero Adame.)

        La fecha más antigua para uno de estos ex-votos parecer ser febrero de 1891. Y es digno de remarcar que las obras más antiguas se exhiben en un largo muro, donde no le llega la luz del sol que se filtra por las ventanas. Asimismo, las obras están protegidas bajo una larga «vitrina», lo que demuestra un sentido de conciencia y protección por lo antiguo.

        Para todo visitante es casi obligatorio entrar a esa sala, donde se palpa un mundo de emociones traducidas en el dolor y la gratitud. Además de los ex-votos, ahí también se observan carteras, cruces, diplomas, prendas de vestir, trenzas de cabello, trofeos, yeso para pierna o brazo, zapatitos de bebé, etc. como ofrenda a los favores recibidos. Esto nos lleva a la conclusión que una promesa se hace a cambio de un milagro, para que a la postre la promesa se transforme en ofrenda. Un ciclo muy interesante en la vida ritual de cualquier lugar de peregrinaje.

        Y siempre la pregunta flota en el aire: ¿Por qué se le llama Señor de los Rayos? Como respuesta están las leyendas populares, como aquella que todos los lugareños cuentan de que al Cristo crucificado una vez le cayó un rayo y nada le pasó. Hay otras personas que dicen que hace muchísimos años, en esa región caían muchos rayos hasta que llegó la imagen y todo se calmó. Dichas leyendas son variadas en su contenido y desenlace, y no faltan las que dan una interpretación más profunda, como la que dice que al Cristo se le llama así por los rayos de luz que nos llegan de él cuando nuestra devoción es grande. Sin embargo, no falta el que asegura que esas leyendas son puros cuentos y el mote del Señor de los Rayos lo tomó de su corona compuesta de tres grupos de siete rayos cada uno; corona que por cierto da dos números mágicos dentro del ritual cristiano: el tres y el siete.

        Sin embargo, los datos históricos y algunas leyendas asentadas en un libro titulado «Historia de la Venerable Imagen del Señor de los RayosSeñor de los Rayos en Temastián, Jalisco (2)«, escrito por el canónigo Luis Enrique Orozco, libro que se puede adquirir en la tienda parroquial, dicen que originalmente a la imagen se le llamaba «El Señor del Rayo» hasta que se pluralizó a partir de una tempestad que se abatió sobre unos misioneros que estaban dando catecismo bajo un mezquite, cuando un rayo se estrelló en la imagen, rajando la cruz, que todavía se conserva en el altar principal.

        El porqué del nombre a nadie parece interesarle, lo que importa es venir a venerar al Cristo que otorga muchos milagros y además ofrece 100 días de indulgencia a todo aquel que a sus pies le rece un Credo. Cualquier día es bueno para visitarlo, pero muchos prefieren hacerlo durante las fiestas, que tradicionalmente se llevan a cabo el jueves de la Asunción, empezando tres días antes. Para esas fechas, la multitud es tal que las misas se tienen que celebrar al aire libre, en el atrio, pues la iglesia no da abasto a tanta gente.

        Los peregrinos llegan de cualquier parte de la república y pernoctan donde sea posible, preferiblemente en la Casa del Peregrino, pero si ya no hay cupo lo hacen bajo cualquier techo, en casas particulares o incluso a la intemperie. También en esos días llegan muchos vendedores ambulantes que ofrecen alimentos, veladoras, productos religiosos, etc., sin faltar los que venden baratijas. Por el contrario, en cualquier otro día del año, todo es muy tranquilo y el visitante puede tomarse todo su tiempo para conocer el templo, el Salón de los Retablos y sentir el silencio solo quebrantado por la campana o el murmullo de algún feligrés.

Como dato adicional es bueno saber que las fiestas tradicionales se llevan a cabo el 11 de enero y el jueves de la Ascensión (40 días después del domingo de Resurrección), fechas multitudinarias llenas de colorido, folclor y fe.

 

CÓMO LLEGAR A TEMASTIÁN

√ Viniendo de Guadalajara o Zacatecas, tome la carretera # 23 que va a Jerez y Tlaltenango. Cerca de Momax tome la desviación a Temastián y Villa Guerrero. Continúe hasta llegar al crucero que indica Chimaltitán o Bolaños.

√ Ninguno de los tres pueblos cuenta con hoteles, pero en los dos primeros puede encontrar cuartos de renta muy económicos aunque en condiciones bastante precarias.

√ Si desea visitar pueblos huicholes como Tuxpan o La Yesca y no cuenta con un vehículo adecuado para caminos montañosos, tanto en Bolaños como en San Martín puede conseguir servicio de transporte a precios muy razonables.

 

Este texto se publicó originalmente en la revista México en el tiempo, en el No. 17 de marzo/abril de 1997

El panteón de Belén, Museo y folclor de Guadalajara

EL PANTEÓN DE BELÉN

Museo y folclor de Guadalajara

Texto y fotografías:  Homero Adame

Dentro de las muchas curiosidades de Guadalajara existe una en forma de cementerio que hoy en día es un museo viviente. Se trata del Panteón de Belén en Guadalajara - foto de Homero Adame (1)panteón de Belén que funcionó como tal por un lapso de 130 años, a juzgar por las fechas inscritas en la primera y en la última tumba. La más antigua data del 22 de abril de 1849 y la más reciente del 14 de noviembre de 1974. Sin embargo, y de acuerdo con los datos históricos, la primera inhumación se efectuó en diciembre de 1844 y correspondió a Isidro Gómez Tortolero, un sacerdote de Tala, Jal., cuyo epitafio está perdido. Supuestamente, el panteón fue clausurado en 1896, aunque hubo entierros aislados en las siete décadas siguientes.

El cementerio actual está dividido en dos partes: una compuesta por sendas paredes laterales, o columnatas, que albergan 1,650 nichos (750 en la de acceso y 900 en la del lado norte) y la otra por el patio central donde vemos mausoleos, criptas, tumbas y, al centro, la antigua Rotonda de Hombres Ilustres, donde originalmente eran sepultados los hijos pródigos de esta capital o del estado. Muchos de esos restos fueron exhumados en algún momento para llevarlos a la actual Rotonda de los Hombres Ilustres en el centro de la ciudad.

Dicho patio estuvo seccionado en dos, una para la aristocracia y la otra para el pueblo, donde también se encontraba la fosa común, pero esta segunda sección fue demolida en 1967. La mayoría de las antiguas tumbas que aún persisten, casi todas elaboradas con cantera y en estilos disímbolos que dan en conjunto un eclecticismo muy sui generis, se hallan en un avanzado estado de deterioro y no pocas se han colapsado. Sin embargo, y como todo museo que siempre debe observar que sus piezas en exhibición se encuentren en el mejor estado posible, en el panteón de Belén ya empiezan a verse los progresos de un proyecto de restauración en determinadas tumbas, aunque a decir verdad algunas de ellas no sean muy artísticas. También hay otras sepulturas más recientes, del segundo cuarto del siglo XX, cuyo estilo es notorio y hasta chocante porque fueron hechas de granito y ya no de cantera ni tampoco mármol.

Volviendo a las columnatas, en ese sector podemos advertir que un buen número de nichos están cubiertos con Panteón de Belén en Guadalajara, Jal - imagen de Homero Adame (4)mármol de Carrara. Tal vez el más fascinante desde el punto de vista artístico sea uno fechado el 9 de junio de 1861, en memoria de José Castro quien falleció a los 29 años de edad; se trata de un fino trabajo esculpido con personajes de la mitología griega o romana.

Casi al centro de la columnata de acceso, a la izquierda, hay dos nichos que recuerdan a una pareja de escoceses (Joseph Johnston, 5 de enero de 1832 – 18 de abril de 1896 y Jean Young, 3 de mayo de 1838 – 17 de septiembre de 1896) que llegaron a radicar a esta ciudad y aquí murieron, curiosamente en el mismo año aunque no en la misma fecha. Nada se sabe de quiénes hayan sido ni cuáles las causas de los fallecimientos, sin embargo, lo único que sí sabemos, gracias a los epitafios, es que eran esposos y que nacieron en Paisley, Escocia.

Lo interesante de estos dos nichos es que en Guadalajara existe una conseja popular o singular costumbre que consiste en traer veladoras u ofrendas florales exactamente a las 12 del mediodía para solicitar algún favor a estos espíritus que se han vuelto una especie de benefactores de los tapatíos. Parte de la tradición indica que además de la ofrenda dejada es imprescindible rezar un rosario frente a sus nichos para que el deseo sea cumplido, incluso se sabe de personas que hacen el novenario completo.

Asimismo, hay que mencionar que hay otras tumbas, nichos y criptas que de algún modo se han integrado a la amplia gama de costumbres tapatías. Por ejemplo, encontramos la tumba de un niño (Ignacio Torres Altamirano, muerto el 24 de mayo de 1882) que, según la leyenda, salía de su fosa con todo y féretro porque tenía miedo a la oscuridad. A esta tumba viene la gente a traer juguetes, dulces, globos, canicas, monedas, etc., aparte de veladoras para que el ánima del infante siempre tenga luz. En otro punto vemos el sepulcro de los enamorados, dos tumbas contiguas adonde muchas personas llegan para dejar cartas y recados de amor y con ello solicitarles ayuda para encontrar la dicha en su vida amorosa; también hay quienes dejan mensajes para desearle a esta pareja felicidad en el más allá.

Y si de leyendas se trata, el panteón de Belén tiene muchas, como la del vampiro cuyo corazón fue clavado con una estaca y de ésta creció un árbol, un Panteón de Belén en Guadalajara, Jal - imagen de Homero Adame (5)tabachín, que supuestamente sangra; sus raíces han cubierto casi toda la tumba y parecen como si fueran cuadradas. O también la de la mujer que fue enterrada viva y al día siguiente su mano estaba afuera de la tierra y por eso la tumba tiene una mano labrada.

Pero también existe otro tipo de misterios que rondan en este panteón-museo. A la entrada hay una serie de fotografías, sólo una de ellas en blanco y negro, en las cuales aparecen “fenómenos” inexplicables, aunque es posible que se traten de trucos de laboratorio cuando la fotografía digital ni siquiera existía. Supuestamente, esos fenómenos son las auras de las personas que estaban siendo retratadas, y junto a las fotografías hay un escrito que explica estos fenómenos electromagnéticos, o reflejo del aura. Por su parte, la imagen en blanco y negro es muy interesante porque al parecer se ve un fantasma encapuchado caminando entre unas tumbas, lo cual ha dado pie a todo tipo de interpretaciones y más leyendas.

Así, el hecho de haber mencionado que este panteón sea un museo viviente es porque en Guadalajara existe la singular tradición entre novias, quinceañeras e incluso niñas que van a hacer su primera comunión de venir para que les tomen sus fotografías del recuerdo tanto al lado de las tumbas como en la arcada de las columnatas. Ésta es una costumbre bastante extraña porque vale hacer la referencia que en otras regiones del país se tiene la creencia de que una novia jamás debe entrar con su vestido de novia a un cementerio, ya que esto le traería mala suerte en su vida matrimonial.

El panteón se encuentra en la calle Panteón de Belén en Guadalajara, Jal - imagen de Homero Adame (3)Belén, esquina con Eulogio Parra, en el sector Hidalgo. Las horas de visita son de lunes a viernes de 9:00 a 15:00 y los sábados de 9:00 a 18:00. Como último dato: si el visitante desea disfrutar un tranquilo recorrido, no es aconsejable que venga a ninguna hora los sábados, día en el que muchísimas familias y fotógrafos visitan el lugar para retratar novias, quinceañeras y niñas que ese día harán su primera comunión.

Las tortas compuestas de Linares – una riqueza gastronómica de Nuevo León

TORTAS COMPUESTAS

Dádiva culinaria de Linares

Uno de los platillos más vistosos y representativos de Linares, N.L. son las tortas compuestas. Nadie sabe con exactitud desde cuándo se prepara, quién lo inventó, pero según algunas versiones, fue una monja del Colegio Modelo quien las dio a conocer, pues ella había llegado de otra parte del país y conocía la receta. Otra versión explica que dichas tortas son típicas de Guadalajara y quien trajo la receta a Linares fue la Srita. Fidelfa de la Garza que junto con otras personas comenzó a prepararlas para las fiestas de la iglesia de San José. Sea cual sea la versión correcta, es sabido que tanto en esa institución educativa como en las iglesias han conservado la tradición de prepararlas y venderlas en las kermeses.

Las tortas cTortas compuestas de Linares, NL - imagen tomada por Homero Adame (1)ompuestas tienen como base la mitad de una “margarita” (pan de media noche) que se baña con salsa de chorizo entomatada y se le agrega picado de papa, zanahoria, huevo duro y orégano; también puede añadírsele betabel y/o chícharos como variante. Quien las prefiere con chile, les agrega chile del monte (raras veces se les pone salsa picante).

A simple vista, las tortas compuestasTortas compuestas de Linares, NL - imagen tomada por Homero Adame (3) parecen ser un platillo sencillo de preparar, pero lo cierto es que es muy minucioso y toma mucho tiempo. Por esta razón, poca gente las elabora y de cierto modo ha quedado relegado a ocasiones especiales, como son las kermeses y las fiestas religiosas. Es común que cuando el Colegio Modelo, la Casa Parroquial o el Seminario van a preparar tortas compuestas, llamen a sus clientes y amigos para vendérselas bajo pedido, y nadie desaprovecha tal oportunidad.

Para quedar satisfecho con estas tortas se recomienda comer por lo menos tres, y tienen la peculiaridad de ser tan deliciosas que uno quisiera seguir comiéndolas. Por lo general se comen frías, por lo tanto son un platillo muy fresco, además de muy lucidor por su colorido.

El origen del machacado con huevo

Ciénega de Flores y su dádiva culinaria

 

Texto y fotografías: Homero Adame

 

¿Has probado el machacadoMachacado con huevo en Ciénega de Flores, NL - foto de Homero Adame (1) con huevo –también llamado «machaca»?– ¿Sabes cuál es su origen? Bueno, por si no y para que lo sepas, una historia anecdótica cuenta lo siguiente:

Uno de los platillos más representativos del norte de México es sin duda el «machacado con huevo»; platillo típico en los desayunos que ya no solamente se acostumbra en esa región, sino que se sirve por doquier y también ha cruzado nuestras fronteras. Pero, ¿quién sabe dónde y cómo surgió? Las respuestas pueden ser muchas, ya que es posible que se trate de uno de los tantos inventos anónimos que terminaron arraigándose en el gusto de la gente. Sin embargo, existe un lugar en el estado de Nuevo León, al norte de Monterrey, donde, según cuenta la historia, hubo una mujer que fue la inventora de esta dádiva culinaria. Artículo escrito por Homero Adame.

De acuerdo con esta versión, el origen del machacado con huevo se remonta al año de 1928, cuando en la apacible población de Ciénega de Flores doña Fidencia Quiroga, mejor conocida como «Tía Lencha», comenzó a prepararlo para los trabajadores que estaban construyendo por ahí el tramo de la carretera Monterrey-Laredo. La memoria de esta legendaria mujer, y de su legado, sigue vigente no sólo en el restaurante que aún existe, sino gracias a la empresa local que, llevando el mismo nombre, produce la carne seca a nivel industrial y la comercializa a cualquier rincón del país e, incluso, del extranjero. Este producto se vende en varias presentaciones: deshebrada, en rollo y tasajo tipo cecina.

Como dato histórico más preciso leemos lo siguiente en un recetario que regalan tanto en el restaurante original como en la pequeña empresa local. “La tía Lencha y el machacado con huevo forman parte integral en la historia costumbrista de la región norte del país, en particular del área que rodea a Monterrey. Fidencia Quiroga Chavarría fue una mujer típica norteña, sencilla y afable en su trato, acostumbrada a luchar contra la aridez de la tierra donde le tocó vivir. En unión de su esposo Reynaldo Quiroga, llevó una vida de intenso trabajo a principios del siglo XX. Cuando el paso hacia los Estados Unidos era sólo una brecha, ella atendía en su merendero a los ingenieros y demás trabajadores que construían la carretera Nacional. Desde entonces se le conoció simplemente como «La Tía Lencha».”

Bien sabemos que en aquellos años aún no había refrigeradores, y menos en esas cálidas tierras. Sin embargo, y valiéndose de una técnica ancestral, para poder conservar la carne era necesario tenderla al sol y al viento para que se secara, lo cual le daba una textura y hasta un sabor muy peculiar. Puesto que la «Tía Lencha» se afanaba en ofrecerle a su clientela la mejor atención, cuentan que experimentó con la carne seca hasta que luego de freírla en trozos desmenuzados y agregarle huevo, además de chile piquín al gusto, finalmente logró este platillo tan exquisito que tanta fama ha dado a Nuevo León y a la cultura gastronómica del Noreste en general. Texto de Homero Adame.

El ingrediente principal del machacado con huevo es la carne de res seca deshebradaMachacado con huevo en Ciénega de Flores, NL - foto de Homero Adame (4), la cual se fríe en aceite o manteca, con tomate, cebolla, ajo y chile y, por supuesto los huevos, de ahí el nombre. Se come con tortillas de maíz o de harina y, generalmente, va acompañado con frijoles refritos y salsa de chile o chile del monte (piquín) fresco.

Cabe mencionar que en el lexicón norestense a dicho platillo se le llama «machacado con huevo», como ya hemos explicado, sin embargo, la palabra «machacado» designa exclusivamente a la carne seca de res que se destina para estos propósitos. Aún más, existe otra palabra, «machaca», que es de uso común en el noroeste del país (Sinaloa y Sonora) y significa lo mismo que «machacado». Esto viene a referencia para comentar que, como ya se dijo, se cree que el «machacado con huevo» fue un invento de la Tía Lencha, aunque aquí cabe remontarnos a la antigüedad y hacer una reflexión histórica dado que los pueblos cazadores-recolectores fueron los verdaderos inventores de la técnica de poner a secar determinados alimentos para evitar su descomposición y, más importante aún, poder así mantener las provisiones necesarias durante los inviernos o las épocas de escasez. Este es un legado cultural y culinario de tiempos arcaicos que ha sobrevivido hasta nuestros días, aunque con significativas modificaciones gracias a las nuevas tecnologías. Es un hecho que ya casi nadie se toma ni el tiempo ni la molestia de poner a secar la carne, el pescado u otros alimentos como hasta hace pocos años se hacía de manera artesanal y tradicional. En este caso la carne seca se lograba en los “tendederos”, así llamados los lugares donde colgaban los tasajos de carne hasta que se secaban. Eran una especie de jaulas cerradas con tela de alambre (mosquitero) para prevenir que las moscas no se acercaran o se posaran sobre la carne. Este proceso ya ha caído en desuso, pues en la actualidad es más fácil, rápido y económico secarla en deshidratadoras industriales.

Pero volviendo al tema hay que hablar un poco de Ciénega de Flores, donde nos tocó almorzar en el merendero original de la Tía Lencha Machacado con huevo en Ciénega de Flores, NL - foto de Homero Adame (3)ya modernizado. No obstante haber quedado esta población un poco fuera de la ruta principal, es decir, la supercarretera Monterrey-Laredo, todavía mucha gente viene ex-profeso al restaurante para disfrutar de este platillo que si bien cualquiera lo puede hacer en su casa, el sabor de aquí es muy especial. Asimismo, muchas de las personas que pasan por aquí y debido a que el restaurante se halla sobre la carretera libre Monterrey-Laredo, suele detenerse con el mismo propósito. Dentro de las anécdotas se cuenta que grandes personajes del cine y la televisión, como Pedro Infante, María Félix y Paco Malgesto, durante alguna estancia en Monterrey hicieron viaje especial a este lugar para corroborar que la fama del machacado con huevo era real, y se fueron con “la panza llena y el corazón contento”.

Según nos comenta la señora Lidia Treviño, cocinera del restaurante, lo más tradicional es evidentemente el machacado con huevo, pero hay otros platillos que vale la pena saborear. Por ejemplo, el «caldillo» es un caldo que se guisa con machaca, especias, chile morrón y salsa de tomate. (Esta es, incluso, una receta regional para cortar las gripas, pero con la variante de en vez de chile morrón se le agrega chile verde y cebolla.) También la carne seca frita es muy solicitada como entremés. “Todo tiene su secreto”, dice la cocinera, “y el secreto está en el tiempo de cocción o freimiento y en la salsa de tomate, la cual se debe dejar hervir hasta que ya no hace espuma”. La misma cocinera, quien ha trabajado ahí interrumpidamente por unos diez años, añade que la mayoría de los comensales suelen acompañar los platillos de machaca con tortillas de harina en vez de las de maíz. Sin embargo, esto no es necesariamente indicativo de las preferencias norestenses, pues a muchísima gente le gusta más la de maíz. En otras palabras, aquí es cuestión de gustos y paladares.

Ciénega de Flores, Ciénega de Flores, NL - imagen de Homero Adamecabecera del municipio del mismo nombre, es un pueblo que creció a un lado de la carretera Nacional y nunca se desarrolló realmente, sino que se fue quedando pequeño. No es muy pintoresco que digamos, aunque por ahí podemos observar algunas fachadas de estilo muy norestense. La debacle, si así lo pudiésemos llamar, sobrevino cuando se construyó la supercarretera Monterrey-Laredo a principios de los años noventa, pues el tráfico vehicular bajó considerablemente y con ello disminuyó el comercio.

No obstante la tranquilidad del pueblo, hay tres épocas que se llena de algarabía por las fiestas: una en febrero, cuando se celebra la fundación; otra en septiembre, con la singular Feria del Machacado; y las patronales, en diciembre. En los tres casos, por casi dos semanas hay feria, buen ambiente y visitantes al por mayor.

Los nacimientos en México

LA TRADICIÓN DE LOS NACIMIENTOS EN MÉXICO

Al llegar la temporada navideña, algo que resalta de inmediato son las decoraciones que observamos por doquier. Aunque variados en gusto, tamaño, color y forma, los motivos son muy similares entre sí, pero la intención es levantar siempre el espíritu de la Navidad.

Existen varias formas de mostrar ese espíritu, y podríamos diferenciar cuatro entre muchas otras:

  • La decoración comercial: la cual se distingue por todos los objetos navideños que se colocan en los aparadores de las tiendas, con el afán de atraer clientela. Este tipo de ornamentación tiene un amplio contenido de motivos, aunque los nacimientos cada vez van siendo menos, ya que cuestan tiempo y trabajo. Por lo tanto, al adoptar ideas extranjeras, los comercios utilizan pinos y nieve artificiales, Santa Clauses y muchos otros objetos burdos de plástico, sin que la clientela o el paseante común y corriente objete en lo más mínimo.
  • La decoración pública: ésta, que se exhibe en plazas y edificios de gobierno, manifiesta un sincretismo de motivos: pinos naturales o artificiales, nacimientos y cajas vacías envueltas en papel de temporada. Por lo general este tipo de ornamentación es grande y bien puesta, con figuras de tamaño natural (o incluso mayores) y muy atractiva para todo tipo de transeúnte.
  • La decoración familiar: este grupo en sí ofrece tres tendencias fundamentales:

a) aquellos que han sido absorbidos por lo extranjerizante, con pinos naturales o artificiales, esferas y adornos fantásticos, incluyendo los Santa Clauses de plástico;

b) los que sincretizan los elementos, como en el mencionado sector público y

c) quienes siguen la tradición del nacimiento, aunque de una manera un tanto mestiza. Aquí podemos mencionar que existen dos tipos de familias: 1. las que ponen un nacimiento pequeño, acorde al espacio de la casa o al presupuesto familiar, y 2. aquéllas que, sin escatimar tiempo, dinero y esfuerzo, aún expresan su espíritu navideño con nacimientos monumentales, en ocasiones destinando toda una habitación de la casa para tal efecto.

  • Y la decoración religiosa: Por último tenemos los nacimientos religiosos; los que se encuentran en las iglesias. Éstos, en muchos casos, son obras extraordinarias por su tamaño, forma y representaciones iconográficas, en las cuales se denota el apego al costumbrismo, el buen gusto y el interés de los clérigos por dignificar un momento tan solemne dentro de la idiosincrasia y el calendario ritual cristiano. Salvo algunas familias que se apegan a la tradición, en los templos es donde se conserva la costumbre de «acostar» al ni o hasta el día de su «nacimiento». Jamás lo hacen antes, como ya se ha hecho rutina en la mayoría de los casos.

De acuerdo con la leyenda, el origen del nacimiento se remonta a la época de Giovanni Bernardone (1182-1226), mejor conocido como San Francisco de Asís, quien fue el primero en montar un nacimiento viviente para ejemplificar el natalicio de Jesús. La fecha exacta es desconocida, pero pudo haber sido en el año de 1223. Ya habiendo fundado la orden franciscana, él recorría las poblaciones de su natal Italia con el objetivo de predicar la palabra de Dios. En ese invierno de 1223, mientras andaba cerca de Rieti, lo sorprendió la Navidad en la ermita de Greccio; siendo ahí donde se inspiró y reprodujo el nacimiento del niño Jesús. Ayudado por otros clérigos, construyó una casita de paja, un portal y un pesebre, e invitó a todos los lugareños a reproducir la escena viviente, con José y María, el niño naciente, los pastores y hasta un buey y un burro para complementar la escena.

Cuando por fin se arraigó esta tradición en Europa, por mucho tiempo se hizo con nacimientos –o belenes– vivientes, principalmente en los recintos religiosos, hasta que poco a poco se fueron elaborando figuras e iconos y se expandió a los hogares de los fervientes cristianos. Se cree que el primer nacimiento hecho con figuras de barro se construyó en Nápoles, también en Italia, a fines del siglo XV. A partir de esa fecha, el Rey Carlos III ordenó que la costumbre se extendiera por todo su reino.

Es obvio que con la conquista española, los frailes utilizaron las costumbres navideñas para evangelizar a los nativos de nuevo mundo. Y los belenes jugaron un papel muy relevante porque, además, los naturales de estas tierras fueron adiestrados a elaborar las figuras y motivos.

Cuántos lustros han transcurrido desde aquella enseñanza, y cuántas familias han vivido de esta tradición. Si nos remitimos al presente, descubrimos que en algunas poblaciones del país aún se conserva la costumbre de manufacturar dichas artesanías. Por ejemplo tenemos los angelitos de Tzintzuntzan, Mich.; las figuras de barro de Metepec, Edomex. o de Ameyaltepec y Tolimán, en Guerrero; o los nacimientos miniatura y policromados de Tlaquepaque, Jal.

El nacimiento moderno (la palabra «belén» ha caído en desuso, al menos en nuestro país) combina una serie de elementos bastante discordantes, los cuales no tienen nada que ver con el especulado origen del niño Jesús. Si tomamos en cuenta que éste nació en un lugar de Medio Oriente, sería poco factible pensar que haya sido en un sitio frondoso y verde. Lo mismo ocurre con los pinos que ahora se colocan junto al nacimiento, puesto que esa especie no existe en aquellas áridas tierras del actual Israel. El pino es una tradición que nos llegó de la Europa nórdica a través de los Estados Unidos. Del mismo modo hallamos nopales, magueyes, palmas cocoteras, oyameles, pirules; o animales de diversa índole, primordialmente domesticados y bestias de carga; también podemos encontrar otro tipo de elementos como lanchas de remo, molinos de viento (papalotes) o castillos medievales, por mencionar sólo algunos de los muchos que aparecen en estas decoraciones navideñas, sin olvidar al diablo y sus tentaciones. La figura del demonio puede variar en color y hasta en forma, pero la más convencional es roja con alas negras. Ensayo de Homero Adame.

Muchos nacimientos mexicanos incluyen motivos y estereotipos muy propios de nuestra cultura, lo cual los hace ser bastante pintorescos. Así podemos ver representaciones del cartero, el globero, el aguador, la taquera, el panadero, el organillero, etc., etc. No existen límites ni limitantes para la imaginación. Ah, y otra cosa que sobrepasa lo pintoresco para entrar en el reino de lo absurdo, es el tamaño de algunas de las figuras. No es nada raro encontrar que el Niño Dios sea casi del mismo tamaño que José y María, o mayor que los borregos. O, por el contrario, unos Reyes Magos gigantes y un niño naciente miniatura. Eso no es imaginación; es la falta de ella.

Por otro lado debemos hacer referencia a las luces que decoran los nacimientos. Hoy en día es cada vez más común contar con las guías intermitentes de colores, entre las cuales sobresalen aquéllas con música, cuya tonada absurda, repetitiva y tediosa malhumora a cualquiera. En hogares más tradicionales aún se utilizan las velas de cera o parafina a fin de iluminar los nacimientos o, incluso, los pinos; no obstante, y por razones obvias, aquí se debe tener sumo cuidado para evitar incendios. Ensayo de Homero Adame.

Este efímero arte decembrino puede realizarse con cualquier elemento y material disponible, siendo los más comunes el paixtle, el musgo, la paja y el cartón, aunque también se pueden utilizar rocas, mangueras, láminas o cuanta cosa el creador y su fantasía tengan a la mano. En realidad no hay impedimentos, y lo que en verdad importa es realzar ese espíritu navideño que, desafortunadamente, año tras año se va perdiendo en parte por la ignorancia, en parte por el desinterés y en parte por la falta de tiempo, pues poner un pino es más rápido y no cuesta mucho, ya que los adornos en sí son reciclables, los mismos de años anteriores, posiblemente comprados en oferta fuera de temporada.

En fin, no todo está perdido, y en años recientes han aparecido diversos concursos nacionales, estatales o municipales de nacimientos, con los cuales se pretende reavivar una tradición que engalana la temporada navideña.

Puedes leer sobre algunas tradiciones nadiveñas en este enlace:

Tradiciones navideñas en el Noreste de México

Tradiciones mexicanas: Los altares olvidados en Días de Muertos

LOS ALTARES OLVIDADOS EN DÍAS DE MUERTOS

Ensayo de Homero Adame

En cualquier fecha, durante nuestro trajinar obligado o recreativo por los caminos del país solemos ver por ahí determinados monumentos que poca o nada atención les prestamos porque, digamos, ya forman parte integral del paisaje. Sin importar su tamaño, color o estilo son muy abundantes y de cierto modo están dedicados a la Muerte. De hecho, se trata de recordatorios al vivo de que la Muerte es omnipresente y en ocasiones ronda algunos tramos de la carretera. Cuántas veces hemos visto puntos específicos donde estos altares, o “tumbas”, se hallan distanciados por pocos metros entre sí a un lado de la cinta asfáltica, factor indicativo de que en muchos de tales lugares han perecido los conductores descuidados, y en otros porque el trazo mismo del camino los tornan peligrosos.

Aunque estas “tumbas”, muchas sin inscripción y todas vacías, suelen pasar inadvertidas, sin duda tienen un mayor impacto que los “monumentos al conductor irresponsable” que la Policía Federal de Caminos acostumbra colocar estratégicamente en temporadas vacacionales para concientizar a los viajeros.

Algo que vale la pena notar es el respeto que se le otorga a dichos altares, en particular cuando se expande alguna carretera para agregarle carriles, pues salvo casos muy excepcionales, rara vez son removidos de su sitio. Asimismo, aun en las autopistas de cuota también es permitido levantar tales monumentos después de un fatal accidente.

¿Alguien se ha preguntado qué sucede con esas “tumbas” durante los Días de Muertos? ¿Son acaso visitadas por familiares y amigos para decorarlas con alguna ofrenda? La respuesta puede sonar muy sencilla, pero casi todas continúan tan solitarias como los otros 363 días del año, para con ello entrar en la categoría de “la tumba olvidada”, fenómeno por demás común en los panteones por igual.

Manejar por nuestras carreteras los primeros días de noviembre nos puede despejar algunas dudas. De tal modo, nos percataremos de que la mayoría de esos altares lucen ignorados, sin el alegre color dorado de los cempasúchiles o el púrpura de las patas de león. La razón puede ser que los familiares del “difunto” vivan a muchísimos kilómetros de distancia y no tengan ni los recursos ni el tiempo de darse una vuelta al lugar donde pereció, además de que lógicamente prefieren llevarle su ofrenda a la tumba del cementerio donde sus restos están en realidad sepultados.

Sin embargo, de vez en cuando uno puede encontrar las agujas en el pajar, o algunas de esas “tumbas sin difunto” con decoraciones, lo cual tal vez signifique que el trágico suceso fue reciente o que los deudos viven en las cercanías y todavía se toman el tiempo de ir al lugar de los hechos para arreglar el altar, dejarle una ofrenda y con ello mantener el recuerdo del ser querido en sus corazones.

En fin. De tal manera entendemos una vez más que las expresiones rituales en México son infinitas y muy variadas y que la fiesta de Muertos en estas fechas se siente por doquier, aunque en la mayoría de los casos los monumentos carreteros dedicados a la Muerte luzcan olvidados.

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¿Te interesa el tema de las tradiciones relacionadas con el Día de Muertos en México? Sigue este enlace:

Costumbres y tradiciones mexicanas

¿Buscas leyendas de panteones y Días de Muertos? Sigue este enlace:

Leyendas de difuntos

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Fiestas de Muertos en Chicago

DÍA DE MUERTOS LEJOS DE NUESTRAS FRONTERAS

Tradición mexicana por los rumbos de Chicago

Texto de Homero Adame

Es lugar común decir que cuando alguien abandona su país de origen para irse a radicar a otro, con el tiempo pierde sus costumbres. Más trillado es el tema de los chicanos, pochos, tex-mex o méxico-americanos quienes con el paso de las generaciones han adoptado una identidad propia que poco tiene que ver con lo americano o lo mexicano. Sin embargo, también sabemos que las tradiciones y costumbres no se pierden por completo, sino que se transforman de acuerdo con la idiosincrasia de los tiempos.

Durante una visita a Chicago entre octubre y noviembre tuve la curiosidad de saber si algunas familias mexicanas celebran el Día de Muertos y, de ser así, cómo lo hacen. De antemano estaba enterado de que en un museo exhiben altares de muertos, pero ¿qué pasa en los panteones? ¿Dónde entierran a sus difuntos los millares de mexicanos que radican aquí? ¿Cómo los recuerdan en estas fechas? El 1º de noviembre vi un anuncio en un periódico local que invitaba a disfrutar de los altares de muertos. Así se me ocurrió que tal vez podría escribir un artículo sobre el Día de Muertos lejos de nuestras fronteras.

El anuncio en cuestión era de los funerales Zefrán, ubicados en un sector latino en el centro de Chicago (1941 W. Cermark Road). Jennifer y yo fuimos a visitarlo y con orgullo nos recibió la Sra. Concha Rodríguez, quien explicó que hace pocos años se dieron a la tarea de mantener viva la tradición de Día de Muertos, haciendo exhibiciones de altares en sus instalaciones. Dijo que el principio fue difícil, pues no obtenían la respuesta esperada, sin embargo, dos años antes unos parientes de su marido, que tienen una funeraria en Iguala, Guerrero, hicieron un viaje ex profeso para colocar unos altares de muertos y el éxito rebasó las expectativas. Fue así como cientos de personas revivieron o se dieron cuenta de la existencia de una festividad muy arraigada entre nosotros. Desde entonces, el interés por esta tradición ha ido creciendo al grado de que en algunas escuelas organizan visitas a la funeraria y piden a los niños que, si lo desean, lleven fotografías u ofrendas para colocarlas junto a un altar común.

Al preguntarle si hay en Chicago algún panteón donde podamos observar la Fiesta de Muertos, la Sra. Concha nos explica que muchas familias mexicanas todavía mantienen la costumbre de enviar a los difuntos a México, para lo cual esta y otras funerarias les ofrecen el apoyo legal, así como los trámites de traslado. Por otra parte, agrega que los méxico-americanos de segunda o tercera generación, quienes por razones obvias ya se han desligado de sus raíces, normalmente sepultan a sus muertos en los cementerios locales, pero no sabe si esas familias hagan algo especial este día. De todos modos, nos dio las direcciones de dos panteones para que fuéramos a investigar.

Como andamos en un barrio latino, al ir caminando por las calles inesperadamente por ahí nos topamos con un par de altares afuera de unos departamentos. No hay persona que los vigile ni encontramos a alguien para que nos diga quién los puso. Sin embargo, el simple hecho de estar ahí resulta significativo. Rato más tarde nos percatamos también de que en algunas iglesias católicas tienen pequeñas ofrendas y un desplegado informativo sobre el significado del Día de Muertos y las misas que se ofrecen para la ocasión.

En toda la zona metropolitana de Chicago existen varios tipos de cementerios divididos por razas e, incluso, por religiones. Así podemos encontrar panteones ocupados por italianos, griegos, polacos o mexicanos, siempre entremezclándose con los americanos. Pero también hay camposantos católicos o protestantes donde se pueden mezclar las razas pero casi nunca las religiones. Como nosotros deseábamos observar qué ocurría en los panteones con influencia mexicana (de preferencia católicos), fuimos a los sugeridos por la Sra. Concha. Allí fue donde descubrimos que muchas personas sí celebran este día, aunque sin el colorido y ambiente festivo que se vive en nuestro país. De esos dos, en el Saint Mary (en las calles Pulaski y 87 Street) encontramos a varias familias mexicanas de primera o segunda generación haciendo día de campo. La costumbre, si el clima lo permite, es llevar comida y pasarse la tarde junto a la tumba de sus seres queridos para estar un buen rato con ellos.

Algo que resulta interesante observar son las tumbas de mexicanos en estos lugares de reposo eterno. Siguiendo la tradición norteamericana, no existen criptas ni tumbas per se, sino que todo el cementerio es un campo verde y arbolado con infinidad de lápidas verticales. Lo más relevante, en el caso de los mexicanos, es que la mayoría de tales lápidas tienen a la Virgen de Guadalupe como motivo principal, algo poco habitual en los panteones en México.

Para redondear el artículo, al día siguiente fuimos al museo donde en esta época dan una importancia muy marcada a la Fiesta de Muertos. Se trata del Centro-Museo de Bellas Artes Mexicanas (Mexican Fine Arts Center Museum)* cuya función principal es la de exhibir la cultura mexicana en Chicago. Este centro-museo, que cuenta con varias salas permanentes, tiene una sala de exposiciones temporales donde, desde finales de octubre hasta mediados de noviembre, año con año se instala una muestra alusiva a esta tradición, con altares, ofrendas, pinturas, fotografías, calaveras y paneles informativos en inglés y en español sobre el tema en distintos rincones de México.

Para darle realce, hacerlo atractivo y con ello picarle la curiosidad al transeúnte, en el jardín exterior suelen colocar un altar monumental con varias figuras de cartón, como “la mojiganga” de la tehuana, “el charro”, “la china poblana” y “el tamaulipeco”, que fueron las esculturas seleccionadas el año pasado y realizadas por el artista invitado, Alejandro García Melo.

Ya en el interior del museo, dentro de la sala temporal, comenzamos a disfrutar de la interesante muestra con ofrendas traídas ex profeso de diversas partes de México, como por ejemplo, una prestada por el Centro Cultural de la Huasteca Hidalguense, otra del Distrito Federal, otra de Janitzio, Mich., etc. Asimismo, algunos altares y ofrendas fueron realizados por artistas locales, es decir, por mexicanos de primera, segunda o tercera generación radicados en Chicago.

Vale la pena mencionar que en algunos de los altares se puede observar un sincretismo muy singular entre lo mexicano y lo ya chicano, con elementos tradicionales nuestros y otros modernos americanos. Por ejemplo, vemos por ahí un altar dedicado a un héroe caído en la Guerra del Golfo Pérsico, en el cual aparecen elementos como papel maché, papel picado, una calavera de azúcar, un avión a escala de madera, el uniforme del difunto y la bandera norteamericana.

Los guías del centro-museo, todos bilingües, nos explican que la mayoría de los visitantes a esta muestra es gente de origen latino, dígase jóvenes o viejos, así como escuelas cuya población es predominantemente latina. Uno de ellos nos cuenta que los elementos tradicionales, como el pan de muerto, las calaveras de azúcar y el papel picado son adquiridos en ciertas tiendas mexicanas, pero siempre resulta difícil conseguir la flor de cempasúchil que, en ocasiones, alguien importa bajo trámites legales muy estrictos. “Sin embargo”, añade, “vale la pena tenerla porque le da un colorido muy especial a los altares”. Otra alternativa es mandar pedir semillas a México, o conservarlas para sembrarlas con anticipación y que la flor esté en su punto para esos días.

El centro-museo cuenta, además, con una pequeña tienda donde venden artesanías, libros y revistas tanto mexicanas como méxico-americanas. Durante la exhibición de Muertos ofrecen también fotografías, postales, dulces, calaveras de azúcar, chocolate o amaranto y artesanías alusivas al tema.

Fue así como al estar lejos de mi tierra en estas fechas, pude comoquiera disfrutar de la Fiesta de Muertos entre un ambiente mexicano muy sui generis, y reafirmar que, en efecto, algunas tradiciones y costumbres pueden modificarse con el tiempo, pero jamás perderse por completo.

Un agradecimiento muy especial a Carlos Tortolero, director del Mexican Fine Arts Center Museum por todas las facilidades y permitirme tomar fotografías en el interior del museo; para la Sra. Concha Rodríguez por la información proporcionada y, sobre todo, a Jennifer Hennen, quien animadamente anduvo conmigo en todos los lugares aquí descritos.

* Mexican Fine Arts Center Museum

1852 W. 19th Street

Chicago, Illinois 60608-2706

Tel: (312) 738-1503

http://www.nationalmuseumofmexicanart.org/

Horario: Martes a domingo de 10 a.m. a 5 p.m.

Este texto fue publicado en el número 309 de la revista México desconocido, correspondiente a noviembre de 2002. Se puede leer el original, sin fotografías, en este enlace:

Fieles difuntos en Chicago

Tradiciones mexicanas: Festival de las Calaveras en Aguascalientes

EL FESTIVAL DE LAS CALAVERAS EN AGUASCALIENTES

Desde hace más de una década, la ciudad de Aguascalientes ha puesto gran énfasis en la organización de este festival que gira alrededor de las fiestas de Muertos con un programa de actividades independiente a la tradicional visita de cementerios el 1° y 2 de noviembre.

Tan singular festival tiene una duración aproximada de 15 días, pues inicia la tercera semana de octubre y concluye el sábado inmediato al Día de Muertos. En ese lapso hay diversos eventos relacionados con la Muerte, como relatos de leyendas, noches de muertos, callejoneadas, obras de teatro, concursos de altares, elaboración de pan de muerto y talleres infantiles. Sin embargo, el momento más esperado es, sin duda, el animadísimo y colorido “Desfile de las Calaveras” que recorre las calles del centro de la ciudad con carros alegóricos y comparsas disfrazadas de muertos, sin olvidar las famosas “Catrinas”.

Vale mencionar que, tal vez por descuido o desconocimiento, mucha de la decoración que utilizan durante el festival combina los colores naranja y negro, los cuales son propios del Halloween. Éste, sin ser una tradición mexicana, se ha fusionado con las costumbres nacionales y ya es casi inevitable prescindir de él. Por ejemplo, en el citado desfile de las calaveras no es raro observar disfraces más del tipo Halloween que de día de Muertos o en los altares es común ver “palomilla” plástica negra y anaranjada.

Este festival tiene como sede principal la Plaza de las Tres Centurias, pero algunas de las actividades se llevan a cabo en otros recintos, como el Museo Guadalupe Posada, el Centro Ecológico “Los Cuartos”, el Palacio de Gobierno, las plazas y las calles.

Para mayor información puedes consultar el programa en cualquiera de estos dos sitios de Internet:

http://www.festivaldecalaveras.com.mx/

http://www.aguascalientes.gob.mx/temas/cultura/tradiciones/festividadesmpio.aspx

El colorido primaveral de las jacarandas

LAS JACARANDAS Y SU COLORIDO PRIMAVERAL

Después del invierno, largo o corto, gris o soleado, dependiendo de las latitudes, llega la primavera con su explosión de aromas y de colores en diversas tonalidades. Es el tiempo de disfrutar desde las florecillas silvestres hasta los majestuosos árboles que adornan las calles y avenidas. Uno de estos grandes árboles es la jacaranda, que sobresale por sus flores de color violeta o morado-azul, en forma de ramilletes de trompetitas, y nos ofrece su alegría en esta época del año.

La jacaranda o jacarandá, cuyo nombre botánico es Jacaranda mimosifolia y pertenece a la familia de las Bignoniáceas, es una especie nativa de América tropical que requiere de mucho sol y de un tipo de suelo rico en materia orgánica y con buen drenaje. Su floración inicia entre marzo y abril, dependiendo de las condiciones climáticas de la región pues es muy sensible al frío, y puede durar con su singular colorido hasta inicios del verano, siempre atrayendo a los inquietos colibríes y a las alegres mariposas. Sin embargo, todavía en estas fechas de calor logra ofrecernos un espectáculo adicional, efímero y hermoso, cuando al tirar sus flores se forma una especie de alfombra de color lila celeste en banquetas, calles y plazas. Algo similar sucede con otro árbol, el flamboyán (Delonix regia, de la familia de las Cesalpiniáceas), común en los estados del norte donde casi no se dan las jacarandas, y sus flores son de un color rojo escarlata vibrante. Texto de Homero Adame.

Aunque es cierto que la jacaranda crece de manera casi silvestre, también requiere de mantenimiento para conservarse en estado óptimo; por ello, en algunas casas y en jardines públicos la podan para despuntarle sus ramas y remover las que ya están marchitas. Aún así, y dadas sus características, no se le puede dar forma artística como a ciertos arbustos ornamentales.

La jacaranda tiene dos usos principales: el arquitectónico, para adornar y dar sombra en parques y avenidas, así como para darle un toque estético a zonas públicas o áreas residenciales, y el de ebanistería, pues de algunas de las 40 especies de esta familia se aprovecha la madera, de agradable aroma, para hacer muebles finos. Sin embargo, tiene otro uso también, aunque menos conocido, ya que en medicina tradicional se prepara una infusión con las flores contra problemas estomacales.

Así, cuando esos árboles que durante el invierno todavía se miraban sin follaje pero ahora estallan en sus tonalidades de color lila, sabemos que la primavera ha llegado. A partir de entonces, y por varias semanas, disfrutaremos de las flores de las jacarandas y de los azules cielos primaverales que dan un singular contraste.

Las cabañuelas en México

LAS CABAÑUELAS

Las cabañuelas son la expresión verbal de un conocimiento ancestral basado en la observación; son un sistema empírico que se utiliza en las zonas rurales mexicanas, principalmente, para predecir el clima de todo el año que inicia. Dicho sistema aplica exclusivamente para los días de enero.

Para leer un artículo completo sobre las cabañuelas, así como ver a detalle sus aplicaciones para cada día de enero, sigan este enlace: Las cabañuelas

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El Niño Fidencio: El límite entre la fe y el fanatismo

EL NIÑO FIDENCIO

El límite entre la fe y el fanatismo

 

Para leer este artículo sigue este enlace:

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El altar de muertos en la Huasteca dedicado a Xantolo

EL ALTAR DE MUERTOS HUASTECO DEDICADO A XANTOLO

Altar de muertos huasteco - Xantolo, de Homero Adame

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