Mitos y leyendas de Nuevo León: Una sirena
UNA SIRENA
Leyenda de Salinillas, municipio de Anáhuac, N.L.
[…] No, mire, que yo sepa no cuentan historias así acá en Anáhuac. Es que usted sabe qu’este pueblo es muy nuevo y munchos [sic] de los que vivimos aquí llegamos de otra parte; al menos los más grandes, porque los chamacos ya nacieron aquí –manifiesta la Sra. Lupita Briones. Lo que yo sí sé es de una plática –una leyenda, ¿vedá?– que todavía platican de quesque una sirena, pero eso es allá en [la laguna de] Salinillas. ¿No conoce p’allá? Ah, entonces ora que vaya p’allá pregunte pa’ que se desengañe.
Mire, esa leyenda es de qu’en la laguna vive una sirena, o sea una chamaca jovencita de a tiro, pero con el cuerpo de pez de la cintura p’abajo y cuerpo de chamaca de la cintura p’arriba. Dicen qu’era una chamaca así normal pero que se volvió sirena porque se metió a bañars’en mero Jueves Santo y es que, según eso, bañarse ahí en Jueves Santo no es bueno. Yo la meritita verdad no creo que haiga sido cierto porque nosotros hemos ido en Semana Santa y las sobrinitas mías se meten a bañarse y no les pasa nada, ¿eh? Pero lo que yo sí creo es que a lo mejor esa chamaca traiba algún pecado y Dios Nuestro Señor la castigó. Entonces por eso ya’stá así como sirena, ¿verdad?
Una vez que vinieron unos familiares de Monterrey, todos los muchachos se fueron a Salinillas a pescar –fue hace como tres años en mera Semana Santa. Cuando volvieron el sábado –traiban harto pescado– dijeron que habían oido [sic] que ya pardiando oyeron a una chamaca qu’estaba cantando y tocando una guitarra, pero que nadie la pudo ver porque parece qu’estaba allá como en un cacho de tierra (isla) en medio de la laguna. Luego los muchachos de aquí ya les platicaron a los familiares d’esta historia de la sirena porque, ha de saber usted, dicen que una vez, hace munchos años, fueron unas gentes en Semana Santa también y andaban pescando en lancha y parece que se bajaron a ese cacho de tierra que le digo pa’ descansar. Ai s’estuvieron hasta que bajó el sol y cuando regresaron a la lancha ya no estaba la guitarra que llevaban. O sea qu’ellos dijeron que la sirena les robó la guitarra porque antes d’eso dicen que nomás cantaba ella, pero sin guitarra, y desd’entonces que ya canta con guitarra.
Explicación de Homero Adame sobre el motivo de la sirena
Los orígenes del mito de la sirena se pueden rastrear desde tiempos del Antiguo Testamento en Caldea y Babilonia, y más adelante en la antigua Grecia. Sin embargo, su expansión se debe al folclor de los pueblos marítimos europeos, con diversas criaturas sobrenaturales, mitad humanas, mitad peces que viven en el mar.
Para la mitología mexicana este fantástico ser no resulta ajeno. Por ejemplo, los antiguos totonacas creían que la sirena era la dueña del mar y se metía en las norias de los pueblos para luego inundarlos y así extender sus dominios. Un mito nahua indica que una de las criadas de Tonatiuh, el sol, era precisamente Acíhuatl, una criatura mitad mujer y mitad pez. Entre las etnias vivientes encontramos que los tepehuas (nahuas del estado de Guerrero) y los mayas chortíes consideran a la sirena como una deidad negativa.
En la actualidad, y más en esta región noreste del país, hay una creencia muy generalizada en la cual se explica que las sirenas son el efecto de un castigo divino, como puede ser el bañarse en un río o un lago durante ciertos días de la Semana Santa.
Esta leyenda salió publicada en el libro de Homero Adame Leyendas, relatos, costumbres y tradiciones de Nuevo León. Editorial Font. Monterrey, N. L. 2005.
La edición, con fotografías de Homero Adame, estuvo a cargo de la Mtra. Déborah Chenillo Alazraki; el diseño editorial lo hizo Beatriz Gaytán Reyes, con fotografías de Homero Adame, y las correcciones estuvieron a cargo de Mary de Lara.