Un blog de mitos, leyendas, costumbres y tradiciones de México

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Leyenda tamaulipeca: La luz errante

LA LUZ ERRANTE

(Leyenda de Jaumave, Tamaulipas)

Parroquia de Jaumave, Tamps.

No, mi amigo, por estos rumbos no hay cuevas ni cosas grandes de los indios de antes –afirma el Sr. Félix, un campesino que vive en Pentezuela–. Quién sabe si esos indios se bañaban en las aguas éstas. Lo que sí hemos visto son pedernales así d’este tamaño. Cuando uno anda en la labor luego se los encuentra por ai tiraos. Son las mentadas puntas de flecha de los indios. Allá p’aquel lao, en aquellos cerros altos, sí hay cuevas y pos cuentan cosas que se han hallao ai dentro. Pa’ que le voy a echar mentiras, yo no he entrao en ellas. Ni siquiera sé con esatitud ónde quedan.

Lo que sí hemos mirao aquí es la luz errante. Todos los rancheros de aquí hasta Burgos y San Carlos l’han visto alguna vez. Mire, ai onde andan aqueos caballos (una planicie desmontada que rodea el baño) yo he visto la luz errante en la noche. Se ve clarita. Uno pos sí se asusta las primeras veces, pero como que luego le agarra uno confianza porque esa luz es buena para uno; lo acompaña por las veredas, siempre adelantito de uno. Quién sabe qué será, pero es una luz buena que ayuda al que anda en el monte por la noche, o al que anda perdido. (Leyenda recopilada por Homero Adame.)

La luz errante. Dibujo de Jennifer Hennen

El ignis fatuus es una manifestación sobrenatural nocturna que en muchas ocasiones se le ve acompañando un funeral –a guisa de mensajero de la Muerte– o también como un espíritu de la naturaleza –como en el folclor del Noreste de México–. En esta región del país se le llama “la luz errante”, aunque se le da distintos nombres y aparece con características similares en todas las mitologías del mundo.

Contada con el sabor propio y regional de quien la haya presenciado, todos concuerdan que se le ve en el monte, en áreas despobladas; incluso se dice que algunos pilotos en pleno vuelo la han mirado sin saber exactamente qué es, ni cómo surge ni de dónde sale.

En la actualidad, con tantas historias de ovnis que escuchamos por doquier, ya casi nadie habla de la luz errante, pero para muchos ésta seguirá siendo uno de los misterios más extraños que tenemos a nuestro alcance.

Leyendas de Nuevo León: La cueva de Juan Oso

LA CUEVA DE JUAN OSO

Versión de la leyenda escuchada en Rayones, N.L.

En un trabajo anterior1 se explicó sobre el origen del mito de Juan Oso, un personaje recurrente en las leyendas serranas. En el relato que ahora presentamos , en lenguaje coloquial muy norestense, veremos una variante más específica sobre la guarida u hogar de este legendario ser mitad humano, mitad animal.

Cabe añadir que el ciclo de relatos de Juan Oso, o del hijo medio humano del Oso, es propio del folclor europeo y llegó a nuestras tierras con los colonizadores españoles. Sin embargo, en la mitología de los kikapúes2 existe la creencia de que ellos son descendientes de un Oso y una mujer. Por tal razón uno de sus tótems es precisamente el Oso, el progenitor. Análisis de Homero Adame


—¿Y usted ha oído hablar de Juan Oso, de que vivía por aquí? –le pregunto al Sr. Ezequiel Guerra, un campesino. Leyenda de Homero Adame

—Eso es lo que dicen, sí, que por aquí vivía el mentao Juan Oso. Yo nunca lo vide, pero cuentan qu’era un pelao juerte, grandote, peludo; que tenía las manos ansina de grandotas, y levantaba piedrotas, y tumbaba árboles cuando andaba enojao y pegaba unos berridos bien gachos. No se juntaba con naide, ni hablaba tampoco. Eso de que se robó una mujer de [Monte] Morelos es mentira, porque naide le conoció mujer ni chamaco.

—¿Pero Drawing - dibujo de Jennifer Mengno cree usted que ese Juan Oso del que habla haya sido el hijo del oso que sí se robó a una mujer?

—Saaabe. ¿A poco usté cree que un oso y una mujer tengan criaturas?

—Pues eso es lo que cuenta la leyenda.

—Mire, verdad o mentira, la cosa es qu’el mentao Juan Oso vivía por estos rumbos, y cuenta la gente que la guarida d’él todavía’stá allá en la sierra, en el cañoncito de Pastores (¿El Pastor?) p’adentro. Yo no m’he metido p’esos rumbos porqu’está muy enmontao y hay muncha víbora, pero las gentes que se meten a cazar han visto la guarida que le digo. Leyenda de Homero Adame

«Según han platicao, qu’es com’una cueva con una piedrota grande que namás un pelao juerte puede moverla pa’ tapar l’entrada. La piedrota esa tiene las marcas de las garras del oso –como rasguños han de ser. Adentro de la cueva dicen que hay ansina como figuritas pintadas en las paderes [sic], y qu’está llena de tizne porqu’el oso prendía la fogata pa’ calentar las gordas.

«Eso es lo que cuentan las gentes de por aquí, pero la merita verdá yo no sé si sea cierto. Mejor busque usté a un pelao que lo lleve p’allá, pa’ que la vea con sus propios ojos y se desengañe. Leyenda de Homero Adame


1 Véase Mitos, cuentos y leyendas regionales – tradición oral de Nuevo León. Ediciones Castillo, 1998. P. 141.

Véase también la nueva edición del mismo, Mitos, cuentos y leyendas regionales de Nuevo León. Editorial Font, 2005. Pp. 17-19.

2 También auto llamados kikaapoa, son una tribu originaria del actual territorio centro-sur norteamericano, que en los inviernos se establece en la comunidad de Nacimiento, Coahuila. Ésta es la única etnia viviente en todo el Noreste de México, aparte de sus vecinos, los mascogos.

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Este relato se publicó en el libro Obra de Homero AdameLeyendas, relatos, costumbres y tradiciones de Nuevo León. Editorial Font. Monterrey, N.L. 2005, el cual fue editado en San Luis Potosí por la Mtra. Déborah Chenillo Alazraki, diseñado por Beatriz Gaytán y corregido por Mary de Lara.

El dibujo fue obra de Jennifer Hennen

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Pueden leer otra versión de esta leyenda en: Juan Oso, versión de Hualahuises, N.L.

Algo sobre Rayones, N. L.

Rayones es un municipio serrano del centro de Nuevo León que al norte limita con Santiago; al oriente, con Montemorelos; al sur, con Galeana e Iturbide, y al poniente con Galeana y Arteaga, Coahuila.

Cuando arribaron los españoles a esta región, fundaron San Miguel del Tasajal, donde prosperaron varias haciendas; una de ellas, la de Jauquialanes (nombre de una tribu ya extinta) fue la que dio pie a la fundación de la cabecera municipal el 22 de septiembre de 1851. Posteriormente se le cambió el nombre por el actual, en honor a los hermanos Rayón (Francisco, Ignacio y Ramón), quienes participaron activamente en la Guerra de Independencia.

La fiesta patronal en Rayones se celebra el 29 de septiembre, dedicada a San Miguel Arcángel y en esa fecha da inicio la Feria de la Nuez que concluye en octubre.

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