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La centella de San Francisco en San Miguel de Allende

Según las crónicas históricas de San Miguel de Allende, el jueves 29 de julio de 1943, a las 4:25 de la tarde con cielo despejado, un rayo impactó en el campanario del templo de San Francisco. A continuación tenemos algunos relatos orales al respecto_

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Creo que fue en 1943 cuando pegó la centella en San Francisco. Esa centella –a mí me robaron la fotografía que yo tenía, una fotografía histórica que tenía la hora de las 4:25 de la tarde cuando vino la centella– tumbó parte del campanario de la torre de San Francisco. Abajo estaban varios albañiles haciendo una cepa y las canteras que cayeron mataron a dos de esos albañiles. Mi tío Agustín Sautto estaba parado allí enfrente, recargado en un poste de luz, que eran como rieles de ferrocarril, y ahí hizo tierra la centella y aventó a mi tío a media calle. Mi abuelo estaba en el escritorio de la casa y lo vio, lo vio que salió volando y que cayó a media calle. Corrió mi abuelo y le dijo: “¿Qué te pasó, Agustín, qué te pasó?” Y mi tío le dijo: “Nada, papá, nomás el susto”. Cuál no le pasó nada si a los nueve meses se murió. Se desprogramó, le dio el síndrome de Stokes-Adams que desprograma el ritmo sinodal del corazón. Fue varias veces a México a las especialidades de cardiología, pero como no había tratamiento a los pocos meses murió aquí en San Miguel.

Luis Miguel Villarreal

Agustín Sautto murió a los pocos días de que fue golpeado por el rayo que cayó en San Francisco. Quedó muy afectado y falleció a los pocos días.

Graciela Cruz

Agustín Sautto fue el hombre más rico que había en San Miguel, según creo yo. Él era hijo de una señora Vázquez que fue dueña de esta casa que estamos hablando (la del númbero 23 de la calle San Francisco).

José Ignacio Reyes Retana

Yo soy del 42, entonces estaba muy chiquita cuando sucedió eso de la centella que tumbó parte del campanario de San Francisco. Mi mamá tenía su puesto afuera del templo y yo estaba con ella. A un lado estaba una comadre de mi mamá con su puesto. Aunque era una tarde sin nubes, de pronto escuchamos el trueno y se dejó venir la centella que pegó en la torre y tumbó unos pedazos de cantera. Mi mamá sin saber, al escuchar el estruendo del trueno se hizo a la pared, se recargó y yo le corrí, yo aspiraba a meterme al templo, pero estaba cerrado a esa hora. Los pedazos de cantera nos pudieron haber matado porque cayeron casi encima del puestecito de mi mamá. En el puesto de la comadre, que estaba como a cinco metros, no cayó más que puro polvo. Supimos que el rayo mató solamente a una persona casi inmediatamente. Estaba en aquel tiempo la ambulancia en la calle de Núñez, pero no había carros de ambulancia; entonces llegaron corriendo los camilleros y vinieron a recoger a esa persona que estaba tirada a mitad de la calle. No me acuerdo muy bien cómo fue esto porque yo era muy niña cuando sucedió, pero parece que el rayo alcanzó a ese señor que estaba parado afuera de la casa donde estaba la primaria y el impacto lo aventó muy lejos y cayó a mitad de calle, algo así. No sé quién haya sido ese señor que murió y ojalá esté descansando en paz.

Soledad González

Mi tía Lupe la cristera contaba que cuando pegó el rayo en el campanario de San Francisco ella estaba en el jardín con otras personas y que el badajo de la campana le cayó en la falda; usaban de esas faldas largas y ahí le cayó el badajo. Si le hubiera pegado a ella o a alguien, la mata.

Maruja González

Mi hermano Juan platicaba eso de la centella porque él trabajaba en la Oficina de Rentas como empleado y una tía trabajaba haciendo el aseo en la misma casona. Decía que fue en la tarde, que él estaba en el balcón de ese lugar con otras personas y que la tía estaba barriendo afuera en la calle. Tronó muy feo y vieron que enfrente se cayó parte de la torre de la iglesia. No me acuerdo si platicara de alguien que haya muerto, pero decía que la tía corrió a mitad de calle a ayudar porque el rayo había alcanzado a un hombre que estaba tirado casi enfrente de la Oficina de Rentas. Luego mi hermano Juan y sus compañeros bajaron corriendo para ayudar también.

Salvador Ochoa

La hacienda de Cerro Prieto en Mexquitic, SLP

LA HACIENDA DE CERRO PRIETO

(En el municipio de Mexquitic, S.L.P.)

Se desconoce la fecha exacta de fundación de Cerro Prieto como hacienda, pero se sabe que a finales del siglo XVIII, cuando Félix María Calleja del Rey era el comandante en jefe de tres bandos realistas –los dos regimientos provinciales de “dragones” de San Luis y San Carlos, acantonados en San Luis Potosí, Charcas y Matehuala, así como del grupo de caballería del Nuevo Santander, establecido en Rioverde– varios hacendados de la región donaron caballada para tales regimientos. Entre otros, destaca Ana María de la Campa y Cos (también citada como María Anna de Berrio y de la Campa y Cos), condesa de San Mateo de Valparaíso y 2da marquesa del Jaral de Berrio, cuya hacienda principal era Xaral de Berrio y, entre otras, era propietaria de La Ventilla, Ordeña de Matapulgas, San Andrés de El Cubo, San Martín, San Onofre, Santa Rosa, Trasquila de Gallinas, Sierra Hermosa y Cerro Prieto.

Aunque en la actualidad Cerro Prieto pertenece al municipio de Mexquitic, SLP, la historia de Ahualulco consigna que hacia la segunda mitad del siglo XIX existían varias haciendas adentro de sus colindancias municipales: La Parada (la más extensa e importante), Corte Segundo, San Juan, Santa Teresa y Cerro Prieto.

Debido a su ubicación y dueños, la historia de Cerro Prieto es muy diferente a la de La Parada o de Corte Segundo. Pese a ser la única en el municipio de Mexquitic de Carmona, su historia está más ligada a las haciendas guanajuatenses o zacatecanas anexas a la de Jaral de Berrio. Hacia finales del siglo XIX, Cerro Prieto era algo así como una pequeña industria mezcalera y agropecuaria que producía todo lo necesario para el sustento de sus habitantes, mientras que el usufructo iba a las arcas de la familia Moncada (dueña de Jaral de Berrio).

Un dato curioso es que en los años 20 del siglo pasado, los campesinos de Mexquitic, Ahualulco y las haciendas cercanas (La Parada, Corte Segundo, etc.) lucharon para obtener tierras a través del agrarismo, mientras que los de Cerro Prieto no quisieron meterse en líos armados o en procesos judiciales. Ellos decían: “¿Para qué queremos tierras si aquí recibimos buen trato, tenemos trabajo seguro y una vida digna?”. Sin embargo, en los años 30 tuvieron que sumarse a la Reforma Agraria y apropiarse de las tierras de sus antiguos patrones porque, de no hacerlo así, llegarían ejidatarios de otros lugares a desplazarlos.

En algún momento, los descendientes de la marquesa del Jaral de Berrio vendieron esta hacienda a su administrador, quien antes había trabajado en La Corcovada (municipio de Villa Hidalgo, S.L.P.)

Sin verse fuertemente afectado por la Reforma Agraria, el sistema productivo mezcalero de la hacienda siguió vigente y dando trabajo a la comunidad hasta que la fábrica de mezcal cerró sus puertas alrededor de 1980, quedando entonces abandonada. Aquí producían un mezcal llamado San Martín que lo llevaban a la pequeña hacienda de San Martín porque desde allá se distribuía. Esa parte del casco de la hacienda es ahora propiedad privada y aunque la fábrica se encuentra en buenas condiciones, no parece existir un proyecto sustentable para reiniciar labores.

La hacienda quedó abandonada por varios años y se dice que aparte de empezar a caerse creció mucha hierba y había muchos alicantes. Poca gente se atrevía a meterse porque, aunque se hablaba de espantos, más bien les tenían miedo a esas serpientes. Años más tarde, un descendiente de don Aurelio Dávalos se dio a la tarea de rescatar el casco de la hacienda y gracias a eso se encuentra en buenas condiciones.

Maximiliano y Miramón

Más como leyenda que como dato verídico, se dice que el emperador Maximiliano de Austria pernoctó en Cerro Prieto cuando se dirigía a Zacatecas. Los lugareños no saben de esto, no lo recuerdan como pláticas de sus ancestros, pero dicen que antes se contaba que el corazón del mariscal Miguel Miramón (fusilado junto con Maximiliano y Tomás Mejía el 19 de junio de 1867 en el cerro de las Campanas, de Querétaro) estuvo mucho tiempo en la capilla de la hacienda hasta que fue trasladado a la iglesia de la hacienda de San Martín (municipio de Pinos, Zacatecas), a pocos kilómetros de Cerro Prieto.

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Si quieres leer una leyenda escuchada en Cerro Prieto, sigue este enlace:

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Mitos y leyendas de Guanajuato: Luces y ruidos en el interior de la hacienda

LUCES Y RUIDOS EN EL INTERIOR DE LA HACIENDA

Leyenda de Jaral de Berrio, Guanajuato

Una vez a mi hija de quince años le pasó una cosa rara aquí adentro de la casa de la hacienda –anticipa la Sra. Isabel García–. Andaban aquí unos sobrinos y se pusieron a platicar cosas de espantos y de rato dijeron: “Vamos a la hacienda para ver qué nos sale”. Entonces ella y sus primas decidieron meterse en la noche con el brete de ver si las espantaban. Dos primos se quedaron en la casa porque les dio miedo venir y las demás se vinieron como las once de la noche. Aquí adentro no hay luz eléctrica, excepto por un foco en la parte de abajo, en la entrada aquí junto a la tienda de mezcal. Se subieron ellas al segundo piso, donde no hay focos, y andaban por ahí cuando de repente vieron así como una luz. Pensaron que eran los otros dos primos que se habían quedado en la casa que se habían metido antes para asustarlas; por eso no le hicieron mucho caso a esa luz.

A uno de esos primos le dicen Cano, entonces mi hija le gritó: “No’mbre, mugre Cano, ya sé que andas ahí”. Y la luz se movía y ellas la seguían y le gritaban: “Ni creas que nos vas a asustar porque ya sabemos que andas tú ahí”. Pero la verdad es que no lo veían y entonces pensaban que se les escondía. Luego, aunque ellas trataban de seguir la luz no la alcanzaban, o por decirlo de otro modo, ellas caminaban y la luz siempre las seguía. Leyenda de Isabel García.

Eso no fue todo, porque siguieron caminando por los pasillos de arriba y ahí por donde hay una puerta de madera oyeron que la tocaban, o sea que la tocaban como si alguien estuviera detrás de la puerta pegándole con las palmas de las manos. Todas se asustaron por el ruido y hasta gritaron, pero siguieron pensando que era el primo Cano el que quería asustarlas. Cuando ya se les pasó el miedo fueron hasta la puerta y no había nadie, y tampoco oyeron que alguien hubiera corrido para que no lo vieran. Y así siguieron adentro de la casa con algo de miedo, pero pensando que sus otros dos primos eran los que andaban por ahí con la intención de asustarlas.

De rato, en vez de salirse por la puerta principal se salieron por atrás, porque les queda más cerca de la casa de nosotros, y nos contó mi hija que cuando ya iban casi saliendo les aventaron piedras, o sea que venían caminando y les caían piedras y ellas todavía pensaban que el primo Cano era el que les estaba haciendo la travesura para asustarlas. Leyenda recopilada por Homero Adame.

Cuando llegaron a la casa mi hija me dijo: “No’mbre, mami, el mugre Cano nos anduvo asustando, primero con una luz y luego nos aventó piedras y hasta le estuvo pegando a una puerta”. Y yo le dije: “No, Cano no fue, él estuvo aquí todo el rato con el otro primo”. “Sí, ahí andaba, nos tocó la puerta, traía una lámpara y luego nos aventó piedras, él se fue corriendo adelante de nosotras y nos aventó las piedras”, dijo ella. Entonces yo le dije: “No, hija, ellos no fueron porque aquí han estado y hace ratito se fueron a encaminar a una tía a la casa de ella”. “¿Entonces quién fue el que andaba adentro de la casa?”, preguntó mi hija, y yo no supe qué responderle porque bien sabemos que aquí adentro de la casa pasan cosas raras.

Entonces mi hija y sus primas se asustaron de a de veras porque algo les pasó adentro y en el momento que andaban allá no se asustaron porque pensaban que eran sus primos, cuando en realidad fue algo que no podemos explicar. Leyenda encontrada en el blog de Homero Adame: https://adameleyendas.wordpress.com/2010/11/25/mitos-y-leyendas-de-guanajuato-luces-y-ruidos-en-el-interior-de-la-hacienda/

¿Dónde queda Jaral de Berrio?

La ex hacienda de Jaral de Berrio se localiza en el municipio de San Felipe, Gto, a un lado de la carretera hacia Villa de Reyes, S.L.P. Esta hacienda fue una de las más ricas e importantes en la época colonial y durante el siglo XIX ya como México independiente. Aquí estuvo el asiento del marquesado de Jaral de Berrio, uno de los títulos nobiliarios más importantes que hubo en México.

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¿Sabes qué diferencia hay entre un mito y una leyenda? En este enlace puedes enterarte:

Mitos y leyendas de Guanajuato: Las comadres

CÓMO SE FORMÓ EL CERRO DE LAS COMADRES

(Leyenda de Guanajuato)

Resulta que eran dos amigas que solían subir hasta ese rincón del cerro para cortar verdolaga y llevarla a vender al mercado. Eran tan amigas que todo mundo las conocía como «las comadres». Foto de Homero Adame En una ocasión, sin embargo, mientras estaban buscando verdolaga se pusieron a platicar sobre sus amoríos. Como no existían secretos entre ellas, una le dijo a la otra que estaba teniendo una relación con Fulano de Tal. La amiga se puso morada de coraje porque ella también estaba enamorada del mismo hombre. La plática pasó a discusión y terminaron peleándose. Fue tanta la ira y el rencor que al momento en que se abofetearon mutuamente, ambas quedaron convertidas en piedra. Es por ello que los dos picachos, con rostros de mujer, están mirando a lados opuestos; todo porque debido a la fuerza de las cachetadas, sus cabezas se voltearon al instante de volverse peñas. (Leyenda tomada del blog de Homero Adame, «Leyendas mexicanas y tradiciones de México».)
Otra versión dice que el motivo del pleito entre las comadres fue por el hecho de que había muy poca verdolaga ese día y una sintió envidia de que su amiga hubiera recolectado más que ella.

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Esta leyenda tiene muchas versiones similares que se cuentan en otras partes de México, como en El Realejo, municipio de Guadalcázar, S.L.P., donde existe también un cerro formado por dos picachos que los lugareños conocen como «Las comadres».

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