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Los barcos de cristal – leyenda potosina

los-barcos-de-cristal-de-homero-adameEsta versión de la leyenda sobre el origen de las carabelas de cristal que existen en la capital potosina y fueron donados como ex-votos o retablos fue publicada en el libro Misterios, leyendas de San Luis Potosí, por graphSTYLE editores, 2014. La edición estuvo a cargo de Alejandro Castillo-Vela. En dicho libro, Homero Adame ofrece 35 leyendas potosinas en versiones hasta entonces inéditas.

Mitos y leyendas potosinas: Un antiguo pueblo debajo del cerro Coronado

UN ANTIGUO PUEBLO DEBAJO DEL CERRO CORONADO

Leyenda escuchada en Cañada Verde, municipio de Charcas, S.L.P.

En muchas partes del mundo existen relatos de pueblos fantásticos que contienen elementos convencionales para este tipo de mitología: cueva, pueblo ignoto y trasposición o alteración perceptual del tiempo, dígase sensorial y /o también física. En la región del Altiplano se cuentan varias historias con características similares, como veremos en este ejemplo.

(Puedes leer otro relato similar siguiendo este enlace: )

Desde hace muchos años han platicado que debajo del cerro Coronado hay un pueblo, que es como un pueblo encantado. Cuentan de un pastor que se metió por una cueva que encontró, pero antes de meterse dejó amarradas Carcajo de vaca - Foto de Homero Adamelas vacas ahí afuera en los mezquites y se metió. Cuando salió, las vacas ya eran puro esqueleto. Según él, pensó que se había metido nomás un día, pero más bien parece que fueron muchos años los que estuvo adentro. Ya cuando regresó a su casa no encontró a nadie de sus gentes y luego les platicaba a los vecinos que en ese pueblo debajo del cerro Coronado había muchos indios. Dijo que era un pueblo muy bonito, pero que no se quiso quedar ahí porque no les entendía a los indios cómo hablaban. Dijo que supo que eran indios porque se vestían con pieles de animales y todos andaban con arcos y tiraban con flechas.

Mitos y leyendas potosinos: Abrieron una de las puertas del infierno

ABRIERON UNA DE LAS PUERTAS DEL INFIERNO

Leyenda de Villa Juárez, SLP

 

Bien sabemos que muchas anécdotas pueden convertirse en leyendas con el paso del tiempo, y más, si hay un acontecimiento trágico implícito. Cuando existen testimonios del suceso, se registra por lo menos una versión oficial, pero la voz popular, tarde o temprano, enriquece la historia a su manera para hacerla más dramática.

Un mal día de noviembre de 1972, en el municipio de Villa Juárez ocurrió una de las peores catástrofes jamás registradas en la historia del estado. Cuando el mineral de azufre, Guaxcamán, Villa Juárez, SLP - Homero Adame (10)Guaxcamá, estaba en pleno apogeo de producción, una tarde explotó. Cuentan que era sábado y había una boda muy concurrida en el poblado. Muchos mineros disfrutaban del convite, pero al parecer los del turno vespertino se encontraban laborando dentro de la mina. Al momento del terrible accidente, toda la gente en el exterior alcanzó a huir, pero de los trabajadores que se hallaban en el interior nada se supo; nadie se atrevió a meterse a los socavones, ya que cualquier labor de rescate hubiera resultado prácticamente imposible.

El pueblo de Guaxcamá no era pintoresco, pues fue construido en la década de los años 50’s del siglo pasado, con arquitectura moderna para la época; existían casas, oficinas, almacenes, una plaza, una iglesia, una escuela y una cancha deportiva. Algo muy extraño es que el fuego abrasó el suelo al grado de derretirlo, sin embargo, las construcciones sufrieron pocos daños y quedaron marcadas en grado mínimo por las llamas, aunque en la actualidad se encuentran en ruinas por el abandono.

Son muchas las versiones del motivo de la explosión de la mina. El veredicto oficial señaló que fue debido a un corto circuito, mientras que otras fuentes echaron la culpa a unos mineros desprevenidos que al parecer prendieron una antorcha donde había gases acumulados. Lo cierto es que durante varios meses, según testimonios de vecinos de la ex hacienda de Guascamán, de Villa Juárez e incluso de Cerritos, el fuego que salía de la boca de la mina podía verse a varios kilómetros de distancia.

Sin embargo, Guaxcamá - Villa Juárez, SLP - Homero Adame (6)una de las versiones con mayores matices de leyenda dice que los mineros habían estado excavando en profundidades insospechadas y tuvieron miedo de seguir, pues las rocas sonaban huecas, no eran sólidas y, además, se percibía un olor mucho más fétido que el azufre. Era viernes y al terminar su turno, los trabajadores explicaron a los ingenieros que tenían un mal presentimiento y que sería mejor continuar por otro socavón.

Pero los jefes no aceptaron excusas; argumentaron que requerían mayores cantidades de azufre porque la compañía había ordenado incrementar la producción. Entonces, obligaron a los trabajadores del turno vespertino de aquel sábado aciago a que avanzaran con las labores de extracción. Sólo algunos mineros se negaron a bajar a ese punto e incluso amenazaron con ponerse en huelga –ellos fueron los que vivieron para contar la tragedia y dar su versión de los hechos. Según esto, al momento en que los compañeros que andaban en las profundidades de la tierra y le pegaron con el pico a una roca muy blanda, se abrió una de las puertas del infierno y en ese mismo instante la catástrofe empezó.

 Book by Homero Adame

Esta leyenda fue publicada en el libro Mitos, relatos y leyendas del estado de San Luis Potosí, por la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado y Secretaría de Cultura. San Luis Potosí. 2007.

Algo más sobre Guaxcamá y Villa Juárez

Este territorio estuvo habitado por la tribu guascamas o guascanes –consanguíneos de los huachichiles–, aunque algunas versiones afirman que eran tének quienes vivieron ahí. Los primeros españoles llegaron en 1643 y fundaron la congregación de Santa Gertrudis de Carbonera. En el año de 1829 recibió la categoría de villa y mucho tiempo después, el título de cabecera municipal, con el nombre de Carbonera. En 1928 se cambió su nombre oficial por el de Villa Juárez.

Sus nombres históricos se originan de lo siguiente: Santa Gertrudis, por ser la patrona de la localidad, cuya fiesta se celebra el 16 de noviembre, además de ser la protectora de los carboneros; Carbonera, porque en los alrededores se explotaba el Guaxcamá - Villa Juárez, SLP - Homero Adame (11)carbón vegetal a gran escala, y Villa Juárez, en honor al Benemérito de las Américas.

Guaxcama se localiza a 3 km de la ex hacienda Guascamán y ésta a 14 km de Villa Juárez, por un camino pavimentado.

Mitos y leyendas de San Luis Potosí: El fantasma de una mujer

EL FANTASMA DE UNA MUJER EN UN ESTACIONAMIENTO

Leyenda del Edificio Ipiña en San Luis Potosí

Así de leyendas de esta casa, la de la Maltos es la más conocida; hasta salió publicada en un libro y por eso mucha gente se la sabe. Pero hay otras leyendas y cosas misteriosas que de la casa se platican. Por ejemplo, hace muchos años aquí en el Edificio Ipiña estuvieron las oficinas de La Continental. Allí trabajaba un viejito y él nos platicó varias historias de cosas extrañas que pasaban en la casa y aquí en los estacionamientos. Por ejemplo, contaba que en las tardes, cuando ya cerraban, siempre dejaban todo en orden y cerraban con llave las puertas de las oficinas y que no había manera de que alguien pudiera entrar. En la mañana, cuando llegaban todos a trabajar, había veces que encontraban los cajones de los escritorios abiertos o los papeles tirados en el piso; no era que alguien se hubiera metido robar o algo porque nada faltaba sino que todo estaba en desorden. Nos decía que nunca pudieron explicarse eso. Leyenda en un blog de Homero Adame.

También nos contaba que aquí en el estacionamiento privado en ocasiones veían un bulto, el bulto como de una mujer que cruzaba todo el estacionamiento, cruzaba la calle y se metía en la casa del frente donde estuvieron antes las oficinas de Turismo. Nos contaba ese señor mayor que aunque el portón del estacionamiento estuviera cerrado, ese bulto lo atravesaba para irse a meter, seguramente, a esa casa de enfrente.

Nunca dijo cómo andaba vestida esa mujer ni si se oían los tacones de sus zapatos; decía que sólo era como un bulto que pasaba por aquí –me imagino que así como una sombra–. Para serle sincero, esa es una leyenda o algo que a aquel viejito le tocó ver muchas veces. Yo tengo trabajando aquí muchos años y nunca he visto a esa mujer o a ese bulto. Leyenda subida por Homero Adame.

Esta leyenda, según me explicó Gonzalo de Santos, se cuenta o contaba en el estacionamiento privado del Edificio Ipiña, en San Luis Potosí.

Puedes leer otra leyenda de esta casa o encontrar muchas leyendas de la ciudad de San Luis Potosí en este enlace:

Leyendas potosinas

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Mitos y leyendas de la Huasteca: Los huehues, un legado de Xantolo

LOS HUEHUES, UN REGALO DE XANTOLO

Leyenda escuchada en San Vicente Tancuayalab, S.L.P.

Existen muchas versiones sobre el origen de las danzas de los huehues. Por un lado, algunas apuntan que surgieron gracias a las tradiciones tének, pero otras afirman que es legado azteca cuando éstos conquistaron y subyugaron a la Huasteca. Sin importar cuál historia sea la correcta, lo cierto es que quienes las ejecutan están seguros de que sus danzas son anteriores a la llegada de los aztecas y, por lo tanto, son parte de su cultura ancestral, aunque ésta haya sufrido sincretismos.

Cuentan en San Vicente Tancuayalab que la tradición comenzó hace muchísimos años, un día en que se celebraban las fiestas de Xantolo y todo mundo andaba triste en el cementerio dejándoles ofrendas a sus difuntos -el aspecto de los panteones de aquellos tiempos era diferente al de ahora, pues no había cruces ni imágenes cristianas. La costumbre era sentir tristeza y llorar a los difuntos en su día; todos la seguían cabalmente.

Se dice que en esa ocasión, de la nada apareció un espíritu enmascarado que se puso a bailar entre las tumbas. Como la gente era muy supersticiosa y tenía muchos miedos, todos corrieron a sus casas y fueron a buscar al sacerdote -chamán tének- para contarle acerca de tal aparición y pedirle que hiciera un ritual para que con eso el ánima chocarrera mejor se fuera a otra parte y no los siguiera asustando. El sacerdote se dirigió al panteón, acompañado de los lugareños, y descubrieron que el enmascarado continuaba bailando alegremente entre las tumbas. Entonces, el sacerdote le preguntó: «¿Quién eres? ¿Qué quieres aquí?» El ánima respondió en lengua tének y así estuvieron hablando por un buen rato, mientras la gente seguía atenta el curso de la conversación. Luego, el misterioso enmascarado pronunció unas palabras en una lengua que nadie entendía, salvo el sacerdote, quien sí comprendió el mensaje, y luego trasmitió a los suyos. Les dijo: «Este ser es el espíritu del mismo Xantolo que quiere enseñarnos cómo honrar a nuestros muertos con estas danzas». Leyenda de Homero Adame tomada de https://adameleyendas.wordpress.com/2010/10/13/mitos-y-leyendas-de-la-huasteca-los-huehues-un-legado-de-xantolo/

La gente se mostraba escéptica y pensó que a lo mejor se trataba de un chistoso que andaba jugándoles una broma. En eso, y de nueva cuenta, Xantolo dijo unas palabras en aquel lenguaje desconocido y aparecieron más ánimas igualmente enmascaradas que también se pusieron a bailar como si todo fuera una fiesta, y no un día para sentir y expresar tristeza. A partir de entonces, se corrió la voz por todos los pueblos de las huastecas, potosina y veracruzana, y la gente ha seguido la tradición de organizar danzas con huehues enmascarados que bailan en las calles y en los panteones con singular alegría para divertirse, en vez de sumergirse en un momento de llanto y amargura.

Cabe mencionar que en la parte correspondiente al estado de San Luis Potosí a esta tradición le llaman «huehuadas», mientras que en la de Veracruz, «viejadas», pues son huehues disfrazados de mujeres. Asimismo, se cuenta que las máscaras de diablos surgieron con la religión católica, pues estos ángeles caídos pertenecen al catolicismo, no a la cultura tének. Aunque la cosmogonía ancestral de los nativos incluye demonios, antiguamente no eran ni rojos ni tenían cuernos.

Por último, la tradición de los huehues indica que luego de varios días de danzar en las calles, hay que terminar la Fiesta dedicada a Xantolo bailando en el panteón, pues fue así como empezó la costumbre, pero igual lo hacen porque los tének desean compartir esta alegría con sus antepasados, a quienes también les gustaba bailar. Leyenda de Homero Adame

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Para saber algo más sobre San Vicente Tancuayalab:

Cuando los misioneros franciscanos fundaron este pueblo, en 1545, lo llamaron San Francisco Cuayalab. En el año de 1767, al ser ascendido a villa, se le conocía como Villa Fundadores San Vicente. Mucho tiempo después, recibió el título de cabecera municipal, ya con el nombre actual.

Sus nombres históricos tienen varios orígenes: Cuayalab o Tancuayalab, porque así lo llamaban los nativos tének, en cuya lengua significa «lugar del bastón de mando»; San Francisco, porque es el fundador de la orden, y San Vicente, por ser el patrono de la localidad, aunque la fiesta «patronal» se celebra el 4 de octubre, día de San Francisco de Asís.

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Este relato salió publicado en el libro: Libro de Homero AdameMitos, relatos y leyendas del estado de San Luis Potosí, en 2007; coeditado por la Secretaría de Educación y la Secretaría de Cultura. La edición estuvo al cargo de la Mtra. Déborah Chenillo Alazraki, entonces Directora de Publicaciones de la SECULT. El diseño de portada lo hizo Beatriz Gaytán.

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Leyendas de la Muerte

Para leer más leyendas y mitos de la Huasteca, sigue este otro enlace:

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Leyendas indígenas mexicanas

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