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Mitos y leyendas de México: Los eclipses en Nuevo León

LOS ECLIPSES

(Versión escuchada en Atongo de Abajo, municipio de Allende, N.L.)

 

Oiga, amigo, tenga cuidao porque no tarda el eclise [sic] y no es bueno andar en el monte. ¿Usté sabe d’eso de los eclises, ¿vedá? –me pregunta don Jesús, un pastor como de 75 años que anda campeando sus cabras.

[…] Fíjese que los eclises son malos, muy malos. Y pior son los de sol, como el que no tarda en empezar en un rato. Yo me di cuenta porque desde temprano los gallos cantaron diferente, y la mula andaba vuelta loca. Uno sabe d’esas cosas porque pos uno ya ha visto munchos d’ellos. Y luego hace rato dijeron en la radio que iba haber eclise, así que yo ando juntando los animalitos pa’ llevarlos al corral, no vaya ser que luego se me muera alguno.

Los eclises son malos, y ya le digo, los de sol son pior. Con decirle que una vez una señora de por allá andaba preñada y pos se le ocurrió salir cuando estaba el eclise, y como no se colgó una llave de cobre con un listón rojo en la cintura, pos luego se puso mala y perdió la criatura. (Leyenda tomada del blog de Homero Adame.)

Hay gente que luego ya no cree en esas cosas, pero mire, pa’ que no le quede duda le voy a platicar lo qu’he visto. Cuando se tapa el sol a medio día, si uno tiene fruta en el naranjito o en el durazno se cae la fruta, o si no s’empederne, que pa’l caso es lo mismo, pos ya no sirve.

Yo me acuerdo que platicaba una viejita tía mía que hace muncho hubo un eclise de la luna, que se tapó todita, y hubo una señora que por andar haciendo sabe qué cosa salió p’afuera y pos ella no perdió la criatura, pero le salió mala. Salió enfermito y pos ai creció el chamaco todo zurumbato. Taba [sic] más loco que una cabra.

Y luego dicen que si uno mira un eclise que se queda ciego. ¿Será? Yo no conozco a naiden que se haiga quedado ciego por ver el eclise, de sol o de la luna. Así que ya le digo, es mejor que se recoja y se vaya pa’ su casa porque andar juera [sic] cuando se tapa el sol la cosa no es buena. Leyenda encontrada en un blog de Homero Adame.

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No ha existido civilización o cultura en la historia de la humanidad que no haya sentido una extraña fascinación por los eclipses, esos fenómenos celestes que siempre han estado asociados con desastres y calamidades. El temor ha generado un sinfín de mitos y leyendas en todo el orbe.

Una costumbre muy difundida en México es que cuando se anuncia que habrá un eclipse, la gente coloca listones rojos o algún objeto metálico en los árboles frutales con el objetivo de prevenir que la fruta se caiga o se empederna (no madure). Asimismo, muchos suelen refugiarse en sus hogares o bajo cualquier techo para no quedar expuestos a las emanaciones negativas, ya que entre otras creencias populares hay una que indica que ninguna mujer embarazada debe exponerse a un eclipse porque el bebé puede nacer con alguna deformación o incluso muerto. También es común escuchar que un eclipse (de sol) causa ceguera si se le mira directamente, lo cual está comprobado científicamente debido a los rayos ultravioleta que queman la retina.

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Esta leyenda, escuchadaLibro de Homero Adame en Atongo de Abajo, municipio de Allende, N.L., salió publicada en el libro Mitos, cuentos y leyendas de Nuevo León. Editorial Font, 2005. Las fotos son de Homero Adame. Déborah Chenillo Alazraki estuvo al cargo de la edición, mientras que Beatriz Gaytán del diseño. La ilustración es obra de Jennifer Hennen.

Para leer otras leyendas de eclipses, sigue cualquiera de estos enlaces:

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Mitos y leyendas de Nuevo León: Una víbora que come esqueletos

UNA VÍBORA QUE COME ESQUELETOS

Leyenda de Linares, N.L.

Ésta es una especie de «leyenda urbana» de origen reciente que surgió durante una fiesta de Día de Muertos  en el panteón de Linares y se expandió de inmediato por doquier, tanto por el miedo como por la curiosidad. Verdadera o falsa, lo cierto es que alguien vio «algo» y al pasar de voz en voz se fue exagerando hasta convertirse en la historia que a continuación tenemos. Explicación de Homero Adame.

Antes de entrar en ella, cabe mencionar que en la mitología mesoamericana, la serpiente era un ser cuasi divino que impartía sabiduría. Sin embargo, los mitos y supersticiones actuales sobre víboras y serpientes son la continuidad cultural de las tribus de Aridoamérica y Norteamérica, quienes consideraban a la víbora como una deidad dual, siendo en ocasiones benéfica o maléfica. Dichos mitos permanecen vivos en nuestra conciencia colectiva y tanto por su aspecto como por su veneno a la víbora (de cascabel, principalmente) se le juzga como un animal repulsivo y dañino, y las leyendas en torno a ella suelen ser negativas.

Oye, profe, ¿ya supiste de la víbora que se anda comiendo las calaveras en el panteón? –me pregunta doña Clementina Rodríguez–. No’mbre, mira que dicen que está así de larga y bien fea, que tiene una cabeza de este vuelo y los ojos verdes que ven bien feo. La vieron el otro día que andaban unos niños limpiando unas tumbas en el primer panteón (el Municipal). Dicen que la vieron adentro de una tumba abierta donde estaba el esqueleto de un muerto y que la víbora se lo estaba comiendo. Los niños se asustaron bastante y que corren avisarle al papá de uno de ellos. Ya para cuando llegaron, la víbora no estaba y no quedaba nada del esqueleto. Y bueno, pues que dizque la volvieron a ver otra vez comiéndose otro esqueleto y que unos chiquillos le tiran de pedradas, pero no le hicieron nada, nomás le rebotaban las piedras en la cabeza, hasta que se metió en un pozo. Creo que ya le avisaron a las autoridades, pero no he sabido si la mataron ya. Leyenda de Homero Adame encontrada en: https://adameleyendas.wordpress.com/2010/10/24/mitos-y-leyendas-de-nuevo-leon-una-vibora-que-come-esqueletos/

Este relato salió en el libro Mitos, cuentos y leyendas de Nuevo León. Publicado por Editorial Font. Monterrey, N.L. 2005. La edición estuvo a cargo de la Mtra. Déborah Chenillo Alazraki. El diseño lo hizo Beatriz Gaytán y la corrección, Mary de Lara. El dibujo es de Jennifer Hennen. La fotografía de portada es de Homero Adame.

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Puedes escuchar esta misma leyenda en audio siguiendo este enlace:

¿Buscas más leyendas sobre animales? Sigue este enlace:

 

Mitos y leyendas de Nuevo León: La culebra que destrozó una capilla

UNA CULEBRA QUE DESTROZÓ UNA CAPILLA

(Leyenda escuchada en China, Nuevo León)

Hay una plática de una cosa que, según los asegunes, pasó aquí cuando apenas había unas poquitas casitas en el pueblo. Mire usté, es que contaban los antepasados que cuando levantaron la primera capilla –parece qu’estuvo a un lado del río [San Juan]– que una tarde llovió pero de a tiro bastante, pero que primero ai entre las nubes se formó que una culebra en el cielo y que cuando cayó vino a quer (caer) en esa mera capilla y que la desbarató, que no dejó nada. Luego parece qu’el río se desbordó y mató muncha gente la corriente porque se llevó las casas qu’eran chocitas humildes entonces, pienso yo –cuenta el Sr. Mario Rodríguez.

[…] Bueno, sabrá usté, eso de la culebra no es cosa nueva, es de antes y todavía se da; yo mesmo l’he visto. Mire, sería hace com’unos dos años más o menos cuando andábanos [sic] una tarde en la labor y que de repente empieza a tronar porqu’estaba nublao. Sabiános [sic] qu’iba llover porqu’en esos días ya estaban las lluvias d’esta época (septiembre). Pero entonces cuando tronó yo vide en el cielo que se formó una culebrita –haga de cuenta qu’es com’una viborita entre las nubes– y culebrió ansina, como borniándose culebrió, y que luego da un jalón y sepa dónde mero habrá caido [sic].

[…] No, qué le cuento, dicen que donde cai hace puras averías –como es’ejemplo de la capilla– y hasta puede rajar un cerro. Por eso nosotros tenemos de experiencia que si viene una culebra hay que «cortarla» con la cuchía. Mire, usté levanta la cuchía al cielo, hace ansina com’una cruz y munchas veces se desparece [sic] la culebra o va a quer allá más retirao. Entonces, le digo, ese «animal» hace munchas averías, por eso nosotros la «cortamos», pero de qu’es dañosa sí es, cómo no, si hasta una capilla desbarató. Leyenda de Homero Adame tomada de su blog en https://adameleyendas.wordpress.com/2010/10/18/mitos-y-leyendas-de-nuevo-leon-la-culebra-que-destrozo-una-capilla/

Explicación de Homero Adame sobre esta leyenda

no de los mitos que forman parte de la cosmovisión de diversos grupos étnicos de México (huicholes, mayas, totonacos, etc.) es la culebra, un fenómeno natural asociado con la lluvia. Ese mito se encuentra muy difundido en todo el país, incluso en zonas donde no quedan descendientes directos de alguna etnia, como es el caso de Nuevo León. Sin embargo, entre la población campesina de toda esta región es común escuchar relatos de culebras que, además de traer mucha lluvia, causa grandes destrozos donde se precipita.Cabe añadir que, de acuerdo con las versiones de quienes han presenciado tan singular fenómeno, poco antes de desatarse una tormenta en ocasiones se forma una nube con aspecto de culebrita, la cual incluso tiene un movimiento serpenteante. Al verla, los campesinos prevén desastres y buscan la manera de contrarrestarla.

.Libro de Homero Adame

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Este relato me lo contaron en China, N.L., y salió publicado en el libro Mitos, cuentos y leyendas de Nuevo León, Editorial Font. 2005. El cuidado de edición estuvo a cargo de Déborah Chenillo Alazraki, mientras que el diseño lo hizo Beatriz Gaytán, la corrección, Mary de Lara y Nuevas Letras. El dibujo fue obra de Jennifer Meng.

El libro se puede adquirir en la Librería Cosmos de Monterrey, N.L.

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El cuento del conejo y el coyote

Puedes leer este cuento en inglés siguiendo este enlace:

The Rabbit And The Coyote

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EL CONEJO Y EL COYOTE

Cuento tradicional mexicano; versión de Galeana, N. L.

Había una vez una viejita que tenía sembradíos de lechuga, rábanos y betabeles, y había un conejito que llegaba todas las noches a comérselos. Harta de eso, la viejita ponía trampas, pero como el conejo era muy audaz nunca caía. Un día la viejita pensó:

«A la próxima le voy a poner un monito de cebo, a ver si con eso se asusta y ya no viene.»

Pasaron los días y llegó el conejo con el afán de comer algo. Cuando vio al monito, comenzó a burlarse de él, pero como éste no le contestaba, el Dibujo de Jennifer Mengconejo le dijo: «Mira, monito, no te voy a comer». De todos modos, le siguió haciendo bromas y lo empezó a golpear hasta quedarse pegado, pues el monito era de cebo tipo engrudo. Como en ese momento la viejita no andaba por ahí, no se dio cuenta de que el conejo se había quedado atrapado. Sin embargo, en eso llegó el coyote y al verlo así lo pescó. Pero el conejito, muy astuto, le dijo:

-Por favor no me comas, coyote. Mira, ¿ves aquella majada que está allá? Dime, cuál chivita te gusta y ahorita te la traigo.

Como ese coyote era un poco tonto, le creyó. Al soltarlo el conejo se fue corriendo lo más rápido que pudo y sólo se le veían las orejitas moverse. El coyote se quedó esperando que le trajera la chivita, pero aquél nunca regresó con la presa.

Al poco tiempo el coyote se volvió a encontrar al conejo y le dijo: Escrito por Homero Adame.

-Ya te pesqué otra vez, conejito. Hace varios días te andaba buscando y como me hiciste trampa ahora sí te voy a comer.

«No’mbre, coyotito, déjame explicarte: resulta que atrapé la cabra que te dije, pero cuando te fui a buscar no te encontré, así que se me ocurrió hacerla chicharrones. Por eso aquí me ves preparándolos. Hm… están quedando al puro punto -explicó el conejo. (Cuen to del blog de Homero Adame.)

-Está bien -dijo el coyote-, ahorita nos los comemos.

El coyote empezó a menear el cazo donde supuestamente estaban los chicharrones que no eran tal, sino un panal de abejas que zumbaban, produciendo un ruido como si algo estuviera friéndose. En eso el conejo le dijo que en un rato regresaba y se fue lo más rápido que pudo, mientras el tonto coyote seguía meneando sus supuestos chicharrones. Como es de esperarse, lo picaron bastante las abejas. Escrito por Homero Adame.

A la noche siguiente, el conejo estaba comiéndose unos rábanos en la huerta de la viejita y el coyote lo vio y que lo pesca.

-Mira, conejo mañoso, traigo un hambre atroz y no hay más remedio comerte a ti, al fin y al cabo ya te burlaste de mí dos veces.

Cuando estaba a punto de darle una mordida, el conejo le dijo:

-No, coyote, no seas tonto. ¿A poco crees que se te va a quitar el hambre con comerme? Mira, ¿ves aquel bulto que está allá? Bueno, ésa es una borrega que yo mismo pesqué para ti, y si te la comes ya verás que te alcanza para dos o tres días. ¿Qué te parece?

El coyote se entusiasmó y corrió a comerse la supuesta borrega, pero cuando le dio el primer zarpazo nada más pegó un aullido de dolor. ¡Era un cactus y se había espinado! El conejo lo había hecho tonto de nuevo.

Pasó el tiempo y de nuevo el coyote se encontró a su enemigo; esta vez en la orilla de una laguna. (Cuento del blog de Homero Adame.)

-Mira, conejo desgraciado, ahora sí te voy a comer -le dijo-. Ya me hiciste tonto tres veces y ya no me voy a dejar.

-Pero amigo coyotito, antes de querer comerme debes saber que te andaba buscando porque te traía un queso, pero se me cayó en la laguna y no lo puedo alcanzar con mi manita que es muy corta -le explicó el conejo-. Estaba pensando en una solución para sacar el queso de ahí y se me ocurre que entre los dos podemos lograrlo. ¿Cómo la ves, me agarras o te agarro yo hasta que podamos sacar el queso del agua?

Estuvieron discutiendo quién asía la mano de quién hasta que finalmente se pusieron de acuerdo. Quedaron en que el conejo iba a sujetar al coyote para que éste, con sus brazos más largos, alcanzara el queso. Pero lo que el coyote no sabía es que el supuesto queso no era más que la luna llena reflejada en el agua y no un queso como le había hecho creer el mañoso conejo. Como éste tenía otros planes, cuando el coyote ya estaba adentro del agua, lo soltó y el coyote se ahogó. Cuento del blog https://adameleyendas.wordpress.com/2010/10/14/cuentos-mexicanos-tradicionales-el-conejo-y-el-coyote/

En muchos relatos indígenas mexicanos, y de las etnias del desierto americano, existe una saga de cuentos donde los protagonistas son un conejo y un coyote, resultando como ganador uno u otro indistintamente. Portada del libro con fotos de Homero AdamePor lo general, esa clase de cuentos lleva una moraleja implícita, la cual es una característica convencional en este género literario.

En la versión que acabamos de leer, narrada por Milton de la Peña, un estudiante de Geología en Linares, quien nos dice que todavía se cuenta a los niños en las regiones serranas de Iturbide, los símbolos son los mismos: un coyote, animal embustero que siempre se sale con las suyas, cuya naturaleza en el folclore es dual, pues aparte de tramposo es también un héroe cultural, ya que imparte conocimiento de las artes y no permite que se extinga el fuego, protegiendo así a la raza humana. Y un conejo, que también en el folclore de algunos pueblos es un animal tramposo y embustero, aunque de igual forma es benefactor, pues él trajo el fuego de allende el mar para beneficio de la humanidad; con lo cual demuestra su naturaleza dual, similar a la de su contrincante.

Este cuento fue publicado originalmente en Mitos, cuentos y leyendas regionales – tradición oral de Nuevo León, por Ediciones Castillo, 1998. Monterrey, México. Esa edición está agotada.

El dibujo de «Conejo y coyote» fue elaborado por Jennifer Hennen.

Posteriormente, Foto de Homero Adameen una edición corregida y aumentada, también apareció en el libro Mitos, cuentos y leyendas  de Nuevo León (con una portada diferente), publicado por Editorial Font, 2005. Monterrey, México, editado por Déborah Chenillo Alazraki y diseñado por Beatriz Gaytán y Nuevas Letras.

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Homero Adame, el «arqueólogo de la conciencia colectiva» nos ofrece ahora (septiembre de 2015) su nuevo libro titulado Captura de pantalla 2015-09-11 a la(s) 12.38.34 p.m.«Creencias, mitos y leyendas de animales en el Altiplano», el cual trasciende la oralidad y es un tratado antropológico de creencias, supersticiones, narradas por viva voz de ls informantes a guisa de leyendas.

El libro se puede conseguir en librerías de San Luis Potosí, o bien, a través del servicio de Internet que ofrece la Librería Española.

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